Blockadia por la justicia climática [1]

Brototi Roy* y Joan Martínez Alier*

Palabras clave: Blockadia, justicia climática, resistencia

 

Existe una creciente tendencia mundial por parte de las comunidades locales a oponerse a la extracción de carbón, petróleo o gas. Las motivaciones de quienes se oponen están relacionadas a la defensa del territorio y la preservación de sus modos de vida, pero también, a veces, a la no emisión de los gases que provocan el cambio climático. En este artículo presentamos una colección de ejemplos de este tipo especial de lucha por la justicia climática. Entendemos por justicia climática un nuevo movimiento que está integrando una variedad de corrientes político-económicas y político-ecológicas para combatir la grave amenaza que impone el cambio climático. La idea de justicia se basa en que la producción de gases de efecto invernadero y sus consecuencias no se reparten de manera equitativa (Bond, 2012), ni actualmente ni intergeneracionalmente.

Blockadia es un concepto acuñado o incorporado por Naomi Klein (2014) a partir de su experiencia en las luchas ecologistas. Incluye a aquellas comunidades que luchan contra proyectos extractivos alrededor del mundo y se refiere a cualquier zona de conflicto contra los proyectos extractivos de combustibles fósiles. Blockadia está en el mapa mental de quienes resisten. Se considera una red vasta y entretejida de campañas que se oponen a la industria del petróleo, el gas y el carbón (Martin y Fruhwirth, 2013).

En este artículo, queremos resaltar dos características que conectan estas campañas bajo el paraguas del término Blockadia. Por un lado, son acciones que van más allá de la protección del medio ambiente, pues ahondan en el cuestionamiento de la falta de democracia y las asimétricas relaciones de poder en el control de los recursos naturales. Por el otro, la gente que protesta en la vanguardia son ciudadanos comunes, son comerciantes locales, estudiantes universitarios, abuelas, indígenas y campesinos locales, personas corrientes que asisten a las reuniones, cortan rutas en el campo, marchan en las ciudades. El mundo de Blockadia está formado por personas de diferentes clases sociales preocupadas por los daños ambientales y sociales a su entorno inmediato. Defienden sus territorios, pero también ven el problema global del cambio climático.[2] Exclaman, como se exclamó hace ya más de 20 años en territorio ogoni en el delta del Níger: “Leave the oil in the soil”, o tal vez: “Leave the coal in the hole” y “Leave the gas under the grass”.

Imagen 1. Cartel creado para la llamada Conference of Polluters, COP17, Durban, 2011. Autores: Angie Vanessa Cárdenas y Oilwatch.[3]

La idea básica detrás del movimiento de Blockadia es dejar los combustibles fósiles bajo la tierra. Esta idea surgió en 1997, después de décadas de violentos conflictos en el delta del Níger contra la Shell (principalmente), en los que participaron los pueblos indígenas ogonis e ijaws. Nació también en la Amazonía ecuatoriana tras la experiencia desastrosa con Texaco. Para ese entonces, en las reuniones alternativas de la COP de Kioto de 1997, la red Oilwatch ─formada por activistas de Nigeria, Ecuador y otros países del sur─ propuso “dejar el petróleo en la tierra” argumentando la relación de estos proyectos extractivos con el cambio climático.

Sus demandas estaban guiadas por la defensa de los valores locales.[4] Además de los casos de oposición relacionados con el petróleo, hay alrededor del mundo numerosos casos contra al fracking del gas, algunos de los cuales combinan la protesta local con la contabilidad de los gases de efecto invernadero que se ahorraría el planeta si se dejara el gas bajo tierra (dióxido de carbono y gas metano).

Blockadia en el mundo

En 2013, el proyecto EJOLT[5] trazó el nacimiento y el crecimiento de esta idea que también es conocida como ogonización (por los pueblos ogonis en Nigeria) o yasunización (en relación con el bloque Yasuní-ITT en Ecuador, que buscaba dejar bajo tierra 850 millones de barriles de petróleo, iniciativa que fue abortada por la tendencia extractivista del presidente Rafael Correa).

Existen nuevos ejemplos en la India, en Bangladés y en Sudáfrica, muchos de ellos registrados en el Atlas Mundial de Justicia Ambiental (EJAtlas). Este artículo saca conclusiones sobre las perspectivas de dejar en el suelo los unburnable fuels[6] mediante la movilización de comunidades locales.

El movimiento cala también en Europa. Es emblemático el caso del movimiento Ende Gelände en Alemania contra las minas de lignito, que ciertamente pone el cambio climático en el centro de su actividad de ocupación simbólica, intermitente, de minas a cielo abierto.[7] También el caso de las islas Lofoten en Noruega, donde los movimientos ambientalistas y de pescadores consiguieron una prohibición de cuatro años para la exploración de petróleo en 2013.[8] En Estados Unidos y Canadá la resistencia contra oleoductos tiene cada vez más presencia en la prensa internacional. Un ejemplo es el caso del Dakota Access Pipeline en Estados Unidos.[9] En Filipinas, Gloria Capitan fue una abuela ecologista. Participó en el Movimiento Bataan Sin Carbón, y fue presidenta de la Asociación de Ciudadanos Unidos de Lucanin, una organización comunitaria que practica la Blockadia (aunque no la llame así) para oponerse pacíficamente a la expansión de plantas termoeléctricas y al almacenamiento de carbón en Mariveles (a 60 kilómetros de Manila). Era socia del Movimiento por la Justicia Climática en Filipinas. El 1 de julio de 2016 fue baleada y asesinada frente a sus nietos.[10]

En América Central, hubo un exitoso episodio de Blockadia cuando, por primera vez en la historia de Belice, se realizó una consulta popular en 2012 y el 90 % de la población votó contra la exploración y perforación de petróleo en el mar.[11] Esto llevó a la Corte Suprema de Belice en 2013 a declarar nulos y sin efecto todos los anteriores contratos de petróleo costa afuera ya firmados.

En Bangladés, hay varios casos de movilización masiva por parte de la población local contra los combustibles fósiles. Uno notable es el de las protestas contra el proyecto de minas de carbón a cielo abierto de Phulbari, con más de 50.000 personas movilizadas en las calles el 26 de agosto de 2006.[12] Durante la protesta, tres personas murieron y al menos cien más resultaron heridas por el cuerpo paramilitar. En el proyecto participa la empresa inglesa Asia Energy.

Imagen 2. Marcha de protesta contra la mina de carbón de Phulbari, Bangladés, en 2006. Fuente: https://thotkata.net.

Dos días después, en respuesta a la violencia, los manifestantes organizaron una huelga nacional y lograron cerrar el país durante cuatro días. La huelga finalizó el 31 de agosto de 2006, cuando el Gobierno de Bangladés aceptó firmar un acuerdo que incluía, entre sus compromisos, la prohibición de la minería a cielo abierto en el distrito y de las exportaciones de recursos minerales, así como la propiedad local sobre los recursos locales. Sin embargo, todavía hay protestas en curso ya que el proyecto no está completamente terminado. En Londres, residentes de Bangladés han protestado frente a las oficinas de Asia Energy con la colaboración de Climate Justice Collective, European Action for Climate y otros.

Pero otros casos de protesta en las regiones ricas en carbón de la India central tienen que ver principalmente con la defensa del territorio y de los medios de subsistencia; el cambio climático aún no es un argumento central. Lo que hay que notar aquí es la perseverancia de la población local para impedir la extracción de combustibles fósiles a pesar de las amenazas y de la violencia real. Un ejemplo reciente es el del distrito de Hazaribagh en Jharkhand, donde un millar de campesinos iniciaron una protesta pacífica sentándose en el suelo cerca de un sitio minero de la National Thermal Power Corporation en la aldea de Chiru Barwadih, el 15 de septiembre de 2016, en el marco de un conflicto por despojo de tierras que se remonta a más de diez años. En la mañana del 1 de octubre de 2016, la policía abrió fuego, mató a cinco e hirió al menos a 40.[13]

Todos los ejemplos de casos de Blockadia se desatan por la oposición a la extracción de combustibles fósiles, pero no siempre se usa el vocabulario de la justicia climática. En el sur global, las razones son principalmente salvaguardar los territorios y modos de vida. Son ejemplos de glocalidad (Escobar, 2006), un término que señala que las preocupaciones locales diferentes de las globales son igualmente importantes para la globalidad del movimiento de justicia climática. Sin embargo, en los últimos años ─debido a las crecientes conexiones mundiales entre distintos movimientos y a la ayuda de organizaciones internacionales de justicia ambiental─, la justicia climática está entrando en escena en todo el mundo, como se ha visto en los casos de Bangladés y Filipinas. Se puede suponer que, con más alianzas, esta relación entre las luchas locales contra la extracción, el transporte y la quema de combustibles fósiles y la justicia climática se hará más fuerte en el futuro. En el norte global, el vínculo entre la oposición a tales proyectos y el cambio climático ya es más estrecho.

Bibliografía

Bond, P., 2012. Politics of climate change: paralysis above, movement below. Ciudad del Cabo, University of KwaZulu Natal Press.

Escobar, A., 2006. “An ecology of difference: Equality and conflict in a glocalized world”. Focaal – European Journal of Anthropology, vol. 47, pp. 120-137.

Klein, N., 2014. This changes everything: Capitalism vs. the climate. Nueva York, Simon & Schuster.

Martin, M. J., y J. Fruhwirth, 2013. Welcome to Blockadia! Disponible en: http://www.yesmagazine.org/planet/welcome-to-Blockadia-enbridge-transcanada-tar-sands

Temper, L. et al., “Towards a post-oil civilization. Yasunization and other initiatives to leave fossil fuels in the soil”. Environmental Justice Organizations, Liabilities and Trade (EJOLT) Report, 6.

The Economist, 2013. “Unburnable fuel”. Disponible en: https://www.economist.com/news/business/21577097-either-governments-are-not-serious-about-climate-change-or-fossil-fuel-firms-are

[1] Los autores agradecemos al Consejo Europeo de Investigación (ERC) por el financiamiento del Proyecto ENVJustice/No 695446, y a Grettel Navas por las múltiples revisiones lingüísticas de este artículo.

* Instituto de Ciencia y Tecnología Ambiental, Universidad Autónoma de Barcelona, España. ✉ brototi.econ@gmail.com

[2] Cabe señalar que, a lo largo de ese camino de lucha y resistencia, padecen violencia, muchas veces son arrestados y hasta asesinados.

[3] Véase: http://www.artnotoil.org.uk/

[4] Para más información sobre el origen de la idea: http://leave-it-in-the-ground.org/lingo-history/

[5] Para más información: http://www.ejolt.org/

[6] Se refiere a combustibles fósiles que no podemos quemar si de verdad queremos disminuir las emisiones de dióxido de carbono. Véase The Economist, 2013.

[7] Para más información: https://ejatlas.org/conflict/linginte-mining-and-the-ende-gelande-movement

[8] Para más información: https://ejatlas.org/conflict/oil-drilling-lofoten-norway

[9] Para más información: https://ejatlas.org/conflict/dakota-access-pipeline

[10] Para más información: https://ejatlas.org/conflict/coal-mining-leading-to-the-killing-of-gloria-capitan

[11] Para más información: https://ejatlas.org/conflict/belizean-population-against-offshore-drilling-blue-hole

[12] Para más información: https://ejatlas.org/conflict/protest-against-open-pit-coal-mine-project-in-phulbari-region

[13] Para más información: https://ejatlas.org/conflict/illegal-land-acquisition-for-coal-mining-and-violent-protest-in-hazaribagh-jharkhand

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