El Banco Mundial no debería formar parte de ningún mecanismo multilateral de Naciones Unidas de financiación para la mitigación, adaptación, o desarrollo y transferencia de tecnologías relativas al cambio climático, y tampoco debería participar en iniciativas sobre bosques relacionadas con el cambio climático. Cuando el mundo se prepara para la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático en Poznan, Polonia, nosotras, las organizaciones abajo firmantes, queremos manifestar nuestra oposición a que el Banco Mundial juegue algún rol en el régimen climático internacional.

El Banco Mundial es un gran contaminador del clima, y sigue sin responsabilizarse de sus propias emisiones de gases de efecto invernadero. Desde 2007, el Grupo Banco Mundial ha aumentado en un 94% sus préstamos para carbón, petróleo y gas, sumando más de 3 mil millones de dólares. Desagregados, sólo en el último año, los préstamos para el carbón aumentaron un 256%. La Evaluación de las Industrias Extractivas del 2004 encomendada por el propio Banco Mundial recomendó interrumpir de inmediato el financiamiento para el carbón y reducir progresivamente las inversiones en la producción de petróleo hasta eliminarlas totalmente en 2008, y halló que «…el medioambiente y los pobres se han visto a menudo amenazados debido a la expansión del sector de las industrias extractivas». Aun así, en abril de 2008, el Banco aprobó un préstamo de 450 millones de dólares para un gran proyecto de generación de 4.000 megawatt de energía de carbón en India, que se prevé será uno de los 50 mayores emisores de gases de efecto invernadero del mundo. En su nuevo Marco Estratégico sobre Desarrollo y Cambio Climático, el Banco Mundial sostiene que el carbón debería continuar siendo una fuente importante de energía.

El Banco Mundial es un gran deforestador. La deforestación da cuenta aproximadamente del 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero, pero el Banco continúa promoviendo la tala industrial y los agrocombustibles. Un informe de 2007 del Panel de Inspección del Banco Mundial criticó severamente el apoyo del Banco Mundial a la tala industrial y la consecuente violación de los derechos de los Pueblos Indígenas Pigmeos y otras comunidades dependientes del bosque en la República Democrática del Congo, que alberga la segunda mayor extensión de bosque tropical del mundo. La Corporación Financiera Internacional (CFI o IFC, por sus siglas en inglés) es el brazo del Grupo Banco Mundial que otorga préstamos al sector privado- financia ganadería y plantaciones de soya y palma aceitera en zonas de bosques tropicales, así como el cultivo industrial de camarones en bosques de manglares. La CFI tiene un largo historial de apoyo al agronegocio de la ganadería, con inversiones de US$732 millones en un período de 6 años para proyectos de producción ganadera. La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que el sector de la ganadería es responsable del 18% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.

El Banco Mundial es uno de los principales violadores de los derechos humanos. Numerosas comunidades en todo el mundo —desde aquellas que se han visto afectadas por el oleoducto Chad-Camerún, a las afectadas por el proyecto hidroeléctrico Nam Theun 2 en Laos— han sufrido violaciones de sus derechos humanos y ambientales como resultado directo de los proyectos respaldados por el Banco Mundial.

El Banco Mundial es una institución antidemocrática. Su sistema de toma de decisiones basado en el principio de un dólar un voto, margina a los países del Sur, y es Estados Unidos sin más trámite quien elige al presidente del Banco.

Las iniciativas recientes del Banco Mundial con respecto al clima son erradas y sumamente defectuosas.

• Los Fondos de Inversión en el Clima (FIC o CIF, por su sigla en inglés) recientemente creados por el Banco Mundial socavan las negociaciones de la ONU sobre cambio climático, compiten por financiamiento con los fondos ya existentes de Naciones Unidas para la adaptación y las tecnologías, promueven industrias sucias como el carbón como energías limpias, y obligan a los países en desarrollo a pagar endeudándose por la contaminación generada por el mundo industrializado al ofrecerles préstamos para adaptarse a una crisis climática que ellos no causaron. En lugar de considerar el financiamiento para el clima como una obligación vinculante de los países industrializados hacia los países en desarrollo bajo la CMNUCC, los FIC han sido diseñados en un marco de ayuda fundado en la iniquidad entre donantes y receptores. Si bien los FIC han sido presentados por el Banco Mundial como nuevas fuentes de financiación, los gobiernos del G8 han dejado claro que los mismos deben contabilizarse como parte de la Ayuda Oficial para el Desarrollo, y por lo tanto no son ni nuevos ni adicionales.

• El Fondo del Banco Mundial para Reducir las Emisiones de Carbono mediante la Protección de los Bosques (Forest Carbon Partnership Facility o FCPF), creado en el marco del Programa de Inversiones en Bosques, incluirá a los bosques en dudosos sistemas de compensaciones de carbono que, cual fianza, les permiten a los países industrializados evadirse de su responsabilidad y obligación de llevar a cabo reducciones significativas de sus emisiones. Violando las políticas del propio Banco, el FCPF no ha garantizado la participación real de los Pueblos Indígenas y las comunidades locales en su diseño.

• En 2007, menos del 10% del financiamiento del Banco Mundial para el carbono fue asignado a energía solar, eólica, geotérmica, biomasa y micro-hidroeléctricas. La eficiencia energética captó el 80% de los fondos asignados a la compra de créditos de reducción de emisiones, la mayor parte de los cuales se destinaron un proyecto en China para reducir emisiones mediante la quema de HFC-23, que es un potente gas de efecto invernadero. La generación de créditos de carbono a partir de la destrucción del HFC-23 ha sido fuertemente criticada. Por lo tanto exhortamos a todos los gobiernos a:

• Oponerse a que el Banco Mundial juegue un papel en el régimen climático internacional.

• Establecer un mecanismo financiero responsable ante la CMNUCC —fundamentado en la equidad y en base a las responsabilidades históricas y actuales de los países industrializados— que cuente con financiamiento previsible, nuevo y adicional y que sea de acceso directo para los países receptores.

• Dejar los combustibles fósiles en el subsuelo e invertir en energías renovables limpias, seguras y descentralizadas, en la eficiencia energética y en el transporte sustentable. • Garantizar que los bosques no sean incluidos en los mercados de carbono.

• Reconocer y hacer cumplir los derechos consuetudinarios y territoriales de los Pueblos Indígenas y de las comunidades dependientes del bosque, como base de cualquier política de bosques.

• Apoyar la conservación de los bosques promoviendo programas nacionales e infraestructura que brinden apoyo directo a la conservación comunitaria de bosques, a la gestión sustentable y a la restauración de ecosistemas, basadas en el cumplimiento de los derechos.

• Garantizar que las plantaciones de monocultivos de árboles sean excluidas de la definición de «bosques», y de cualquier otro mecanismo, políticas e incentivos que puedan ser establecidos para conservar los bosques o detener la deforestación y la degradación de los bosques.

• Enfrentar a las fuerzas determinantes de la deforestación, entre ellas a los agrocombustibles, el consumo excesivo de productos como carne, pulpa y papel, y las prácticas destructivas de tala y extracción de combustibles fósiles.

Firmado por Amigos de la Tierra Internacional (FoEI), Focus on the Global South y decenas de organizaciones más

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