Joshua Beneite-Martí*

DOI: doi.org/10.53368/EP64NPVbr02

 

Resumen: Papúa Occidental es un territorio anexionado de forma irregular a la República de Indonesia que sirve como despensa a esta y al capitalismo global. Durante las últimas décadas se han sucedido numerosos abusos en materia de derechos humanos y en el plano medioambiental dentro de su territorio, ya sea la represión violenta de las demandas de libertad de este pueblo o el expolio indiscriminado e irresponsable de sus recursos naturales. Como respuesta a esta situación, poderosamente alentada por la inacción de los organismos internacionales, el comité ejecutivo de la Unión de Movimientos por la Liberación de Papúa Occidental ha decidido declararse como el primer «Estado verde» de la historia de la humanidad. Una lucha en la que se entrecruzan las demandas locales y el proyecto de un mundo más sostenible y justo para todos y todas sus habitantes, ya sean humanos o no.

Palabras clave: Papúa Occidental, colonialismo, política ambiental

Abstract: West Papua is a territory irregularly annexed to the Republic of Indonesia and serves as a larder for Indonesia and global capitalism. Over the past decades, there have been numerous human rights and environmental abuses within its territory, both through violent repression of the people’s demands for freedom and the indiscriminate and irresponsible plundering of its natural resources. In response to this situation, strongly encouraged by the inaction of international organizations, the executive committee of the United Liberation Movement for West Papua has decided to declare itself the first «Green State» in the human history. This is, without doubt, a struggle in which local demands and the future project of a more sustainable and just world for all its inhabitants, whether human or non-human, are intertwined.

Keywords: West Papua, colonialism, environmental politics

 

Introducción

Muy poca gente es consciente de la problemática situación que atraviesa Papúa Occidental, sede de una lucha por la descolonización y la autodeterminación con mayor tradición de la historia. Las demandas de la población papú son desoídas por la ONU de forma sistemática: aunque desde mediados del siglo pasado es de sobra conocida la situación de expolio, abuso de los derechos humanos y colonialismo que sufre por parte de la República de Indonesia, ni siquiera está oficialmente recogida en la lista de territorios no autónomos.

Cuando Holanda retiró sus tropas coloniales del archipiélago indonesio, Papúa Occidental —mitad izquierda de la exuberante isla de Nueva Guinea— primero permaneció en un limbo geopolítico y luego fue anexionada de forma por completo irregular a la recién fundada República de Indonesia. En 1969 se convocó un referéndum (el Acto de Libre Elección) que pretendía sondear si la población papú era partidaria de anexionarse a la República, o si, por el contrario, prefería emprender el camino de la autodeterminación. En ese referéndum, al que prácticamente no acudió la prensa ni otra presencia internacional, solo pudieron participar 1022 personas papúes —de una población de más de un millón— que, para colmo, fueron sobornadas o coaccionadas mediante amenazas (Webb-Gannon, 2022). Como resultado, Papúa Occidental se anexionó a Indonesia y, en la actualidad, es la provincia más pobre y conflictiva de este moderno Estado del Sudeste Asiático.

A principios del siglo xxi, mediante la escenificación de una pantomima, se le concedió una «ley especial de autonomía» (Ley 21/2001) que debía velar por la promoción del desarrollo y la protección de los intereses y los derechos de la población papú. Pero la realidad es que allí continuó viviéndose un clima de inestabilidad social marcado por el racismo, la expropiación de tierras, la represión política, el asentamiento de colonias o incluso los asesinatos indiscriminados por parte de las fuerzas del orden. Respecto del desarrollo, Papúa Occidental puntúa invariablemente en la última posición de innumerables indicadores relativos a la sanidad, la vivienda y la educación en los rankings nacionales anuales (Beneite-Martí, 2021). La cuestión medioambiental es uno de los puntos candentes en este conflicto, ya que Papúa Occidental posee una de las minas de oro más ricas del planeta —la Grasberg—, junto a innumerables recursos energéticos y tierra de sobra para cultivar u obtener madera o, simplemente, realojar a la población excedente de otras partes de la República. No en vano, el dictador Suharto, incluso antes de resolverse el mencionado Acto de Libre Elección —y, por tanto, sin autoridad legal para hacerlo—, ya había cerrado un sustancioso contrato con la compañía minera Freeport-McMoRan en 1967 para explotarla.

 

Unión de Movimientos por la Liberación de Papúa Occidental

Desde 1962 existe un movimiento organizado de resistencia a la colonización indonesia. Este cuenta con un brazo armado (Ejército de Liberación Papú u OPM) y otro pacífico que reúne numerosas iniciativas civiles: la Unión de Movimientos por la Liberación de Papúa Occidental (UMLWP por sus siglas en inglés). Benny Wenda es uno de los líderes que, desde un exilio forzado, orientan los movimientos de la UMLWP, y fue declarado clandestinamente presidente en funciones del territorio papú durante el año pasado. Una de las primeras medidas que ha tomado el comité que rige esta iniciativa ha sido la declaración de un pionero «Estado verde» (UMLWP, 2021) como respuesta a la degradación multinivel a la que es sometida Papúa Occidental por Indonesia y diversas multinacionales.

Para la ULMWP, las tribus melanesias son las mejores guardianas de la «isla verde de Nueva Guinea» y el «archipiélago azul de Melanesia». Por ello, han decidido postularse para la tarea de resolver la crisis medioambiental mundial proclamando a Papúa Occidental como un moderno Estado-nación y el primer Estado verde en la historia de la humanidad. Para el equipo de la ULMWP proclamar un Estado verde en Papúa Occidental representa un esfuerzo por «hacer las paces con la naturaleza en el siglo xxi» que comienza en su propio territorio, pero también se abre hacia los países hermanados de las islas del Pacífico y, por último, a todo el espacio internacional. Su principal objetivo es «restaurar, promocionar y mantener el balance y la armonía entre seres humanos y no humanos, basándose en la reciprocidad y el respeto hacia todos los seres». Para ello, incorporan la noción de sostenibilidad, la conservación de la biodiversidad y el respeto por las generaciones futuras al promulgar un Estado centrado en las necesidades del medio ambiente y la sociedad, antes que en las de la economía. El Estado verde se declara custodio del suelo, los bosques, el agua y el entorno natural en general, considera el ecocidio como una ofensa nacional y propone que también tome partido contra él la Corte Penal Internacional. Por ello se plantea tomar medidas urgentes para combatir y mitigar el calentamiento global y la emergencia climática, actuar sobre el impacto de la extracción de gas, la minería, la deforestación o las plantaciones de palma, junto a otras actividades que tienen lugar en el espacio de Papúa Occidental.

El Estado verde de la UMLWP combina aspectos del moderno Estado democrático con su propio enfoque tradicional y comunitario, incluido un poder legislativo representativo, un gobierno ejecutivo responsable y un sistema judicial imparcial. Dicho Estado intenta garantizar la independencia de sus instituciones y mecanismos para prevenir la corrupción o el mal uso del poder en todos los niveles dentro de sus fronteras. En particular, sugiere crear mecanismos para evitar que los apéndices coercitivos estatales (policía, ejército, etc.) abusen y repriman a la ciudadanía o a cualquier persona residente, y defiende la protección de los derechos humanos, incluidos los de la mujer, la infancia y los grupos minoritarios. En este Estado, como señala el texto base, las decisiones se tomarán atendiendo a las autoridades consuetudinarias y al conocimiento indígena, pero sin descuidar los actuales estándares y principios internacionales de protección y gestión del medio ambiente. Una de las medidas más interesantes, a la par que complicada, es que el Estado verde ofrecerá educación y asistencia médica gratuitas a su ciudadanía y desarrollará políticas sociales y económicas acordes a estos servicios.

El trasfondo ideológico del Estado verde incorpora una «filosofía verde» basada en la sabiduría melanesia que aboga por el holismo y la visión de la vida como un disfrute al servicio no solo de la mente, sino también del corazón. Para ello, promueve unos valores de «vida verde» que comprenden vivir en equilibrio con uno/a mismo/a, pero también con cualquier otra persona o grupo de seres vivos, pues la comunidad moral y política del Estado verde comprende la participación equitativa de cualquier ser —ya sea humano, animal, vegetal o incluso espiritual— antes que un comunitarismo restringido. En esta línea, la filosofía del Estado verde exige también a su ciudadanía que cuide de todos quienes habitan su territorio, individual y colectivamente, ya sean humanos o no. Por último, plantea la armonía como la estrella que orienta toda esta filosofía, el amor hacia todos los seres existentes como el principio rector de este proyecto de pretensiones globales.

 

Conclusiones

Puede que los propósitos del Estado verde papú parezcan ambiciosos; de hecho, la promesa de una sanidad y una educación universalmente gratuitas se nos antoja —aun desde nuestra posición privilegiada— un asunto complicado. Sin embargo, su determinación en este sentido ecosociopolítico es la confirmación de que no podremos avanzar en nuestro camino contra la destrucción del medio ambiente y por la justicia global sin tener en cuenta el bienestar de esas personas que, pese a ser consideradas indígenas, juegan un papel fundamental en la protección de la ecosfera planetaria. La situación de Papúa Occidental es un ejemplo, qué duda cabe, de la imbricación entre las luchas decoloniales y la protección de los ecosistemas globales. Pero el problema es que las perspectivas no son nada halagüeñas. Sin ir más lejos, durante el año pasado se ha renovado —de nuevo sin consenso de las voces papúes—la dichosa ley especial de autonomía (ahora Ley 2/2021), un movimiento por parte del Gobierno indonesio que, en pocas palabras, asegura el colonialismo durante otros veinte años (período en que esta ley estará vigente). La nueva enmienda, antes que velar por los derechos humanos y la promoción del desarrollo sostenible, contribuye al endurecimiento del conflicto al limitar la participación política de la población nativa, reavivar el flujo de inmigración colonizadora, derogar las moratorias en materia de extracción y explotación del territorio —mientras que se limita el porcentaje que obtiene la población local por estos ejercicios económicos— e imponer la división estratégica del territorio papú en nuevas provincias, lo que implica establecer más comisarias y más cuarteles indonesios (Chairullah, 2021). Un conflicto que enfrenta a gentes pertrechadas con arcos, lanzas y unos pocos subfusiles ajados contra un ejército subvencionado por las naciones con intereses económicos en el territorio papú que dispone de todo tipo de medios. Nada, o casi nada, nos da indicios de que la situación en Papúa Occidental vaya a mejorar.

Pese a quedar tan lejos desde el punto de vista geográfico, la lucha por un Estado verde en Papúa Occidental nos es insoportablemente cercana desde el plano ecológico y moral: ha de ser también nuestra lucha. Pero, sin la ayuda internacional y la necesaria presión al Gobierno indonesio y las despiadadas multinacionales que protagonizan este crimen, se tardará mucho —tal vez demasiado— en alcanzar el escenario ideado por la UMLWP para liberar del yugo capitalista y la degradación medioambiental no solo a su pueblo, sino también al resto del planeta. Aquí reside gran parte del inestimable valor y la valentía que irradia este proyecto pensado desde la ultraperiferia del mundo. Papua Merdeka!

 

Referencias

Beneite-Martí, J., 2021. «Education, Colonialism and Necropolitics in West Papua». Wiseman, A.W. (ed.), Annual Review of Comparative and International Education 2021. Bingley, Emerald Publishing Limited, pp. 207-227.

Chairullah, E., 2021. Indonesia’s Failure in Papua: The Role of Elites in Designing, Implementing and Undermining Special Autonomy. Londres, Routledge.

UMLWP – United Movements for the Liberation of West Papua, 2021. «Green State Vision». Disponible en: https://greenstatevision.info/, consultado el 15 de agosto de 2021.

Webb-Gannon, C., 2022. Morning Star Rising: The Politics of Decolonization in West Papua. Honolulu, University of Hawai’i Press.

* Universitat de València. E-mail: beneite@uv.es.

 

Descargar artículo

La revista Ecología Política se publica gracias al apoyo de sus suscriptores/as. Este es un proyecto sin ánimo de lucro por lo que todos los recursos donados se dedicarán exclusivamente a realizar y mejorar la revista Ecología Política. Puede adquirir la versión en papel de la revista así como suscribirse a ella y contribuir a su creación y difusión.

Compra la revista Suscríbete Suscríbete al newsletter

Pasado un año desde su publicación, los contenidos pasan a ser de libre acceso. Puede consultar este contenido de forma gratuita y descargarlo en formato pdf y/o ePub.

Descargar pdf Descargar ePub