Crisis climática y alternativas. Un acercamiento al Pacto Ecosocial del Sur[1]

Victoria D’hers* e Iván Cicchini**

DOI: doi.org/10.53368/EP64NPVbr07

 

Resumen: Este artículo indaga en el Pacto Ecosocial del Sur como alternativa política que va proponiendo soluciones a los problemas ambientales y sociales generados por el modo de producción actual. Se hace referencia al diálogo con proposiciones del Norte global, como el Green New Deal. En términos generales, se definen como proyectos colectivos que se alejan del ambientalismo moderado. Presentan diversas formas de perfilar la llamada «transición», en que se evidencian múltiples conflictos, de diferentes escalas y temporalidades.

Primero, se describe el PES como proyecto contrahegemónico y se atiende a quiénes lo impulsan, qué relación se mantiene con el sistema de producción capitalista, qué rol se le da al Estado. Luego se delinean tensiones con el GND, para por último proponer reflexiones finales. Se busca visibilizar sus estrategias para transformar la sociedad y la economía, y observar hasta qué punto puede convertirse en una alternativa generalizable.

Palabras clave: crisis climática, Pacto Ecosocial, Sur global

Abstract: This article reflects on the Ecosocial Deal of the South (Pacto Ecosocial del Sur, PES), as a political alternative that proposes solutions to environmental and social problems resulting from the current productive structure. The dialogue with the alternatives that emerged in the global north is referred to: Green New Deal (GND). They are all defined as collective projects distant from moderate environmentalism, featuring diverse definitions linked to the so-called «transition», where multiple conflicts in scales and temporalities arise.

Firstly, PES as a counter-hegemonic project is described, observing who supports it, what relation there is to the capitalist productive system, and which role they assign to the State. Secondly, some key concepts and tensions with GND are displayed, to finally display some closing reflections. The intention is to bring visibility to some strategies that aim at transforming society and the economy, observing to which point they may become a real alternative.

Keywords: climate crisis, Ecosocial Deal, Global South

Introducción

El Pacto Ecosocial del Sur (PES), surgido durante la pandemia de COVID-19 en Latinoamérica y el Caribe, en articulación con intelectuales y movimientos sociales, se centra en cambiar la matriz extractivista, tanto a nivel epistémico como productivo, abarcando desde la justicia social y redistributiva hasta la soberanía alimentaria. A la vez, busca dar un rol más activo al Estado y sobre todo a las comunidades locales en defensa de los llamados «bienes comunes». Retoma elementos de la crítica de las últimas décadas a los estilos de desarrollo, del pensamiento latinoamericano crítico y de otras corrientes que cuestionan la matriz socioeconómica.

Se delinean algunas características de este proyecto contrahegemónico, observando quiénes lo impulsan, qué relación se mantiene con el sistema de producción capitalista y qué rol se le da al Estado. Luego, se marcan tensiones con el Green New Deal (Nuevo Pacto Verde), como alternativa nacida en el Norte global y con el que el PES dialoga, para proponer reflexiones a modo de cierre. Se busca visibilizar estrategias para transformar la sociedad y la economía, y observar hasta qué punto puede convertirse en una alternativa generalizable.

 

El Pacto Ecosocial del Sur

Bajo la consigna «por un pacto social, ecológico, económico e intercultural para América Latina», el PES nace en junio de 2020, durante la pandemia de COVID19,[2] articulando sus propuestas en la web (Pacto Ecosocial del Sur, 2020). Está planteado desde América Latina y el Caribe, enfatizando su vinculación con los movimientos territoriales y su acervo de experiencias. En oposición al modelo neoliberal, propone una reorientación de la economía, del rol estatal y de la participación comunitaria. Su nombre evidencia su diálogo con el Green New Deal y su posicionamiento con respecto a él. Este comenzó a ganar relevancia desde 2007 por un artículo de Thomas Friedman (Kaufman, 2018; Riba, 2019; Corrochano, 2019) publicado en The New York Times (Pérez, 2021: 17). Pero un gran salto se dio cuando fue apoyado por el ala izquierda del Partido Demócrata estadounidense (Sanders y Ocasio-Cortez, entre otros). Entró en la agenda política y tuvo una llegada masiva. También logró generar controversias académicas junto a un fuerte impacto político por la reacción que causó.

El PES articula «justicia redistributiva, de género, étnica y ambiental», enfatizando que no hay oposición entre lo ecológico y lo social. Sintéticamente, propone:

  • Transformación tributaria solidaria: «Quién tiene más paga más, quién tiene menos paga menos».
  • Anulación de deudas externas, nueva arquitectura financiera global.
  • Renta básica universal, reducción de la jornada laboral.
  • Creación de sistemas nacionales y locales de cuidado.
  • Economías y sociedades posextractivistas. Salida progresiva de la dependencia del petróleo, el carbón y el gas, de la minería, la deforestación y los monocultivos. Matrices energéticas renovables, descentralizadas, desmercantilizadas y democráticas.
  • Soberanía alimentaria. Redistribución de la tierra (propiedad colectiva), acceso al agua y reformas agrarias. Producción agroecológica, agroforestal, pesquera, campesina y urbana, fortaleciendo mercados campesinos y locales.
  • Autonomía, sostenibilidad. Autodeterminación de los pueblos indígenas, campesinos y afroamericanos y experiencias comunitarias urbanas en términos económicos, políticos y culturales; desmilitarizarización; apoyo a los mercados locales y a las pequeñas y medianas empresas; democratización del crédito; soberanía energética local comunitaria basada en modelos sustentables y renovables.
  • Fortalecimiento de espacios de formación y comunicación, resistencia ante los medios corporativos y los intereses privados. Disputa de sentidos históricos de convivencia desde medios ciudadanos y desde la calle.
  • Integración regional y mundial soberana. Apoyo a los sistemas de intercambio local, nacional y regional a nivel latinoamericano, con autonomía del mercado globalizado.

Se critica la «ceguera epistémica desarrollista que sigue apostando a la lógica del crecimiento económico indefinido» (Clacso, 2020, min. 11.10). No se ven cambios en la estructura productiva en América Latina. Hay, antes bien, «un proceso de reprimarización» y concentración de la riqueza.

Desde principios de siglo se viene señalando una expansión de nuevos proyectos intensivos en capital, maquinaria y paquetes tecnológicos, orientados a la extracción y exportación de materias primas, sostenidos por el boom de los precios internacionales asociados al aumento de la demanda de los países centrales y las potencias emergentes. Dicho modelo, que fue denominado «consenso de los commodities» (Svampa, 2013), definió el acuerdo en torno a la orientación productiva, condicionada por las ventajas comparativas, que cumplía con los objetivos de crecimiento económico y aumento de reservas monetarias, generando nuevas asimetrías y profundas desigualdades en Latinoamérica.

El PES aspira a sintetizar los «procesos de reexistencias» que se dan en el Sur global: el buen vivir,[3] la justicia social y redistributiva, las autonomías y el cuidado, entre otros conceptos base, y propone nuevos imaginarios. Esto resulta central, dado que se plantea un «pacto para la acción», y no solo desde un lugar de demanda o debate. Se valora el diálogo de saberes, integrando la diversidad cultural y la biodiversidad del Sur global.

Las propuestas implican un cambio radical, que dé luz crítica a los discursos de verdad que legitiman el ejercicio del poder. Esto se relaciona con la idea de maldesarrollo (Svampa y Viale, 2014). Se cuestiona tanto al capitalismo como a las supuestas «alternativas» de desarrollo. (fisheries.org) La intención del PES no es plantear caminos únicos o fórmulas cerradas, sino abrir espacios de reflexión: «No aspira a proveer un itinerario establecido de antemano, sino una brújula, una carta geográfica, pues lo que necesitamos en la hora actual […] es pensar con libertad» (Svampa y Viale, 2020: 18). Según H. Machado-Aráoz (2020: 170), «necesitamos un cambio radical; una profunda mudanza civilizatoria. Contamos ya con otros horizontes epistémicos y políticos».

Por último, cabe destacar que la presencia de movimientos originarios refuerza las nociones de espiritualidad y ancestralidad, fuertemente ligadas a los pueblos del Abya Yala. Esto marca la multiplicidad de actores sociales que se organizaron en torno a esta propuesta. La idea de cuidado de la vida (Clacso, 2020, min. 41:15) se toma de las experiencias territoriales y se recupera la noción de terricidio de los movimientos mapuches del sur de Argentina, ligados al buen vivir y el ecofeminismo, por encima de la idea de Antropoceno.

 

Tensiones y diálogos entre el GND y el PES

Respecto de la vinculación con el GND, se expresa que el diálogo está abierto, pero que las propuestas nacen en el Sur y son para el Sur global. Se observan las asimetrías, insistiendo en que la deuda ecológica del Norte con el Sur «ha aumentado de modo exponencial». En resumen, contra la transición energética y ecológica en el Norte «financiada por el Sur», se plantea este pacto: el diálogo debe «asentarse en nuevas bases solidarias», minimizando las asimetrías Norte-Sur, con la certeza de que «hay vida después del extractivismo» (Clacso, 2020, min. 48:10).

Donde con más claridad se pueden observar los acuerdos es en la importancia de encarar rápidamente una transición energética y la inversión en infraestructuras que hagan posible un cambio y reduzcan la dependencia de las energías fósiles, a la vez que se da impulso al desarrollo de las energías renovables. Hay cierto consenso en reducir las emisiones y descarbonizar la economía para frenar el cambio climático, aunque existen discrepancias sobre cómo cumplir ese ambicioso objetivo.

El GND pone énfasis en la reducción de emisiones. Sin embargo, gran parte de esta se explica por este desplazamiento de la producción contaminante a otros países. Este proceso no conduce a una bajada global de las emisiones, pero sí puede reducirlas en algunos países al costo de aumentarlas en otros. Por lo tanto, siguiendo este camino no se disminuyen las emisiones totales.

Es clave pensar el modo en que los países del Sur global pueden responder a la demanda creciente de energía sin aumentar las emisiones. Este debate es complejo, y hay varios ejes en tensión, ya que, si los países que tienen materias primas clave para el Norte, como el litio, aprovechan esos recursos para crear otro modelo energético, eso puede «perjudicar» a las potencias del Norte que pretenden una rápida transformación de su matriz energética y de transportes sin abandonar la prosperidad de su estilo de vida opulento, basado en el crecimiento impulsado por las materias primas del Sur global.

Otra diferencia relevante es el énfasis en el cuestionamiento al extractivismo, en especial el minero, que incluye el litio, y al modelo agrario de monocultivos para exportación que predomina en los países del Sur global. El PES prioriza la transición hacia la soberanía alimentaria y la promoción de la agroecología como alternativa a los monocultivos transgénicos. Estos puntos no adquieren un rol central en el GND. En los países exportadores de materias primas y que utilizan la sobreexplotación de sus recursos naturales para impulsar el crecimiento, el extractivismo es un factor clave en la explicación de la degradación ambiental y el mal desarrollo.

 

La justicia social pensada desde las injusticias en el Sur global

Otro punto de convergencia es que una solución a la urgencia climática se conjuga con la búsqueda de una mayor justicia social contra las grandes desigualdades. Si bien el GND da una gran importancia a combinar justicia ambiental con justicia social, el PES prioriza cuestiones urgentes propias de los países del Sur para evitar que esta transformación genere mayor pobreza, subordinación al Norte y exclusión. Es clave una transición justa que mejore la calidad de vida de las mayorías populares, con protagonismo de los movimientos sociales (indígenas, feminismos, trabajadores rurales sin tierras, clase obrera, etc.), aprender y escuchar a estos movimientos, integrando sus demandas en una transformación socioecológica radical con una dirección posextractivista.

El PES cuestiona el ambientalismo neoliberal. Propicia un rol diferente del Estado para que sea la principal herramienta de distribución de la riqueza, más eficaz en el control de las empresas contaminantes y se encargue a la vez de la protección efectiva del patrimonio natural.

Esta transformación política emerge desde y para el Sur global: es un conjunto de propuestas «situadas», que resalta la relevancia de la economía y la ecología políticas a nivel global con sus conflictos distributivos y sus causales estructurales. En suma, se observan responsabilidades diferenciadas entre los países del Sur y del Norte, y se aboga por resolver las problemáticas de la región a partir de la justicia climática.

 

Conclusiones

En el PES, las críticas al desarrollismo «verde, sostenible o sustentable» son explícitas, así como también al ambientalismo neoliberal, a favor de combinar justicia social y ambiental. Se repiensa el desarrollo con una perspectiva crítica anclada en el Sur global. No obstante ¿es posible mayor justicia social sin priorizar el crecimiento? ¿Cómo se redefine crecimiento?

El progresismo latinoamericano hizo suyo el lema «crecimiento con inclusión social». ¿De qué modos se podría dar lugar al cuidado y buen vivir, concretamente? Un aspecto que se identifica en el PES es cierto optimismo en cuanto al rol del Estado, aunque a la vez se sostiene el papel protagónico de los movimientos sociales. No queda claro cómo puede hacerse efectiva la relación dialéctica entre Estados-Gobiernos y movimientos sociales impulsores del cambio. Más cuando son Estados endeudados que responden a intereses contradictorios, los que respaldan un modelo basado en el uso y la explotación de combustibles fósiles y promueven el extractivismo minero y la agroindustria intensiva transgénica (con la expansión de la frontera a través de la deforestación), además de permitir la devastadora pesca ilegal.

Estas propuestas pueden ser fecundas semillas que crezcan y fortalezcan la lucha por otra sociedad. Aún hay posibilidades de ir más lejos, de conseguir mayor adhesión política para prefigurar otro estilo de vida sumando voluntades y actores sociales, generando diálogos para un cambio estructural que abra las puertas a una sociedad radicalmente diferente. Estos nuevos pactos pueden operar como el punto de partida para impulsar un cambio socioeconómico en dirección hacia un futuro que nos aleje del colapso civilizatorio.

 

Referencias

Clacso, 2020. Pacto Ecosocial del Sur. Por un pacto social, ecológico, económico e intercultural para América Latina. Disponible en: https://www.clacso.org/pacto-ecosocial-del-sur/, consultado el 4 de enero de 2020.

Corrochano, C., 2019. «Más allá del Green New Deal». Ecopolítica. Disponible en: https://ecopolitica.org/mas-alla-del-green-new-deal/, consultado el 4 de enero de 2023.

Gudynas, E., y A. Acosta, 2011. «La renovación de la crítica al desarrollo y el buen vivir como alternativa». Utopía y Praxis Latinoamericana, 16 (53), pp. 71-83.

Kaufman, A., 2018. «What’s the ‘Green New Deal’? The Surprising Origins Behind a Progressive Rallying Cry». Grist. Disponible en: https://grist.org/article/whats-the-green-new-deal-the-surprising-origins-behind-a-progressive-rallying-cry/, consultado el 4 de enero de 2023.

Machado-Aráoz, H., 2020. «Pandemia: sintomatología del Capitaloceno». En: C. H. Babún y A. Merino Lubetsky (eds.), Pandemia. Capitalismo y crisis ecosocial. Guanajuato, Tsunun.

Pacto Ecosocial del Sur, 2020. Disponible en: https://pactoecosocialdelsur.com/, consultado el 4 de enero de 2023.

Pérez, A. 2021. Pactos verdes en tiempos de pandemia. El futuro se disputa ahora. Barcelona, Icaria.

Riba, J. M., 2019. «La solución olvidada frente al cambio climático, el Green New Deal coge fuerza en EE. UU.». ZEO. Disponible en: https://plataformazeo.com/es/solucion-cambio-climatico-eeuu-green-new-deal/, consultado el 4 de enero de 2023.

Svampa, M., 2013. «Consenso de los commodities y lenguajes de valoración en América Latina». NUSO. Revista Nueva Sociedad, 244, marzo-abril. Disponible en: https://nuso.org/articulo/consenso-de-los-commodities-y-lenguajes-de-valoracion-en-america-latina/, consultado el 4 de enero de 2023.

Svampa, M., y E. Viale, 2014. Maldesarrollo. Buenos Aires, Katz.

Svampa, M., y E. Viale, 2020. El colapso ecológico ya llegó. Una brújula para salir del (mal)desarrollo. Buenos Aires, Siglo XXI.

* Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), Instituto de Investigaciones Gino Germani (IIGG), Buenos Aires. E-mail: victoriadhers@gmail.com.

** Universidad Nacional de Quilmes (Unqui), Buenos Aires. E-mail: ivancicchini89@gmail.com

[1] Una versión extendida de este trabajo se presentó en las XIV Jornadas de Sociología de la Universidad de Buenos Aires, Argentina, en noviembre de 2021, bajo el título «Tensiones y cercanías con la propuesta del Green New Deal desde el decrecimiento y el Pacto Ecosocial del Sur», de Cicchini, Lovisa, Veiguela y D’hers.

[2] Lo presentaron Maristella Svampa (Argentina), Mario Rodríguez Ibáñez (Bolivia) y Arturo Escobar (Colombia). Moderó Breno Bringel (Brasil) y fue comentado por Francia Márquez (Colombia), Karina Batthyány (Uruguay), Edgar Mojica (Colombia), Rodrigo Rafael de Souza e Silva (Brasil), Patricia Gualinga (Ecuador), Mina Lorena Navarro (México), Vandana Shiva (India) y Nnimmo Bassey (Nigeria).

[3] Sus expresiones más conocidas remiten a Ecuador y Bolivia; en el primer caso es el buen vivir o sumak kawsay (en kichwa), y en el segundo, en particular el vivir bien o suma qamaña (en aimara) y sumak kawsay (en quechua). En tanto concepto plural y en construcción, discurre en el campo de los debates teóricos, pero también avanza en las prácticas, tanto entre los pueblos indígenas y los movimientos sociales como en la construcción política, dando sus primeros pasos en sus Constituciones. Más allá de la diversidad de posturas al interior del buen vivir, aparecen elementos unificadores, como el cuestionamiento al desarrollo entendido como progreso o el reclamo de otra relación con la naturaleza. No es, entonces, un desarrollo más dentro de una larga lista de opciones, sino que se presenta como una alternativa a todas esas posturas (Gudynas y Acosta, 2011).

 

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