Zoë Chafe*

 

Las cabeceras de la prensa internacional presentan frecuentemente noticias sobre repentinos y devastadores desastres, como terremotos o inundaciones. Pero difícilmente oigamos o leamos acerca de los posteriores sufrimientos de quienes han sobrevivido al desastre inicial y ahora deben afrontar sus consecuencias. Eso incluye a quienes se ven forzados a abandonar sus hogares por falta de seguridad, cobijo, agua potable, medios de subsistencia u otras necesidades. Son refugiados ambientales víctimas de desastres, y su número tenderá a aumentar enormemente en las próximas décadas, a medida que empeoren los desastres y el clima continúe cambiando.

Con frecuencia, los desastres naturales son vistos como acontecimientos fortuitos, pero cada vez están más relacionados con tendencias que en absoluto son fruto del azar. Son el resultado de una compleja relación entre diversos factores: peligros naturales (terremotos e inundaciones), vulnerabilidades (una seguridad alimentaria inadecuada, la falta de advertencias e información y la escasa planificación urbana) y el fracaso en la gestión del desastre (Chafe, 2007). En años recientes, el mundo ha padecido un exceso de desastres; casi uno por día, a un promedio anual de 348 durante la pasada década (Renner y Chafe, 2007).(1) Mientras el número de víctimas mortales atribuidas a desastres naturales ha descendido con el paso del tiempo, debido especialmente a los avances en los pronósticos meteorológicos y a las tecnologías de la información, la cifra de personas afectadas por desastres no ha dejado de aumentar. (Ver Figura 1)

A cualquier persona que resulte herida, pierda su hogar o requiera asistencia inmediata se la considera «afectada» por el desastre.2 Durante los pasados diez años, un promedio de 231 millones de personas anuales se vieron afectadas anualmente por desastres (Renner y Chafe, 2007), sumando 2.300 millones en el transcurso de la década. Esta cifra es 10% mayor que la de la década anterior (Renner y Chafe, 2007).

La incidencia de los desastres naturales va en aumento debido a diversas razones y está generando una compleja variedad de efectos. A continuación presentamos una selección de causas y efectos (Renner y Chafe, 2007):

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Degradación ambiental: Las alteraciones de origen humano que afectan a los sistemas y ciclos ecológicos hacen más probable cierto tipo de desastres e incrementan su poder destructivo. La deforestación intensifica el peligro de inundaciones y deslizamientos de tierras; un uso inadecuado de la tierra favorece las sequías y la desertificación; la destrucción de arrecifes de coral, manglares y humedales incrementa los efectos de las tormentas en las zonas costeras (Dahdouh-Guebas, et al., 2005; Raman, 2005; Sengupta, 2005). (kiiky.com)

Cambio climático: La emisión de enormes cantidades de carbono a la atmósfera a través del consumo de combustibles fósiles y la deforestación no hace más que agravar esos problemas (Revkin, 2007). Los deltas de los ríos y otras regiones bajas se deberán enfrentar a la amenaza de la subida del nivel de los mares. Las poblaciones que actualmente habitan zonas propensas a la sequía y a los fenómenos meteorológicos extremos, muchas de ellas con escasa capacidad para afrontarlos o adaptarse, deberán hacer frente a desafíos cada vez mayores (Revkin, 2007).

Población y vivienda: El aumento demográfico se traduce en un número cada vez mayor de personas viviendo en potenciales situaciones de riesgo, especialmente en zonas donde las viviendas son precarias (y por lo tanto menos resistentes ante los fenómenos naturales). La gente se establece, por elección o por necesidad, en zonas propensas a los desastres. Con un aumento de las posibilidades de fenómenos naturales extremos, ciertas regiones serán cada vez menos habitables o económicamente viables. Tal cosa contribuirá a mayores desplazamientos involuntarios de población, con el gran riesgo de que esos desplazamientos acaben siendo definitivos (IPCC, 2007).

Pobreza y desigualdad: Los habitantes más pobres tienen pocas posibilidades de decidir dónde viven y trabajan. Marginados por las estructuras económicas y políticas que sólo responden a los poderosos, tienden a asentarse en los lugares más vulnerables: laderas escarpadas o zonas bajas que pueden verse afectadas por deslizamientos, inundaciones u otros desastres. Después del desastre, los pobres difícilmente puedan adquirir comida y agua limpia. También padecerán cuando los presupuestos para programas sociales sean desviados para aliviar los efectos del desastre y para tareas de reconstrucción. Los desastres pueden llegar a dificultar la consecución de metas internacionales de bienestar, como los Objetivos de Desarrollo del Milenio, de Naciones Unidas.

Seguridad y pacificación: La pesada carga económica y el repentino desgaste producidos por los desastres pueden fá- cilmente potenciar las desigualdades ya existentes y favorecer un aumento de los conflictos (Renner y Chafe, 2006).

El IPCC (Panel Intergubernamental del Cambio Climático) ha identificado los efectos que se prevén a medida que el cambio climático influya sobre los patrones meteorológicos y otros ciclos naturales. Los desplazamientos son una de las principales consecuencias que podemos esperar y está previsto que acontezcan en gran escala según: 1) la sequía afecte a regiones cada vez más amplias, 2) se incremente la actividad de los ciclones tropicales, y 3) aumente la incidencia de la subida del nivel del mar (IPCC, 2007). Desde 1997, el 82% de los afectados por desastres naturales han sido víctimas de inundaciones o de sequías, dos fenómenos naturales que se supone serán más frecuentes con el cambio climático (Renner y Chafe, 2007). Refiriéndose específicamente a África, Kathleen Miller, del Centro Nacional de Investigaciones Atmosféricas de Boulder (Colorado, EE UU), tendía a suponer que «las tormentas de lluvia serían más intensas y los aluviones imprevistos, más frecuentes» (Borenstein y Casey, 2007).

En las horas y días inmediatamente posteriores a uno de tales desastres naturales, cuando las cámaras de los medios de comunicación abundan en las zonas afectadas, es difícil contabilizar las víctimas y las pérdidas, y mucho más difícil aún estimar los efectos a largo plazo. Lesiones, pérdida de medios de subsistencia y quedarse sin hogar son algunos tipos de sufrimiento humano que comúnmente provocan los desastres naturales. Pero es muy probable que esas estadísticas e historias nunca lleguen a aparecer en los medios. Son las repercusiones sociales, económicas y ambientales que perdurarán mucho después de que las cámaras se hayan ido y serán los supervivientes locales quienes seguirán padeciendo sus efectos.

Los informes relacionados con el número de personas que podría llegar a desplazarse debido al cambio climático han sido revisados a medida de que se iba definiendo el alcance de los efectos ambientales pronosticados y confirmados. Por ejemplo, un artículo del Guardian británico de 2003 calculaba que para el año 2050 habría 150 millones de desplazados (Simms, 2003); en 2005, la BBC informaba que 50 millones de personas podrían convertirse en refugiados ambientales en los cinco años siguientes (BBC, 2005); y en 2007, a partir del borrador de un informe del IPCC, la ONG Christian Aid afirmaba que para el año 2050 podría llegar a haber mil millones de desplazados en todo el mundo, la mayoría por los efectos del cambio climático (Christian Aid, 2007).

Las cifras exactas no son lo importante, pero es más que obvio que la comunidad internacional tiene que comenzar a planificar la migración de poblaciones humanas provocada por los cada vez mayores riesgos de desastre y otras consecuencias del cambio climático. Si no se reconoce esta inminente y profunda alteración, los esperados desplazamientos de población pueden tener efectos colaterales negativos, como escasez de agua potable y de alimentos, disputas por tierras cultivables o habitables y, en última instancia, casos de abierta violencia. Sin embargo, cooperando, los gobiernos, los grupos de ayuda y los representantes de la sociedad civil pueden contribuir efectivamente para que al menos una parte de esos refugiados ambientales logre satisfacer sus necesidades básicas.

MÁS INFORMACIÓN

Intergovernmental Panel on Climate Change: www.ipcc.ch

International Federation of Red Cross and Red Crescent Societies: www.ifrc.org

Worldwatch Institute Disasters & Peacemaking Project: www.worldwatch.org/features/disasters

REFERENCIAS

BBC News, «Millions ‘Will Flee Degradation’», 11 de octubre 2005.

BORENSTEIN, S. y CASEY, M., «Panel: Climate Change Will Hurt Africa», Associated Press, 14 de mayo 2007.

CHAFE, Z. «Reducing Natural Disaster Risk in Cities», in State of the World 2007, W.W. Norton, New York, 2007.

Christian Aid, Human Tide: The Real Migration Crisis, mayo 2007.

DAHDOUH-GUEBAS, F., et al., «How Effective Were Mangroves as a Defence Against the Recent Tsunami?»

Current Biology, v. 15, n. 12 (2005), pp. 443–47. Intergovernmental Panel on Climate Change, Climate Change 2007: Impacts, Adaptation, and Vulnerability: Working Group II Summary for Policymakers, Brussels, 13 de abril 2007.

RAMAN, S., «Tsunami Villagers Give Thanks to Trees», BBC News Online, 16 de febrero 2005.

RENNER, M. y CHAFE, Z., Beyond Disasters: Creating Opportunities for Peace, Worldwatch Institute, Washington, DC, 2007.

RENNER, M. y CHAFE, Z., «Turning Disasters into Peacemaking Opportunities», in State of the World 2006, W.W. Norton, Nueva York, 2006. REVKIN, A., «U.N. Draft Cites Humans in Effects of Climate Shift», Nueva York Times, 5 de abril 2007.

SENGUPTA, S., «Torrential Rain Reveals Booming Mumbai’s Frailties», New York Times, 3 de agosto 2005.

SIMMS, A., «Unnatural Disasters», Guardian Newspaper, 15 de octubre 2003.

* Worldwatch Institute (zchafe@worldwatch.org).

1 Las cifras sobre desastres son cálculos del Worldwatch basados en Centre for Research on the Epidemiology of Disasters (CRED), «EMDAT: The OFDA/CRED International Disaster Database,» en www.emdat.net, actualizado el 6 de marzo de 2006. Debido a cambios en el método de registro, en 2003, las cifras recientes sobre la cantidad de desastres pueden parecer artificialmente exageradas si se las compara con las cifras históricas. Ver www.em-dat.net/guidelin.htm.

2 Ver definición de «total de afectados» en Centre for Research on the Epidemiology of Disasters (CRED), «EM-DAT Criteria & Definition,» www.em-dat.net/criteria.htm.

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