Alberto Martín Sánchez*

 

Resumen: Este artículo tiene como objetivo principal analizar la influencia del auge de los partidos nacionalistas autoritarios en las respuestas al cambio climático. Se parte del contexto socioeconómico actual para analizar la incorporación de la retórica populista en el discurso negacionista, y se plantea un posible escenario futuro en el que el nacionalismo autoritario podría desarrollar un proyecto que aborde la crisis climática desde la exclusión social.

Palabras clave: negacionismo, cambio climático, nacionalismo autoritario, populismo

 

Abstract: The main objective of this article is to analyse the influence of the rise of the authoritarian nationalist parties in the responses to climate change. This article analyses the integration of populist rhetoric in the denialism within the socioeconomic context and raises the possibility of a future scenario where the authoritarian nationalism could develop a project to tackle climate crisis though social exclusion.

Keywords: denialism, climate change, authoritarian nationalism, populism

 

 

 

El avance del nacionalismo autoritario

El nacionalismo autoritario avanza posiciones en los Gobiernos y Parlamentos de todo el mundo. En relación con este proceso, están surgiendo múltiples respuestas al cambio climático. Para analizar este escenario, es importante tener en cuenta cuál es el contexto socioeconómico de partida.

Tras las crisis de 2008, las políticas de austeridad económica desmantelaron de manera desigual los estados del bienestar, que se demostraron impotentes frente a las dinámicas financieras globales. Los mecanismos de integración social quedaron debilitados; la precariedad hizo perder relevancia al trabajo como garante de derechos sociales y la confianza en un horizonte futuro de progreso social quedó quebrada. La ilusión de resolver las fricciones sociales a través de la democracia liberal, el mercado y la redistribución de la riqueza dejó de operar como antes.

 

El auge del negacionismo populista

A pesar del amplio apoyo social al reconocimiento de la emergencia climática, el avance de las formaciones nacionalistas autoritarias supone un riesgo para la implementación de políticas ambiciosas de transición energética y adaptación al cambio climático. Aunque prácticamente la totalidad de estas formaciones se oponen a las políticas climáticas, tienen un discurso relativamente heterogéneo. Sus discursos, en muchas ocasiones, son explícitamente negacionistas y cuestionan el consenso científico sobre la existencia del cambio climático antropogénico, pero también existen narrativas negacionistas más ambiguas. Estas se centran en enfatizar la injusticia social y económica que supone la acción climática, cuestionar su utilidad y minusvalorar los riesgos climáticos. Las formaciones nacionalistas autoritarias también han incorporado el uso de una retórica populista para socavar la percepción social de que el cambio climático es un problema legítimo que exige respuestas (Schaller y Carius, 2019). Este negacionismo populista, que asocia las políticas climáticas a intereses elitistas, supone una novedad respecto a los enfoques de las últimas décadas.

A finales del siglo xx, eran frecuentes los discursos negacionistas que cuestionaban explícitamente las evidencias del cambio climático antropogénico (McCright y Dunlap, 2000). Sin embargo, este negacionismo sufrió un declive y prácticamente se volvió residual, ya que la negación del cambio climático antropogénico fue cada vez más difícil de defender (Heras, 2013). Pero los discursos negacionistas, más que desaparecer, se adaptaron para ser más aceptables (Heras, 2013). Entonces surgieron nuevos negacionismos con estrategias más sofisticadas para desproblematizar este fenómeno. En su mayoría, estas nuevas posturas reconocen la existencia del cambio climático, su carácter antropogénico y el consenso científico en torno a su constatación, pero aun así son capaces de rebajar el nivel de ambición de las políticas y retrasar la reducción de emisiones.

Actualmente la retórica populista del negacionismo climático cuestiona la validez del consenso científico apelando al pueblo, cuya soberanía nacional amenazarían los acuerdos internacionales y los lobbies climáticos (Schaller y Carius, 2019). Es decir, la acción climática sería una preocupación de unas élites liberales que se oponen al estilo de vida de la gente común, la cual, de una u otra manera, depende de los combustibles fósiles.

Santiago Abascal, presidente del partido español Vox, afirmó en octubre del 2019: «Con la excusa del cambio climático, lo que están haciendo es restarnos libertad, decirnos qué tenemos que comer, que debemos tener menos hijos […], que no tenemos que andar en coche».[1] Poco después, volvió a declarar (Bocanegra, 2020):

A todos los españoles que están sufriendo les echan la bronca y los culpan de la emergencia climática, una emergencia climática que quieren que paguen los españoles más humildes, mientras Bruselas sigue facilitando la competencia desleal de productos extracomunitarios [… ]. Una emergencia climática que utilizan como excusa para destruir lo poco que va quedando de nuestra industria nacional.

Desde la perspectiva negacionista propia de este tipo de discursos nacionalistas autoritarios, la emergencia climática sería una certidumbre cultural que ofrece el Estado como terapia social ante la disgregación de las identidades tradicionales, religiosas, nacionales y familiares. La emergencia climática sería el resultado de una victoria cultural, impuesta a través del consenso de lo políticamente correcto. Esta victoria permitiría desarrollar políticas intervencionistas, globalistas, progresistas y multiculturales que supondrían una amenaza desde perspectivas nacionalistas, conservadoras y racistas.

La estrategia de este nuevo negacionismo consiste en polarizar el debate sobre el cambio climático e identificar las políticas climáticas con la izquierda. Esto pone al centro derecha frente a una disyuntiva: desplazarse hacia posiciones más radicales o compartir espacio político con la izquierda. En el primer caso, se ampliarían los márgenes de lo políticamente aceptable al normalizarse enfoques hasta el momento marginales. En el segundo caso, se conseguiría monopolizar la oposición a las posturas de izquierdas.

Aunque presenta limitaciones a corto plazo, este discurso podría condicionar a los demás actores para ampliar la legitimidad del negacionismo. En un contexto de malestar social, discursos inicialmente minoritarios como el negacionismo populista pueden llegar a conectar con la población.

 

El nacionalismo climático

Mientras los negacionismos cumplen su función de bloquear las políticas climáticas, existe una tendencia nacionalista cuyo objetivo es alinear la crisis climática con el desarrollo de políticas reaccionarias (López, 2019). Ante las dificultades del negacionismo para seguir bloqueando las políticas que emanan de evidencias científicas, y dadas las limitaciones del mercado global para generar gobernabilidad y paz social en el contexto de una crisis provocada por la diferencia entre el rendimiento del capital y el crecimiento económico (Piketty, 2013), el nacionalismo autoritario propone un modelo de gobierno que permitiría gestionar el colapso mediante la explotación de las diferencias sociales.

Imagen 1. La instrumentalización de la naturaleza que precede a su destrucción. Autor: Miguel Martín Sánchez.

Aunque la crisis de 2008 demostrase que, en términos soberanos, los Estados tienen enormes limitaciones frente a los procesos globales, lo cierto es que estos son espacios políticos centrales y están reescribiendo sus alianzas. En este sentido, el auge de los nacionalismos autoritarios ofrece un escenario futuro de autarquías que surgirían tras un proceso de desglobalización. Este tipo de nacionalismo propone un nostálgico regreso al pasado, la vuelta a un viejo Estado fuerte que garantice a una clase nacional la pertenencia a una comunidad homogénea, estable, segura y, en ocasiones, más verde. Ante la supuesta escasez de recursos para todas las personas, desarrollaría mecanismos de integración social bajo el paraguas del Estado, a través de la lucha entre pobres y el enfrentamiento interno.

En este contexto, algunas formaciones europeas nacionalistas autoritarias están girando desde posiciones negacionistas hacia posiciones más cercanas a la defensa del medioambiente, de modo que el ecologismo deje de percibirse como una lucha inherente y necesariamente progresista (Aronoff, 2019). La integración de elementos ecologistas formaría parte de una renovación del proyecto conservador que daría protagonismo a ciertas cuestiones ambientales, o al menos las conectaría con el resto de su agenda política.

Estos proyectos pretenden integrar el ecologismo y el conservacionismo ambiental en el proyecto conservador a través de una apuesta por el localismo, el consumo de proximidad, el arraigo a la tierra y la preservación de los paisajes y actividades tradicionales.

Marion Maréchal (2020), miembro del partido francés Agrupación Nacional y diputada de la Asamblea Nacional Francesa, habló así en la Conferencia de Conservadurismo Nacional. en Roma: «Preservar nuestros territorios, nuestra biodiversidad, nuestros paisajes debería ser la lucha natural de los conservadores. […] No quiero elegir entre los histéricos seguidores de Greta y los climaescépticos que niegan el daño causado por un modelo ultraproductivista y por la obsolescencia planificada».

Por otro lado, la cuestión de la migratoria tiene una importancia central en la política nacionalista autoritaria. En este sentido, algunas formaciones comienzan a relacionar el cambio climático con la migración y se oponen a reconocer el derecho al asilo a los refugiados climáticos (Schaller y Carius, 2019). Hervé Juvin (2019), diputado del Parlamento Europeo por el partido Agrupación Nacional, lo justifica así:

Cada ser humano comparte la responsabilidad del territorio en el que ha nacido, al que pertenece. Lo ha recibido de las generaciones pasadas y se lo debe a las generaciones futuras, más hermoso, acogedor y próspero. La idea del derecho individual a la movilidad es la mayor amenaza para cualquier sistema ecológico sostenible, especialmente para Europa. El tesoro de la diversidad cultural viene de la necesidad que siente cada sociedad humana de adaptarse al clima, a la geografía, a las especies endémicas y a la naturaleza que le fue dada. […] Las migraciones masivas, el turismo masivo y el compromiso obligatorio con el multiculturalismo son la mayor amenaza para el suelo, el clima y la biodiversidad de Europa.

Existen otros ejemplos de cómo la crisis climática se enmarca bajo esta perspectiva. Ante una noticia de La Stampa que resumía las conclusiones de un informe sobre migración climática en 2050 elaborado por el Banco Mundial, el ex primer ministro italiano Matteo Salvini tuiteó: «Es una locura explotar un tema serio como el medioambiente para legitimar la inmigración ilegal» (Schaller y Carius, 2019). En Austria —donde gobierna una coalición de conservadores liberales y ecologistas tras pactar un acuerdo que incluía nuevos impuestos a las emisiones de carbono y políticas antinmigración—, el Partido de la Libertad de Austria hace planteamientos similares: «El cambio climático nunca puede llegar a ser una justificación reconocida para el asilo. [Si el mensaje se difunde] Europa, incluida Austria, será inundada por millones de refugiados climáticos» (Schaller y Carius, 2019).

Las formaciones nacionalistas autoritarias, conscientes del rechazo que generaban, han modulado su discurso para ser menos beligerantes. Habitualmente asumen la integración de población migrante siempre que se incorpore a la identidad cultural nacional. Pero su vinculación de la seguridad nacional con la protección frente a las amenazas externas encarnadas en la inmigración pone de manifiesto una concepción homogeneizadora de la nación. Por ello, aunque las respuestas autoritarias respecto al cambio climático aún están poco desarrolladas (Schaller y Carius, 2019), existe un riesgo de que el aumento de migraciones climáticas se aproveche para implementar políticas excluyentes y xenófobas, con el pretexto de que las fronteras serían el mejor aliado para mitigar los impactos del cambio climático sobre la población nacional (Martínez, 2019).

 

Conclusión

En lo que se refiere a la crisis climática, hoy existen dos procesos en auge asociados al avance de las formaciones nacionalistas autoritarias. Por un lado, se ha incorporado una retórica populista a la estrategia negacionista del cambio climático y, por otro lado, algunas de estas formaciones están desarrollando un repertorio discursivo y político para afrontar la crisis climática con una postura xenófoba. En un contexto de malestar social y en un mundo globalizado, existe el riesgo de que estos procesos canalicen los temores, la incertidumbre y el resentimiento producidos por la debilidad relativa del Estado en relación con la inacción climática y la exclusión social.

 

Referencias

Aronoff, K., 2019, «The European Far Right’s Environmental Turn». Dissident (31 de mayo). Disponible en: https://www.dissentmagazine.org/online_articles/the-european-far-rights-environmental-turn, consultado el 11 de febrero de 2020.

Bocanegra, J., 2020. «Vox se erige como alternativa en lugar del PP: “Van al 8-M para que no les llamen fachas”». El Confidencial (8 de marzo). Disponible en: https://www.elconfidencial.com/espana/2020-03-08/vistalegre-vox-abascal-feminismo-8m_2486991, consultado el 20 de marzo de 2020.

Heras Hernández, F., 2013. «La negación del cambio climático en España: percepciones sociales y nuevos tratamientos mediáticos». En: R. Fernández Reyes y R. Mancinas-Chávez (comp.), Medios de comunicación y cambio climático. Sevilla, Fénix, pp. 155-170.

Juvin, H., 2019. «Ecology and Human Survival: The Project of a New Alliance for Life». Disponible en: https://hervejuvin.com/project-new-alliance-for-life, consultado el 10 de febrero de 2020.

Le Pen, M., 2020. «Convention nationale des municipales 2020: Discours de clôture de Marine Le Pen». Rassemblement National (16 de enero). Disponible en: https://rassemblementnational.fr/videos/convention-nationale-des-municipales-2020-discours-de-cloture-de-marine-le-pen, consultado el 28 de abril de 2020.

López, X., 2019. «Leviathan in Interiore Green New Deal».  La U. Revista de Cultura y de Pensamiento (7 de noviembre). Disponible en: https://la-u.org/leviathan-in-interiore-green-new-deal, consultado el 10 de febrero de 2020.

Maréchal, M., 2020. «The Faces of National Conservatism». The European Conservative. A Journal of Western Renewal (27 de febrero). Disponible en: https://europeanconservative.com/2020/02/the-faces-of-national-conservatism, consultado el 20 de marzo de 2020.

Martínez, L., 2019, «Extrema derecha y crisis climática. El riesgo del nacionalismo verde». El Salto Diario. Disponible en: https://www.elsaltodiario.com/cambio-climatico/ultraderecha-crisis-riesgo-ecofascismo, consultado el 11 de febrero de 2020.

McCright, A. M., y R. E. Dunlap, 2000. «Challenging Global Warming as a Social Problem: An Analysis of the Conservative Movement’s Counter-Claims». Social Problems, 47, pp. 499-522.

Piketty, T., 2013. El capital en el siglo xxi. Madrid, Fondo de Cultura Económica de España.

Schaller, S., y A. Carius, 2019. «Convenient Truths: Mapping Climate Agendas of Right-Wing Populist Parties in Europe». Disponible en: https://www.adelphi.de/en/publication/convenient-truths, consultado el 10 de enero de 2020.

Schwab, K., 2019. «La globalización 4.0 nos ayudará a enfrentar el cambio climático. Aquí le mostramos cómo». World Economic Forum (24 de enero). Disponible en: https://es.weforum.org/agenda/2019/01/la-globalizacion-4-0-nos-ayudara-a-enfrentar-el-cambio-climatico-aqui-le-mostramos-como, consultado el 11 de febrero de 2020.

* Alberto Martín Sánchez colabora con Ecologistas en Acción. Email: al.martin.san@gmail.com.

[1]. «Santiago Abascal: “Con la excusa del cambio climático nos están restando libertad”». La Vanguardia (10 de noviembre de 2019). Disponible en: https://www.lavanguardia.com/politica/20191110/471440010504/santiago-abascal-elecciones-generales-2019-vox-cambio-climatico-libertad-video-seo-ext.html, consultado el 11 de enero de 2020.

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