OPINION02-Chris Carlsson

Nowtopistas[1]

Chris Carlsson[2]

 

Reparadores, inventores y espíritus improvisadores, que aportan un enfoque artístico a tareas importantes que son ignoradas o infravaloradas por la sociedad de mercado, son los que yo denomino nowtopistas. Basándose en prácticas que han ido surgiendo durante las pasadas décadas, en la relación de los nowtopistas con el trabajo destaca una vertiente de política de clase auto-emancipatoria que va más allá del tradicional ámbito del trabajo asalariado. Estas prácticas incluyen actividades como la agricultura/horticultura urbana, las cooperativas de auto-reparación de bicicletas a menudo llamadas “cocinas de bicis”, colectivos de hackers comprometidos con el diseño de herramientas de software libre y con  la expansión y mejoramiento de las comunicaciones sociales, confeccionadores de ropa reciclada, cooperativas de biocombustibles, y muchos más. Una característica de muchas de estas actividades es que la gente deja de aportar su tiempo y sus conocimientos al mercado y – trabajando gratuitamente  – se reapropian del flujo de desechos del capitalismo moderno a la vez que utilizan las tecnologías de formas inesperadas. Vistos con una perspectiva amplia, están inventando los fundamentos sociales y tecnológicos para una forma de vida post-capitalista. Cada vez más gente, al reconocer la degradación inherente en las relaciones comerciales, comienza a crear redes de actividades que rechazan ser evaluadas en dinero. Las actividades nowtopistas comparten senderos con las prácticas del movimiento decrecentista, aun cuando esto no sea explícitamente reconocido. Cuando la gente deja de aportar al mercado su tiempo y sus conocimientos tecnológicos y decide a qué destinar sus esfuerzos está provocando un cortocircuito en la lógica de la sociedad de mercado que depende del crecimiento incesante. Están “saliéndose de la economía”, que es el lema del decrecimiento. Su habitual utilización de materiales descartados y reciclados del flujo de desechos del capitalismo demuestra también una transición a actividades productivas que por definición no equivalen a “crecimiento”.

Este trabajo auto-dirigido y llevado a cabo fuera de la esfera del trabajo asalariado puede ser interpretado en términos de clase y, en última instancia, de una sociedad sin clases. Los dos componentes esenciales son el tiempo y la tecnosfera. La gente se involucra en actividades que se desarrollan fuera de sus empleos, en su llamado tiempo “libre”. Tales prácticas, con frecuencia intensivas en tiempo y agotadoras, requieren compartir y ayudarse mutuamente, y constituyen el origen de nuevos tipos de comunidades. Esto representa una “recomposición” de la clase trabajadora, pese a que la mayoría de los participantes no se identificaría con tal marco de referencia. Dado que estas personas están embarcadas en una apropiación creativa de las tecnologías para propósitos que ellas mismas han diseñado y escogido, estas actividades implican la (parcial) trascendencia de la prisión del trabajo asalariado por parte de “trabajadores” que tienen cosas mejores que hacer que en sus empleos convencionales. Cuando se siente liberada de las restricciones coercitivas del trabajo asalariado y de las jerarquías arbitrarias, la gente trabaja duro. Son reparadores y herreros que trabajan con el flujo de desechos en los espacios abiertos del capitalismo tardío, generando nuevas prácticas a la vez que redefinen el sentido de la vida.

En una sociedad que eternamente se alaba a sí misma como democrática, el debate público en torno a nuestro más preciado secreto público, el trabajo, pocas veces se plantea. No hay ningún control público sobre las fundamentales decisiones que definen nuestras vidas, ya sea qué trabajo hacemos, cómo lo hacemos, con quién trabajaremos o, más generalmente, la naturaleza de la investigación científica, las clases de tecnología que deberíamos aceptar o rechazar (en función de una divulgación pública de las consecuencias de cada opción), etcétera. Es en esta profunda separación que surge la clase, la separación de la mayoría de nosotros del mundo que (re)producimos con nuestro trabajo compartido.

Al involucrarse con la tecnología de modos creativos y experimentales, los nowtopistas se comprometen en una guerra de guerrillas por el rumbo de la sociedad. En infinidad de comportamientos y de modos humildes, “invisibles”, los nowtopistas están hoy mejorando la vida, pero también sentando las bases, tanto técnicas como sociales, de un genuino movimiento de liberación de la vida condicionada por el mercado.

Granja Alemany (Fuente: Nowtopians, Chris Carlsson)

Granja Alemany [3] (Fuente: Nowtopians, Chris

Al mismo tiempo que el capitalismo continúa con su inexorable impulso para acorralar cada centímetro cuadrado del planeta dentro de su lógica de dinero y mercados, a la vez que intenta colonizar nuestros pensamientos y controlar nuestros deseos y comportamientos, surgen nuevas prácticas que están redefiniendo la política y abriendo espacios impredecibles. En lugar de hacerlo a través de formas políticas tradicionales, como los sindicatos o los partidos, la gente confluye en proyectos prácticos.

La misma inventiva y el genio creativo que erróneamente se atribuyen al capital y a los negocios están siendo aplicados a la ecología planetaria. Actuando localmente ante las catástrofes mundiales que se despliegan (muchas de ellas evitables, si lo intentásemos), amigos y vecinos están rediseñando los principales fundamentos tecnológicos de la vida moderna. Tales rediseños son elaborados mediante programas de “investigación y desarrollo” en garajes y patios traseros, entre amigos que utilizan los detritus de la vida moderna. Nuestros procomunes contemporáneos adoptan la forma de bicicletas descartadas y aceite vegetal de freidoras, de solares vacantes y de anchos de banda abiertos. “Verdaderos mercados libres”, anti-mercancías, festivales y servicios gratuitos son los imaginativos productos de una anti-economía, provisionalmente en construcción por parte de personas libremente cooperativas e inventivas. No esperan un cambio institucional desde arriba, sino que están construyendo el nuevo mundo dentro del caparazón del antiguo.

Lo que observamos en el movimiento nowtopista no es una lucha por la emancipación de los trabajadores dentro de la división capitalista del trabajo (que es lo mejor que podría esperarse de la estrategia  de los sindicatos, si le concediésemos el beneficio de la duda).

Cyclecide Bike Rodeo, una noria que funciona a pedales (Fuente: Nowtopians, Chris Carlsson)

Cyclecide Bike Rodeo, una noria que funciona a pedales (Fuente: Nowtopians, Chris Carlsson)

En cambio, vemos personas que reaccionan ante el trabajo excesivo y el vacío de una vida bifurcada que les es impuesta en el precario ámbito mercantil impulsado por el crecimiento. Una creciente minoría de gente está trabajando para escapar de la eterna rutina del consumismo y el trabajo agobiante. Para cada vez más gente, el tiempo se ha vuelto más importante que el dinero. El acceso a los bienes ha sido el principal incentivo para acatar la dictadura de la economía. Pero en reductos de uno u otro sitio, la fascinación por una hueca riqueza material, y con ella la disciplina impuesta por la vida económica, comienzan a resquebrajarse.

Esta es, también, la esencia fundamental de una política de decrecimiento. La incesante lógica impuesta por una economía anónima encuentra su contrapartida en la cotidiana afirmación de la subjetividad y la productividad creativa que se desarrollan fuera de la economía monetaria. En este contexto, el decrecimiento no equivale a un hundimiento del bienestar material, sino a una reorganización voluntaria de la actividad humana para que podamos trabajar menos, despilfarrar menos, tener todo aquello que necesitamos o deseamos, y disfrutar de la vida plenamente. Los únicos que pueden reorganizar la vida de este modo son aquellos que hoy se levantan y producen dentro de una sociedad capitalista; en otras palabras, sólo podemos hacer esto juntos. Reclamar el control de lo que hacemos y de cómo lo hacemos es el primer paso para escapar de la rutina del crecimiento incesante; el crucial primer paso hacia una sociedad que adhiera al decrecimiento.

Referencias

CARLSSON, C. (2008), Nowtopia: How Pirate Programmers, Outlaw Bicyclists, and Vacant-Lot Gardeners Are Inventing the Future Today, Londres: AK Press.

GORZ, A. (1981), Adiós al proletariado: Más allá del socialismo, Barcelona: El Viejo Topo.

GORZ, A. (1999), Reclaiming Work: Beyond the Wage-Based Society, Malden, MA: Blackwell Publishers Inc.

HOLLOWAY, J. (2002), Cambiar el mundo sin tomar el poder. El significado de la revolución hoy, Barcelona: El Viejo Topo.

HOLLOWAY, J. (2011), Agrietar el capitalismo. El hacer contra el trabajo, Barcelona: El Viejo Topo.

[1] La versión inglesa de este artículo se ha publicado en el libro Degrowth: a vocabulary for a new era (Giacomo D’Alisa, Federico Demaria, Giorgos Kallis (eds.), 2014). La versión traducida al castellano puede encontrarse en Decrecimiento: vocabulario para una nueva era, Icaria Editorial (2015).

[2] Fundador i co-director del proyecto  Shaping San Francisco (http://shapingsf.org/) (carlsson.chris@gmail.com)

[3] Una granja de 2,5 acres al lado de la autopista interestatal 280, al sur de San Francicsco. Está gestionada por voluntarios y la comunidad y suministra comida gratis a la gente que vive al lado, en un proyecto de vivienda publica.

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