Carolina Herrmann Coelho-de-Souza [*]

Traducido por: Bianca Custodio

 

Henri Lefebvre, filosofo y sociólogo francés (1901-1991) no trata directamente la temática del conflicto ambiental, pero sus teorías relativas al «espacio» proporcionan un entendimiento de estas disputas. Para él, el espacio tiene un contenido
social, con diversos sentidos; el espacio es político. El espacio presenta una triplicidad en relación dialéctica: es «percibido» en su base práctica, «concebido» por el orden impuesto y a la vez «vivido» por sus habitantes (Lefebvre, 1991 [1974]).

A continuación presento un fragmento de la teoría del espacio de Henri Lefebvre. Sus conceptos de espacio «abstracto» y espacio «diferencial » son valiosos en el contexto del estudio de los conflictos ambientales desde el enfoque de la ecología política. En efecto, estos conceptos pueden ser recuperados en el estudio de las luchas por la justicia ambiental, en tanto estas luchas buscan romper la «abstracción» en favor de la «diferencia». Además, las consideraciones de Lefebvre permiten dar indicaciones sobre cómo llevar a cabo esta ruptura: la «producción» de un «nuevo» (otro) «espacio».

La comprensión de tales conceptos contribuyen al «análisis espacial» de los conflictos ambientales (Coelho-de-Souza, 2014). Es necesario tener conciencia de la «espacialidad» de la vida humana, expandir su comprensión teórica y práctica más allá de los confines actuales, paralelamente a los enfoques tradicionales de las dimensiones «históricas» y «sociales» (Soja, 1999).

El espacio abstracto: el espacio de la acumulación 

Según Lefebvre (1991 [1974]), la historia del espacio muestra el creciente dominio de la «abstracción » y de lo «visual». Este fenómeno responde a una lógica particular. La «abstracción» es el espacio del capitalismo por excelencia, es el espacio dominante, de los centros de riqueza y de poder, según el autor. Es el espacio de las técnicas, de las ciencias aplicadas, y está definido por la «alienación cosificante».

El espacio abstracto es un instrumento político manipulado intencionalmente por el poder, el cual reproduce los «medios» de producción y sus «relaciones sociales» que se dan en lo cotidiano a través de la totalidad del espacio (Lefebvre, 1991 [1974]).

Según Lefebvre (1991 [1974]), el espacio abstracto oculta bajo su «aparente homogeneidad», bajo su «supuesto consenso», las relaciones reales y los «conflictos», con el propósito de hacer desaparecer las diferencias. El espacio abstracto provoca su propia disolución por los conflictos. Sus fisuras y contradicciones, que en éste y de éste surgen, son lo que le llevan a su final, hacia el espacio diferencial.

La naturaleza en el espacio abstracto

Según Lefebvre (1991[1974]), el valor de cambio, el «mundo de las mercancías» es impuesto en todo el planeta. El capitalismo se mantiene extendiéndose y ocupando todo el espacio, apoderándose de los espacios preexistentes de la Tierra, adueñándose del suelo, subsuelo y del «sobre suelo».

La naturaleza es distanciada por la técnica, por la ciencia inventada por las sociedades humanas, por la «abstracción»; de esta forma, la naturaleza es modelada, transformada y dominada. Al ser controlada es devastada, arruinada, desnaturalizada; llevando al límite la amenaza sobre la propia especie humana. La violencia de la abstracción es ejercida en las personas, en toda la naturaleza, en los recursos y en los territorios (Lefebvre, 1991[1974]).

Lefebvre (ibid.); 2008 [1973]) argumenta que la naturaleza es la «nueva rareza», que su valor de uso se ha convertido en valor de cambio. Se destruye y transforma la naturaleza según las necesidades de la «sociedad neo-capitalista», siendo generalizada su venalidad (Lefebvre, 2008 [1973]). El «espacio-naturaleza» es sustituido por el «espacio-producto» (Lefebvre, 1975; 1991 [1974]).

Esta estrategia destruye el porvenir para atender los intereses inmediatos, es la trágica supremacía del «espacio» (abstracto) sobre el «tiempo» que se puede observar en la naturaleza (Lefebvre, 1991 [1974]). En contraposición a la finitud de la naturaleza y de la tierra se opone la ciega creencia en la potencia infinita de la abstracción (Lefebvre, 1991[1974].).

El espacio diferencial

Lefebvre (ibid.) afirma que la «diferencia» es una teoría difícil e inacabada, que va de lo «concebido a lo vivido», partiendo del contexto actual para transgredirlo, y que para ello se hace necesario actuar en las fisuras del espacio abstracto. El concepto de diferencia es una reflexión intelectual que tiene lugar sobre la práctica, la diferencia no puede darse exclusivamente en el pensamiento.

La diferencia rechaza y se opone a «lo que ya está dado, lo conocido, para revelar y afirmar diferencias» (Nasser y Fumagalli, 1996: 29, traducción propia). Las diferencias están al margen de la homogeneización del espacio abstracto, ellas son resistencias, exterioridades; el distinto es el excluido, el periférico (Lefebvre, 1991 [1974]).

El camino para que la diferencia alcance a lo concreto pasa por un «contra-espacio», un «contraproyecto». En otros términos, las fuerzas que se oponen a las intenciones estratégicas del espacio abstracto, son obstáculos que se instalan en su interior. Es la «negación activa», «teórica y práctica» que se opone a lo abstracto.

El paso para la realización de las diferencias

De acuerdo con las reflexiones de Lefebvre (1975), es necesario que se entienda que no hay solamente una lógica en la sociedad sino más bien varias lógicas. La amplia transición podrá definirse de muchas formas, distintas y convergentes (Lefebvre, 1991[1974]).

La revolución requiere la capacidad creadora de obras en la vida cotidiana, en el lenguaje, en la práctica, en el espacio (Lefebvre, 1991[1974]). Según el autor, una transformación en la sociedad presupone la posesión y gestión común del espacio, que se logra mediante la intervención activa y continua de las interesadas en un espacio que es apropiado y no dominado. Lefebvre plantea rehabilitar el uso contra el intercambio. Es necesario una «vida nueva» (otras prácticas sociales) para un «espacio nuevo» y viceversa (Lefebvre, 1991[1974]).

El movimiento del «posible-imposible»

Las relaciones de producción del espacio abstracto rompen los espacios de la «utopía»; de este modo las posibilidades prácticas se reducen (Lefebvre, ibid.). En el horizonte se abren múltiples posibilidades para crear, estimuladas además por «sueños» e «imaginación». La utopía para Lefebvre es, en los términos de Ernst Bloch (1977), una «utopía-concreta» dirigida a la realidad, que existe solamente como posibilidad objetiva, vinculada a lo «real-posible».

La producción de un nuevo (otro) espacio exige un proyecto teórico y práctico de largo plazo (Lefebvre, ibid.). Este proyecto debe vencer la distancia entre «ciencia» y «utopía», «realidad» e «idealidad», y debe tender a explorar la relación dialéctica «posible imposible» (Lefebvre, ibid.). La «imposibilidad» está dentro del espacio abstracto, dentro de sus «condiciones», diría Bloch (1977). Pero en ciertas condiciones el imposible se hace posible, cuando las «condiciones» pasan a ser «existentes» (Bloch, 1977).

Ahora más que nunca, no existe pensamiento sin utopía, si nos damos por satisfechos en constatar, en ratificar, lo que tenemos ante nuestra vista, no iremos muy lejos, permaneceremos con lo ojos fijos en lo real (…) nos hallamos ante límites que hacen muy difícil discernir entre lo posible y el imposible (Lefebvre, 2008 [1973]: 73, traducción propia).

Del movimiento «posible-imposible» surge la diferencia. En otros términos, «el movimiento mediante el cual el posible es la diferencia que logra romper, transgredir y vencer lo homogéneo y que al alcanzar este propósito genera, como capacidad diferencial, la posibilidad de transformación de la práctica social» (Nasser y Fumagalli, 1996: 35, traducción propia). Lefebvre (1975: 129, traducción propia) concluye:

El diferencialismo no es un sistema. ¿Se trata de discutir acerca de la diferencia? No. Se trata de vivir, no de pensar, sino de «ser» diferente.

Referencias

Coelho-de-Souza, C. H. (2014), «A necessária utopia: uma das representações do espaço da resistência na Serra do Gandarela». En Anales del International colloquium Epistemologies of the South: South-South, South-North and North-South global learning- Coimbra, 10, 11, 12 de julio de 2014 publicado en Revista Crítica de Ciências Sociais. Coimbra/Portugal: Proyecto ALICE / CES – Universidad de Coimbra.

Bloch, E. (1977), El Principio Esperanza. Tomo I. Madrid: Aguilar. Lefebvre, H. (1975), El Manifiesto Diferencialista.
2ª Ed. México: siglo veintiuno.

Lefebvre, H. (2008 [1973]), Espaço e política. Belo Horizonte: Editora UFMG.

Lefebvre, H. (1991 [1974]), The Production of Space. Oxford: Blackwell.

Nasser, A.C.A. y Fumigalli, M. (1996), «A opressão da equivalência, as diferenças». En Martins, J. S. (coord.) Henri Lefebvre e o retorno à dialética. São Paulo: Editora Hucitec.

Soja, E.W. (1999), Thirdspace: Journeys to Los Angeles and Other Real-and-Imagined Places. Oxford: Blackwell (reimpresión).

[*] Universidade Federal de Minas Gerais/Brasil (carolinaherrmanncs@gmail.com)

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