Martín Mantxo Medrano*

 

Los bancos son uno de los principales financiadores de muchos de los proyectos extractivos, industriales y de infraestructuras a los que las entidades ecologistas se oponen por su impacto ambiental y social. Esta financiación pese a ser en ocasiones altamente contestada supone un gran beneficio económico para estas entidades, paralelo al obtenido por las empresas que ejecutan los proyectos. Pero también suponen una gran deuda ecológica, pues el beneficio es producido aprovechándose de la situación financiera en los países en los que se llevan a cabo los proyectos (deuda externa, etc), de vacíos legales en la legislación nacional e internacional, y de la permisividad de gobiernos condicionados económicamente y políticamente para llevar a cabo esas operaciones, y prácticamente obligados a permitir que se produzcan impactos que no se incluyen en los costos reales ni por los que nunca pagan.

En el caso del BBVA podemos decir que parte de sus 6.126 millones de euros de beneficio del año pasado (2007) provienen de la financiación de proyectos de gran impacto ambiental y social, y que buena parte de ese dinero se adeuda (aunque sea una deuda no reconocida) a comunidades y gobiernos en concepto de indemnización o para reparar los daños causados.

Un tercio de los beneficios del BBVA provienen de Latinoamérica, lugar en el que el banco se extendió desde finales de los noventa. Junto al Banco Santander Central Hispano (BSCH), ambos abrieron el camino en este continente a muchas compañías españolas en las que participaban (Repsol YPF o Iberdrola por ejemplo), o a otras empresas españolas a las que financiaron proyectos en este continente. Está expansión se vo favorecida por las políticas neoliberales que se promovieron en muchos de los países Latinoamericanos y facilitaron la privatización de empresas públicas. Al momento político el BBVA unió grandes dosis de desfachatez, presiones, estafas, compra de voluntades, etc, además de utilizar procedimientos en ocasiones considerados posteriormente como delictivos en los mismos tribunales de los países donde se realizó la expansión.

El crecimiento del BBVA le ha permitido convertirse en una potencia financiera mundial (15º banco mundial), comprar algunas compañías, participar en la financiación de muchas otras y participar en prestamos colectivos «créditos sindicados», ya sea como promotor principal o aportando una pequeña suma. A través de este amplio rango de actividades cubre numerosos sectores económicos, incluyéndose entre ellos varios de gran impacto ambiental que enumeraremos a continuación, y otros que aunque muchas veces no se consideren también lo tienen: industria automovilística (Volkswagen, Grupo Antolín), armamentística (Indra, Rimas, Grupo MAXAM), pesquera (SIPESA), hotelera (Sol Meliá, NH Hoteles), construcción (FCC), inmobiliarias (Inmobiliaria Urbis, Metrovacesa, Habitat) y muchas otras.

Entre los sectores de mayor impacto ambiental en los que interviene destaca la financiación de minería, petróleo y gas, industria energética, papelera, cementera e infraestructuras.

El sector petrolero es un sector en el que el BBVA es especialmente activo: además de haber sido accionista de Repsol YPF hasta el 2006, también ha financiado a la brasileña Petrobrás, a la mexicana PEMEX, a Tecpetrol (Perú) y a las gigantes rusas Gazpron y Rosneft . A esta actividad debe añadirse la financiación del campo de Camisea (Perú) y su respectivo gaseoducto, el de Gasyrg (Bolivia) y el oleoducto OCP (Ecuador).

Igualmente el BBVA ha participado en créditos sindicados a la industria cementera: Cementos Molins, Drake Cement’s y su cantera del Condado de Yavapai (Arizona), el Grupo Cementos de Chihuahua y PT Semen y su planta de Bosowa en Indonesia.

También ha financiado la industria papelera a través de proyectos altamente conflictivos como el de ENCE en Uruguay y la compañía CELCO (Celulosa Arauco y Constitución) de Chile.

El BBVA ha participado también en préstamos para compañías de tan alto impacto ambiental como las que promueven minas a cielo abierto. Algunos ejemplos son las chilenas Collahuasi, Los Pelambres y CODELCO; las peruanas Yanacocha y Antamina, y la brasileña Companhia Vale do Rio Doce afincada en Brasil, Venezuela, Indonesia, Nueva Caledonia, Guatemala y Canadá.

En el campo energético BBVA ha sido accionista de Iberdrola (5%) hasta el 2007, empresa que pese a invertir en renovables también lo hace en toda clase de energía sucia y que importa este modelo a todo el mundo. En Chile también ha financiado a Endesa Chile y a Colbún, ambas denunciadas por construir embalses de gran impacto, y ambas planeando nuevos embalses a través de la empresa Hidroaysén. Del mismo modo el BBVA co-financió en México las polémicas presas El Cajón y La Parota y otros 7 Proyectos eléctricos el 2007. (Alprazolam Online)

Además el BBVA ha financiado otras empresas de actividad diversificada (como lo es su impacto ambiental y social) como la Companhia Vale do Rio Doce y el Grupo Votorantim.

UN EJEMPLO: LA FINANCIACIÓN DE AGROCOMBUSTIBLES

Todos estos casos enumerados sin embargo pueden engañar sobre la verdadera dificultad para encontrar información de la financiación del BBVA u otros bancos, la información financiera debemos completarla con los impactos y los testimonios de aquellos que sufren sus efectos in situ.

Uno de los casos recientemente revelados es el de la participación del BBVA en la financiación de agrocombustibles y más en concreto en una de las mayores compañías internacionales agrícolas, la estadounidense Bunge, responsable con Cargill y otras de convertir Argentina, Brasil, Bolivia y Paraguay en un inmenso monocultivo de soja.

La participación del BBVA en esta financiación, como reveló un informe recientemente producido por Profundo, se realizó a través de créditos sindicados en diferentes años y a diversas subsidiarias de Bunge: Cereol (Bunge Finance Europe), Bunge Finance Europe, Bunge Asset Funding y Bunge Limited Finance.

Pero como decimos, no basta con conocer los datos de financiación, sino que es necesario conocer el contexto y las realidades que esta implica. Los cultivos destinados a la producción de agrocombustibles suponen un gran impacto a nivel social y ambiental: deforestación, desalojo de poblaciones (intimidación, robo de medios de producción, tierra, etc.), contaminación con pesticidas y semillas transgénicas, contaminación de acuíferos con efectos en vegetación, fauna y población, etc.

CONCLUSIONES

En muchos de los casos señalados anteriormente el BBVA no es el único banco implicado en la financiación de los proyectos o empresas pero sin duda asombra su desfachatez cuando publicita su Política Medioambiental, o cuando se le considera un ejemplo de la Responsabilidad Social Corporativa —y por ello ha sido galardonado en numerosas ocasiones—, o cuando tiene el valor de firmar protocolos como los Principios de Ecuador por los que se compromete a no firmar proyectos de esta índole, o a suscribir la Iniciativa del PNUMA (Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente) del Sector Financiero, los estándares de Responsabilidad Social Empresarial del Global Compact de la ONU o el Proyecto de Desglose de Carbono.

La participación en mega-proyectos mediante la realización de mega-créditos ha supuesto históricamente un gran beneficio para el BBVA. Además, el BBVA utiliza esta financiación para promocionar una imagen de benefactor para la economía de esos países, invirtiendo en infraestructuras que se presentan como necesarias en sus economías, consolidando su posición en ellos (en todos los países Latinoamericanos es el mayor banco junto al BSCH). No obstante el efecto en el medio ambiente y en las comunidades y sociedad siempre queda oculto.

PARA MÁS INFORMACIÓN:

Campaña contra el BBVA: bbvaghh.ath.cx. Informe «BBVA – Vínculos financieros con empresas y proyectos controvertiddos en el mundo» (Setem / Somo, 2008) (www.finanzaseticas.org/pdf/Informe_BBVA.pdf)

* Miembro de Ekologistak Martxan (comisión Deuda Ecológica) y de la Plataforma contra el BBVA (zor-ekologikoa@ekologistakmar txan.org).

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