• bioeconomia
  • La bioeconomía de Georgescu Roegen
  • ÓSCAR CARPINTERO
  • Editado por: Montesinos
  • Año: 2006
  • ISBN: 84-96356-63-9
  • 280 pp.
  • Crítico del libro IVAN MURRAY MAS*

«Es como si la especie humana pareciera decidida a llevar una vida corta pero extravagante» (Georgescu-Roegen in Carpintero 2007:5 1)

En el año del centenario del nacimiento de Nicholas GeorgescuRoegen (1906-1994) se publicaba uno de los pocos trabajos en castellano sobre el economista rumano al que podríamos atribuir la «paternidad» de la economía ecológica, así como la propuesta desarrollada en este número de EP sobre el decrecimiento. El hecho de estar publicado en castellano,«una lengua de escaso uso científico» (Martínez Alier 2006: 12), ya parece de por sí una osadía intelectual, pero cuando uno se adentra en las entrañas del libro descubre que la «osadía» de Óscar Carpintero se multiplica debido a la profundidad con que se abordan los diversos contenidos del libro.

El trabajo de Carpintero sobre la bioeconomía de GeorgescuRoegen (GR) debe enmarcarse en el particular contexto que se da en el Estado español, donde desde hace unos cuarenta años (¡ya!), contamos con las sugerentes propuestas de dos economistas transgresores como son José Manuel Naredo y Joan Martínez Alier. Los dos economistas conocieron el trabajo del economista rumano, en los tiempos previos a la «red» y, gracias a ellos, podemos decir que GR no era un desconocido por estas tierras.

La Bioeconomía es un libro en el que Óscar se aproxima al trabajo de GR después de haber realizado una excepcional tesis doctoral sobre el metabolismo socioeconómico y la huella ecológica de la economía española (Carpintero, 2005). De esta manera, el joven economista ecológico conocía ya en profundidad los temas en los que GR se había sumergido. Por ello, el libro adquiere un interés especial ya que no sólo apunta las aportaciones de GR, sino que las analiza poliédricamente, contextualizándolas en su momento histórico, en las discusiones dentro de la disciplina económica, en las propuestas procedentes de otros campos y las reflexiones posteriores sobre aquellas cuestiones. Además, Carpintero tuvo la oportunidad de visitar, en el otoño de 2005, la Universidad de Duke (EEUU) donde se encuentran los archivos personales de GR. No obstante, el texto ya había sido ultimado y el material recopilado en Duke no fue añadido, salvo algunas matizaciones.

Una cuestión que merece la pena destacar sobre la propuesta de Óscar es la conexión permanente entre los aspectos biográficos de GR y sus elaboraciones intelectuales. Georgescu nació en Rumania en el seno de una familia humilde, de la que heredó un acusado sentido de la justicia y una especial responsabilidad hacia las tareas intelectuales. GR, gracias la obtención de becas, se licenció en matemáticas en Bucarest (1926), desplazándose luego a París para doctorarse en estadística (1927-1930). Tras París se dirigió a Londres, contactando con el matemático y estadístico Karl Pearson, de quien admiraba su enorme inquietud intelectual. Hacia 1933 GR se dirigió a Harvard, donde trabajaría junto al economista austríaco J.A. Schumpeter y conocería a un buen elenco de economistas.

En los años treinta, GR se había convertido en economista y a mediados de la década se dirigió hacia su país natal cargado con la caja de herramientas de la economía (ortodoxa) empujado por esa responsabilidad que siempre le caracterizó. Se dice que GR abandonó lo que pudo ser un «camino de rosas» en Harvard para aventurarse en quimeras por Rumania, donde podía aportar lo atesorado gracias a su situación privilegiada tras haber recorrido miles de quilómetros y haber visitado los «templos» del conocimiento occidental, conociendo algunos de los protagonistas del siglo XX. Aquel retorno a Rumania tuvo importantes repercusiones en el joven GR, impulsándolo a cuestionarse el dogma económico dominante (neoclásico). Además, GR investigó las cuestiones campesinas, lo que a su vez contribuyó a contrastar críticamente la teoría económica adquirida en los EE UU. GR ingresó en el Partido Nacional Campesino (ilegalizado en 1938), lo que suponía una posición crítica respecto a las interpretaciones soviéticas y pro soviéticas que propugnaban el «desarrollo de las fuerzas productivas» y la estatización de toda la propiedad, incluso la de aquellos pequeños campesinos y las comunales. Por ello, GR podría enmarcarse en la corriente hoy en día conocida como agroecológica, o aquella de los Narodnik de S. Podolinski. El «exilio en Rumanía» finalizó en 1948 (1) y regresó a los EEUU, consiguiendo trabajo en la Universidad de Vanderbilt (Tennessee).

El interés en las experiencias personales de GR yace en el hecho que éstas tienen un importante impacto en sus proposiciones intelectuales, desplazándole progresivamente de la ortodoxia económica. Por otro lado, cabe destacar el hecho que GR llegase a la economía procedente del universo de las matemáticas, siendo además un excelente matemático. Ello le dotaba de una posición privilegiada en momentos de auge de la economía marginalista. Ese dominio de las matemáticas y el espíritu crítico le permitió cuestionar en sus primeros artículos algunos de los fundamentos «supuestamente» más sólidos de la economía convencional (p.ej. la teoría del consumo, la teoría de la producción, la de distribución de la renta, etc.), eso sí, en un «impecable lenguaje matemático». Carpintero define aquella etapa como la del Georgescu-Roegen heterodoxo. En aquellos tiempos GR puso el acento en algunas inconsistencias matemáticas de algunos presupuestos de la economía, los aspectos aritmomórficos y cuestionó el carácter uniformizador del homo economicus, así como el carácter ahistórico y ageográfico de la economía convencional.

En las reflexiones sobre las economías agrarias realizadas por GR se encuentran rastros de una nueva etapa, la del GeorgescuRoegen disidente. En ellas se planteaba críticamente, entre otros, acerca de la universalidad de los planteamientos económicos dominantes (neoclásico y marxista) al aplicarse en economías periféricas y agrarias, se incidía en el análisis institucional y se apuntaban las diferencias entre el proceso productivo agrícola versus el proceso industrial. El inquieto GR no podía permanecer «sentado» en la comodidad que la ortodoxia le podía otorgar, por lo que, desde sus comienzos estuvo navegando en las aguas revueltas de la pluridisciplinariedad. La obra del físico Erwin Schrödinger (2) ¿Qué es la vida?, donde se incidía en el hecho que la vida no era ajena a les leyes de la termodinámica, se convirtió en su libro de cabecera. En el año 1966 se publicaba la obra de GR Analytical Economics, donde se recopilaban buena parte de sus trabajos hasta la fecha, es decir los de la época heterodoxa, pero en cuya introducción (unas 129 páginas) se introducían los hilos argumentales del nuevo enfoque que GR estaba desarrollando.

Ese dominio de las matemáticas y el espíritu crítico le permitió cuestionar en sus primeros artículos algunos de los fundamentos «supuestamente» más sólidos de la economía convencional

Georgescu mostraba una creciente inconformidad con la ciencia económica, cada vez más preocupada por aspectos formales (y para los que él estaba excelentemente preparado) y respecto la creciente falta de conexión entre las ciencias sociales y las naturales. Si Schrödinger argumentaba que la vida estaba vinculada a las leyes de la termodinámica, GR recordó que la economía estaba vinculada a la vida y por supuesto a las leyes de la termodinámica. Aquellas aportaciones aparecidas en la introducción de Analytical Economics se acabaron de materializar en la célebre obra La ley de la entropía y el proceso económico, publicada el 1971.(3) Acertadamente, Carpintero (2006:103-104) al analizar la obra del maduro GR, sostiene que se trata de mucho más que «uno de los libros fundacionales de la Economía Ecológica». Se podrían destacar cuatro aspectos: en primer lugar, una detallada crítica de la epistemología mecanicista, poniendo el «dedo en la llaga» al señalar la incoherencia que supone que la economía adoptase ese enfoque en el momento en que la física mecanicista entró en crisis; en segundo lugar, se introduce y discute ampliamente el concepto de entropía, destacando su difícil entronque con la epistemología mecanicista; en tercer lugar, y en base a la ley de la entropía, supone una reivindicación del concepto de evolución frente al mecanicista de locomoción como pieza clave de reflexión científica sobre el mundo; y en cuarto lugar, aplicó ese viraje epistemológico al campo económico.

Georgescu destacó el hecho que el proceso económico no podía entenderse aisladamente de las leyes que rigen la naturaleza. Así pues, en la obtención de bienes y servicios, la especie humana transforma recursos naturales con baja entropía y los convierte en productos y residuos de alta entropía. Ello implica el aumento de energía no disponible y, por tanto, de escasez. La consideración de la dimensión entrópica del proceso económico ponía en jaque al «dios dinero», que no realiza distinción cualitativa alguna y que era -y es-, el principal instrumento de gestión y la única vara de medición sobre la que bascula la economía ortodoxa. GR atendió a la relevancia que tenía el dinero, en tanto y cuanto estímulo del comportamiento de la especie humana. Al dar éste una señal equivocada sobre el deterioro ecológico, GR propuso la redefinición de la teoría del valor de cambio, para que reflejase de manera más veraz los aspectos biofísicos y los cualitativos. Además, las reflexiones de GR ayudaron a establecer lazos entre diferentes disciplinas y abordar la cuestión económica más allá de la pecuniaria, introduciendo la dimensión biofísica, por lo que las corrientes de la ecología industrial, la agroecología o la ecología urbana tienen en las propuestas de GR un claro precedente. También recogió la distinción realizada por Alfred Lotka entre órganos endosomáticos y exosomáticos, definiendo el control y posesión de esos órganos exosomáticos como fuente de importantes desigualdades sociales. En definitiva, GR apuntó hacia esa economía «autista» como foco emisor de la plaga del deterioro social y ecológico, al tiempo que planteó líneas alternativas; todo lo cual nos lleva a pensar que las pretensiones de aderezar los llamados problemas ambientales sin meter mano en la «caja negra» de la economía rozan más bien lo ingenuo.

El hecho de que esta obra apareciera en el momento de ascenso de la preocupación ecologista (e inicio de la llamada crisis petrolífera), y justo un año antes que muchos de los best seller del tema medioambiental (p.ej. Los límites al crecimiento), encumbraron a GR sobre esa ola, pero eclipsando, en cierta manera, algunas de las cuestiones de fondo propuestas por el economista disidente. La rigurosidad intelectual de GR se combinó con el carácter cada vez más agrio del rumano, traduciéndose esto en enemistades con algunas personas que podían haber sido sus compañeros de filas en la crítica a la «dictadura» del pensamiento económico dominante, y en el análisis de la crisis ecológica. Entre otros, se enemistó con el que había sido su discípulo, Herman E. Daly, por la propuesta acerca del Estado Estacionario, y con el ecólogo Howard T. Odum por lo que definió como «dogmatismo energético».

Se sabe que GR estaba trabajando en un nuevo libro en el que iba a desarrollar sus teorías bioeconómicas.(4) Este trabajo no vio la luz, aunque GR expuso sus argumentos en diferentes textos. Carpintero esboza las líneas de esas teorías y nos invita a «pensar con Georgescu-Roegen y más allá de Georgescu-Roegen». En ese trayecto resultan imprescindibles las obras de Martínez Alier y Schlüpmann (1991), Naredo (2003 [1987]), Naredo y Valero (1999), Martínez Alier (2005) y Naredo (2006), además de las ya citadas del propio Óscar Carpintero. La Bioeconomía…cuenta con abundante bibliografía, resultando un excelente cuaderno de bitácora en el que se marca el rumbo de esta corriente. Desde los seguidores japoneses, italianos, norteamericanos, españoles, etc.

Las reflexiones de Georgescu-Roegen, aunque no siempre se sea consciente, han tenido una gran incidencia en el movimiento ecologista y anticapitalista que hoy aboga por el decrecimiento. Carpintero nos introduce magistralmente en la vida y pensamiento del economista disidente que ofrece unas herramientas intelectuales fundamentales para desandar el camino que nos conduce a ese precipicio llamado crecimiento.

REFERENCIAS

CARPINTERO, O. (2005), El metabolismo de la economía española. Recursos naturales y huella ecológica (1955-2000). Fundación César Manrique, Lanzarote.

CARPINTERO, O. (ed) (2007), Nicholas Georgescu-Roegen. Ensayos bioeconómicos. Antología. Los libros de la catarata, Madrid.

GEORGESCU-ROEGEN, N. La ley de la entropía y el proceso económico. Fundación Argentaria-Visor Distribuidores, Madrid.

MARTÍNEZ ALIER J. y SCHLÜPMANN, K. (1991), La economía y la ecología. FCE, México.

MARTÍNEZ ALIER, J. (2005), El ecologismo de los pobres. Icaria, Barcelona.

NAREDO, J. M. La economía en evolución. Historias y perspectivas en las categorías básicas del pensamiento económico. Ed. Siglo XXI, Madrid (3ª edición), 2003 [1987].

NAREDO J.M. y VALERO A. (dirs.) (1999), Desarrollo economico y deterioro ecologico. Fundacion Argentaria-Visor Distribuidores, Madrid, 1999.

NAREDO, J.M. (2006), Raíces económicas del deterioro ecológico y social. Más allá de los dogmas. Siglo XXI, Madrid.

* Profesor del Departament de Ciències de la Terra – UIB (Universitat de les Illes Balears). GIST (Grup d’Investigació en Sostenibilitat i Territori). Miembro del GOB-Mallorca.

1 Durante ese período se sucedieron cuatro dictaduras: Carol II, Mijhai Carol I, Ion Antonesc i Petru Goza.

2 Erwin Schrödinger (1887-1961) físico austriaco que consiguió el Premio Nobel en física el año 1933.

3 Esta obra fue traducida al castellano 25 años después (GeorgescuRoegen, 1996), gracias al afán de J.M. Naredo, y en la que hay un excelente prólogo del francés Jacques Grinevald.

4 Así lo anunció en el libro publicado en 1976, Energy and economic myths.

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