• Philippe Squarzoni
  • Crítica del libro: Virginia Yoldi López*
  •  Año: 2023
  • Editorial: Errata Naturae, Madrid
  • ISBN: 978-84-19158-51-2
  • Páginas: 265  
  • Traducción de Elena Pérez San Miguel

 

Palabras clave: Ensayo gráfico, digitalización, pérdida de derechos, crisis climática, low tech.

Keywords: Graphic essay, digitization, loss of rights, climate crisis, low tech.

DOI: doi.org/10.53368/EP67VyCL02

 

Philippe Squarzoni es un reconocido autor francés de cómics, tanto de ficción e intriga como de temática política. La oscura huella digital surge, junto con Cambio de clima (Squarzoni, 2022),[1] de su exhaustiva investigación sobre el cambio climático. Ambos se enmarcan en el género del ensayo gráfico, al que se adscriben los libros en que ilustración y texto se aúnan para transmitir y expresar ideas, dialogar con otros pensadores y dar cuenta de lo investigado con rigor y coherencia usando el lenguaje secuencial del cómic. Un género apropiado para el mundo actual en que el auge de la cultura visual se manifiesta en la profusión de fotos, vídeos y memes, donde las imágenes despiertan el pensamiento y se impone la idea de que lo visual genera significados que no son reductibles al lenguaje verbal o escrito.

El tema central de La oscura huella digital es el enorme impacto ambiental de las tecnologías digitales, con sus consecuencias en los hábitos de consumo, el trabajo, la economía, el ocio, la política, las relaciones humanas, etc.

Squarzoni elige para presentar sus reflexiones un limpio dibujo en blanco y negro de estilo sobrio y realista, elaborando viñeta a viñeta su propio lenguaje con gramática y significados singulares. Utiliza gran variedad de recursos gráficos, como reproducciones de fotos y fotogramas, mapas, diagramas, infografías, noticias, logos de marcas, etc., para representar la complejidad contemporánea y sus difíciles retos.

La oscura huella digital tiene elementos comunes con el cómic periodístico o documental comprometido de autores como Joe Sacco (2015) o Étienne Davodeau (2014): información de calidad, toma de postura y estudio sobre el terreno; pero, además, Squarzoni consigue dotar de calado filosófico a su libro, dado el extenso ámbito que estudia y la profundidad de las incógnitas que plantea. Una vocación filosófica que encontramos también en autoras como Alison Bechdel (2008) cuando teoriza sobre feminismo en sus cómics.

El hilo conductor que usa Squarzoni para guiarnos por las afectaciones de lo digital en el planeta y en nuestra existencia es su vida cotidiana con una hija pequeña durante la pandemia. Un modo de conectar lo privado y lo político, lo emocional y lo económico, lo personal y lo planetario, lo trivial y lo filosófico. Entramos y salimos de esos planos en un interesante juego artístico y reflexivo, mientras vemos cómo la pandemia supuso un impulso definitivo para las tecnologías digitales, que se extendieron a todos los terrenos sin previsión ni regulación.

Esta obra nos ayuda e invita a pensar algunas consecuencias de la ubicuidad de lo digital, tal como la exclusión de los desconectados, eso que Esther Paniagua (2021) llama la «automatización de la desigualdad». También dedica muchas páginas a la virtualización de trámites, trabajo y ocio, que está redefiniendo las condiciones laborales y de consumo, además de violentar algunos derechos como la privacidad, la libertad o la seguridad. Una vida en línea marcada por la manipulación, la vigilancia y la explotación. Pensadoras como Carissa Véliz (2021), Shoshana Zuboff (2020) o Remedios Zafra (2022) nos han advertido en el mismo sentido que Squarzoni sobre los efectos indeseados de lo digital en nuestras sociedades y la bulimia de datos de la Red. «You are the product» (p. 199), dice la viñeta final de una serie de páginas que ilustran la vorágine de trampas que nos tiende internet.

Pero quizá lo que más preocupa a Squarzoni es que se extienda la falsa idea de la inmaterialidad de la nube, como si lo digital no contaminara, ni generara residuos ni provocara daños ecológicos. Se aplica en demostrar que, contrariamente a lo que proclaman las empresas digitales con su «retórica verde», no están contribuyendo a la transición ecológica ni energética, como también hace ver Andreu Escrivà (2023). Squarzoni desmonta a conciencia la idea de limpieza de lo digital, al igual que Kate Crawford (2023) o James Bridle (2020). Desfilan ante nuestros ojos los contaminantes centros de datos, los cables submarinos y la minería inhumana de materiales escasos y necesarios para los dispositivos y terminales, cuya concepción cortoplacista genera una enorme masa incesante de residuos. «Es probable que internet sea la mayor infraestructura jamás desplegada en el planeta, un universo de cables y plantas, metales y hormigón» (p. 134).

Queda también reflejada la acumulación obscena de poder y capital por parte de las grandes empresas que controlan lo digital (Gafam), un tecnofeudalismo que amenaza la democracia como dice Cédric Durand (2021), uno de los pensadores en que se apoya explícitamente Squarzoni.

Como individuos y como sociedad, ¿qué podemos hacer para paliar estas derivas? El autor cree que los gestos individuales no bastan y deben ir acompañados de medidas políticas, regulación y normativas consensuadas y estrictas. Se muestra partidario de la low tech que defiende Philippe Bihouix (2014): un uso moderado, consciente y cauteloso de la tecnología. Por ejemplo, cuando su hija le pregunta por qué su móvil no es un smartphone, el padre contesta: «No lo sé, no me hace falta y, además, creo que me volvería adicto» (p. 210). Se trata de «minimizar la complejidad y la depredación sin renunciar al máximo número de servicios prestados», «trazar una línea entre lo esencial y lo prescindible» (p. 229). Analizar cada uso que hacemos de las tecnologías digitales, con reflexión y búsqueda de alternativas acordes con el cuidado del planeta. Así, el realismo descarnado que caracteriza este libro se conjuga con la adopción de un enfoque de futuro no apocalíptico, sino abierto a soluciones, subrayado por la presencia de la niña.

En definitiva, una lograda síntesis, compleja e inteligente, acerca de las consecuencias de las tecnologías digitales. Su combinación de dibujo y texto nos aporta lucidez para reflexionar sobre qué estamos haciendo en y con el mundo actual hiperconectado.

Referencias

Bechdel, A., 2008. Fun home. Barcelona, Random House Mondadori.

Bihouix, P., 2014. L’Âge des Low Tech. París, Éditions Seuil.

Bridle, J., 2020. La nueva edad oscura. Barcelona, Debate.

Crawford, K., 2023. Atlas de IA. Madrid, NED.

Davodeau, É., 2014. Rural. Barcelona, La Cúpula.

Durand, C., 2021. Tecnofeudalismo. Donostia, Kaxilda.

Escrivà, A., 2023. Contra la sostenibilidad. Barcelona, Arpa.

Paniagua, E., 2021. Error 404. Barcelona, Debate.

Sacco, J., 2015. Palestina. Barcelona, Planeta Cómic.

Squarzoni, P., 2022. Cambio de clima. Madrid, Errata Naturae.

Véliz, C., 2021. Privacidad es poder. Barcelona, Debate.

Zafra, R., 2022. El bucle invisible. Madrid, Nobel.

Zuboff, S., 2020. La era del capitalismo de la vigilancia. Barcelona, Paidós.

* Profesora-tutora de Filosofía en la UNED de Pamplona. E-mail: mvyoldi@gmail.com.

[1] Los títulos originales, Saison Brune y Saison Brune 2.0, aluden a una estación intermedia entre invierno y primavera en el estado de Montana.

 

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