Irais I. Juárez González, * Yolanda Millán, ** Mario Fernández-Zarza***

DOI: doi.org/10.53368/EP61FCrr05

Resumen: San Miguel de Allende (SMA) en Guanajuato, México, es una de las ciudades patrimonio más visitadas del país. En esta ciudad residen personas que han migrado desde Estados Unidos como un fenómeno de turismo de segunda residencia. Estas, en conjunto, con el turismo de élite nacional, han desplegado una serie de dinámicas en el territorio que incluyen la especulación inmobiliaria, la desterritorialización, el abandono de los cultivos locales, el agroextractivismo y el extractivismo del agua, todo lo cual ha implicado diversas violencias contra el cuerpo-territorio-tierra. Al margen de estas problemáticas, este fenómeno ha derivado en resistencias alimentarias, coordinadas principalmente por mujeres, en las que la economía del cuidado emerge como un diálogo de resistencia instaurado a través de la preservación de semillas, la continuación con el trabajo de la tierra en busca de alimentos territoriales, la consolidación de una red de personas y espacios que conjugan el intercambio de alimentos agroecológicos y artesanías locales, todo ello sustentado en la actuación y articulación de las mujeres.

Palabras clave: San Miguel de Allende, agroextractivismos, defensa territorial, violencia alimentaria, resistencia alimentaria, Tosma

Abstract: San Miguel de Allende (SMA) in Guanajuato, Mexico is one of the most visited heritage cities in the country. In this city live people who have migrated from the United States as a phenomenon of second home tourism that, together, with the tourism of the national elite, have triggered a series of dynamics in the territory ranging from real estate speculation, deterritorialization, the abandonment of local crops, agroextractivism, and water extractivism, involving various types of violence against the body-territory-land. Apart from these problems, this phenomenon has allowed food resistance to take off, coordinated mainly by women where the care economy emerges as a dialogue of resistance that is established through the preservation of seeds, the continuation with the work of the land in search territorial food, the consolidation of a network of people and spaces that combine the exchange of agro-ecological food and local handicrafts that are sustained from the action and articulation of women.

Keywords: SMA, agroextractivism, territorial defense, food violence, food resistance, TOSMA

 

 

Las violencias contra el cuerpo-territorio-tierra en San Miguel de Allende

SMA es una de las ciudades declaradas Patrimonio por la Unesco. Esta ciudad se ubica dentro del territorio conocido como Cuenca de la Independencia (CI) en el estado de Guanajuato, en el centro de México. SMA presenta una concentración urbana aproximada de ciento setenta mil habitantes. Según datos del Observatorio Turístico del Estado de Guanajuato (OTEG), esta es una de las principales ciudades turísticas del estado. En 2019, registró un arribo de más de quinientos mil turistas y más de 1,6 millones de visitantes; entre personas locales, nacionales y extranjeras. En la localidad se distribuyen setecientos veintidós restaurantes, ciento veintiocho hoteles, más de trescientas propuestas de Airbnb y noventa y nueve galerías de arte, que conforman parte de su atractivo turístico (DENUE-INEGI, 2021)

SMA posee una importancia histórica por su arquitectura, desarrollada durante la época colonial, cuando la ciudad vivió un auge impresionante por su posición estratégica como paso hacia el norte del país, en la ruta de la extracción de plata. Históricamente la región del Bajío, donde se ubica SMA, se ha relacionado siempre con la minería y el extractivismo colonial que detonó todos sus procesos territoriales, un sistema que continúa hasta la época neoimperialista, como un sistema de proveeduría de materias de diversa índole.

Por lo tanto, a partir de la década de 1940, SMA comenzó a atraer migrantes provenientes principalmente de Estado Unidos, un turismo de segunda residencia guiado por perfiles de producción artística y por el interés de aprender nuevos idiomas. Este caso es muy significativo por ser el inicio de los procesos hacia una repatriarcalización de los cuerpos-territorios-tierras y por presentar características de un colonialismo neoimperialista. En este caso la repatriarcalización la entendemos como un proceso en el cual el sistema patriarcal capitalista genera y reproduce dinámicas en los territorios, a saber: extractivismos, ruptura de los ciclos de la vida y de lo que la sustenta, reproducción de las estructuras laborales patriarcales, control de los cuerpos (en este caso, el control de los estómagos) (Cruz et al., 2017).

Este proceso en SMA está relacionado con la ocupación-despojo-desalojo territorial; el acaparamiento de servicios básicos; el desplazamiento de modelos alimentarios locales con la entrada de otros modelos globales que ofrecen las tiendas de conveniencia, adaptadas a los gustos de turistas y nuevos residentes; los procesos de especulación inmobiliaria, el acondicionamiento de inmuebles de cara al turismo, etc.

Además, la rápida expansión de un turismo «gringo», de élite mexicana y de segundas residencias ha jugado un rol importante en la reconfiguración de la identidad local, de los procesos sociales y de la cotidianidad de la ciudad. Durante este período de ocupación territorial, las personas de clase media y baja, así como quienes no entran en un modelo capitalista que impone un intercambio monetario, son desalojadas y segregadas hacia la periferia. Este hecho se traduce en el desplazamiento del acceso alimentario de las zonas centrales hacia las periferias. Para las personas locales se convierte en una lucha encontrar una alimentación variada (saludable) a precios asequibles en los establecimientos del centro histórico. En el mejor de los casos, pueden acceder a este tipo de alimentos en las periferias, porque en la zona central es necesario contar con recursos económicos suficientes para lograr comprarlos. Hablamos de un proceso de urbanización extranjera y de reconfiguración del territorio urbano, también guiado por el nombramiento como ciudad Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Además, Guanajuato ha sido pionero en México en la modernización de la agricultura que ha conllevado al agroextractivismo, y el territorio de la CI no es la excepción. Allí se instalan cada vez más empresas trasnacionales que ocupan las tierras para el cultivo de hortalizas de exportación, basándose en las prácticas ya conocidas de la revolución verde, con monocultivos extensivos y prácticas de acaparamiento del agua. Esto, junto con las 165 concesiones mineras que hay en el territorio actualmente, agrava la problemática de contaminación del agua por metales pesados, la misma agua consumida en las poblaciones del territorio. La consecuencia son graves problemas de salud, como insuficiencia renal, cáncer, fluorosis dental y esquelética, entre otros (Páramo et al., 2020). Todo este detrimento a la salud y a la vida misma implica una violencia al territorio y a los cuerpos.

Además, estas prácticas relacionadas con lo alimentario han generado múltiples violencias que han conllevado el deterioro de la agricultura familiar y campesina y, por tanto, la merma de la seguridad, justicia, autonomía y soberanía alimentaria en el territorio. Entender los cuerpos como territorio y reconocer al territorio en los cuerpos implica que «…cuando se violentan los lugares que habitamos, se afectan nuestros cuerpos; cuando se afectan nuestros cuerpos, se violentan los lugares que habitamos» (Cruz et al., 2017: 7).

En este sentido, hablar de cuerpos y territorios violentados por el capital supone no solo identificar los daños que en el Capitaloceno se generan en los territorios, sino también estudiar los territorios de frontera relacionados con las luchas y redes de resistencia. Así, entendemos que el territorio-cuerpo-tierra ha vivido distintas opresiones relacionadas con la alimentación en la CI y en concreto en SMA, por lo que hablamos de resistencias alimentarias (de los cuerpos, tierras y territorios enfermos por las lógicas de desterritorialización y del sistema agroalimentario que impera en el territorio).

 

Un entramado social, las experiencias de mujeres que defienden la alimentación y el territorio

La experiencia del entramado de resistencias en la CI y específicamente en SMA nos permite discutir y entender esos territorios de frontera, en el contexto de los embates de modelos hegemónicos. Las prácticas y los entramados de estas experiencias en SMA provienen de resistencias de las mujeres. Sabemos que son las mujeres quienes más sufren las violencias estructurales, en este caso contra el acceso a la tierra, el agua y una alimentación digna, pues, como sostienen las compañeras Feministas Comunitarias Antipatriarcales, hay múltiples violencias que se han aprendido en el cuerpo de las mujeres, pero estos cuerpos violentados, con su resistencia, permiten visibilizar las luchas y dinámicas que buscan garantizar la sostenibilidad de la vida (López-Andrada y Muñoz Pérez de las Vacas, 2020). Una de las primeras experiencias emblemáticas de intercambio en este territorio fue la de una biblioteca comunitaria de semillas, que promueve el libre intercambio de simientes adaptadas a las condiciones locales.

Se trata de un colectivo impulsado por mujeres urbanas y periurbanas que son activistas, artistas, agricultoras y guardianas de semillas criollas, para quienes la semilla se convierte en uno de los elementos principales de defensa de la vida. La biblioteca, contraria a la idea de un banco, implica un proceso vivo y una paradoja de la esencia de la vida, con préstamos e intercambios de variedades locales para asegurar la continuidad de su reproducción y preservación. Esta biblioteca comunitaria de semillas representa una de las experiencias clave en el entramado del sistema alimentario alternativo en el territorio, pues se ha consolidado como el inicio de muchos de los procesos de transiciones agroecológicas hacia la soberanía y autonomía alimentarias que construyen nodos con el resto de las iniciativas y resistencias.

Imagen 1. Talleres participativos para construcción de Sistemas Participativos de Garantía en el Territorio. Autora: Yolanda Millán.

Otra de las experiencias se denomina Vía Orgánica, una asociación civil sin ánimo de lucro que promueve la alimentación saludable en el territorio. Además, esta iniciativa difunde con el ejemplo prácticas agroecológicas, y así inspira a pequeñas y pequeños agricultores locales para optar por modelos de agricultura regenerativa, al tiempo que conecta a los pequeños agricultores locales con los consumidores. Vía Orgánica está estrechamente vinculada con organizaciones nacionales como Semillas de Vida, Sin Maíz no hay País, Alianza por la Salud Alimentaria, y también con otras internacionales, como Organic Consumers Association y Millones contra Monsanto América Latina. Ello implica relacionar estas luchas en los niveles local, nacional e internacional. La presencia de las mujeres en estos procesos es imprescindible cuando las resistencias se dan en la defensa de los cuerpos, porque son mujeres las encargadas de las dinámicas de educación y formación en el cuidado del territorio, en las rutas turísticas para aprender sobre los procesos agroecológicos, en las propuestas gastronómicas que fomentan un cambio en el paradigma alimentario, entre otras acciones que sin duda alguna emergen de la economía del cuidado.

Imagen 2. La diversidad en la agricultura agroecológica sustentada por mujeres de todas las edades. Autora: Yolanda Millán

 

El Tianguis Orgánico de San Miguel de Allende (Tosma) es otro de los espacios clave de articulación de resistencias alimentarias y agroecológicas en el territorio. Se trata de una de las iniciativas emblemáticas y con mayor arraigo en la ciudad de SMA. Tosma se fortalece con ese turismo de segunda residencia, porque son personas de Estados Unidos quienes se convierten en sus principales consumidores y, junto con nacionales, dinamizan la interacción entre productores, artesanos y consumidores. Es resultado de un trabajo colectivo de quienes integran Tosma y quienes además han encontrado una ruta de vinculación en este proceso de ocupación territorial hacia una incidencia alimentaria.

Tosma es un espacio autogestionado impulsado por la cooperativa Impulso Verde, que surgió propiamente de la necesidad de identificar a pequeños productores aislados que no tenían la posibilidad económica de contar con un lugar físico para poder intercambiar su producción en SMA. Se inició así una articulación de actores locales en un espacio físico para intercambiar sus productos. Además, este espacio ha permitido formar a los productores para encarar transiciones agroecológicas, alejadas de las lógicas agroextractivistas a las que se habían venido sometiendo muchos de los campesinos en el territorio.

Tosma promueve fundamentalmente la conexión entre productor y consumidor, y logra una interacción sin intermediarios, a través de un modelo de sistema participativo de garantía (SPG) que le asegura al consumidor local que los productos don agroecológicos. En este proceso complejo, un papel importante lo desarrolla el colectivo de Mujeres Productoras, coordinado por Yolanda Millán. Un colectivo que ha favorecido la transformación de la agencia de las mujeres en comunidades rurales no solo de SMA, sino también de otras comunidades y municipios del territorio. A partir de lógicas de la economía social y solidaria y de su articulación, han construido alternativas a las condiciones de vida que los procesos del capitalismo dejan en el territorio. De este modo, Tosma es el espacio que emerge en este territorio de frontera. Estas mujeres han sufrido diversos procesos de violencias territoriales; uno de ellos es la migración de sus parejas masculinas hacia Estados Unidos y la consecuente necesidad de proveer el sustento para sus familias.

Imagen 3 y 4. Mujeres que participan en el TOSMA. Autora: Yolanda Millán.

Conclusión

Frente a los procesos de repatriarcalización asentados en el territorio, uno de los retos más importantes para estos colectivos es vivir en un territorio erosionado por tales dinámicas, donde tienen que luchar y resistir frente a los discursos de modernización de los Gobiernos y las prácticas de las empresas trasnacionales. Por tanto, las resistencias de todas estas mujeres incluyen conservar y reproducir las semillas, luchar por el agua, por la tierra misma, pero también, en muchos casos, encontrar un espacio donde intercambiar la comida saludable que producen sin tener que someterse a las dinámicas del capital, evitando procesos engorrosos y costosos como las certificaciones orgánicas. Por ende, en estos espacios encuentran un marco para la construcción colectiva y el apoyo mutuo.

Así, los entramados y las lógicas de estos colectivos y movimientos se hacen eco de la defensa de los cuerpos, de la tierra erosionada y apropiada y de los territorios en sí. La articulación de estas mujeres y colectivos aquí presentados nos recuerda que sembrando y comiendo también se lucha, que comer y articularse es una forma de cuidarnos, de sostener la vida y de decirle a las dinámicas del capital y la repatriarcalización de los territorios que… ¡no pasarán!

 

Referencias

Cruz, D. T., Vázquez, E., Ruales, G., Bayón, M., & García-Torres, M. (2017). Mapeando el cuerpo-territorio. Guía metodológica para mujeres que defienden sus territorios. Quito: Colectivo Miradas Críticas del Territorio desde el Feminismo.

DENUE-INEGI. (2021). Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas. Recuperado de: https://www.inegi.org.mx/app/mapa/denue/default.aspx

López-Andrada, C., & de las Vacas, S. M. P. (2020). Entrevista con Adriana Guzmán sobre decolonización de los feminismos en Mérida (Extremadura). Polyphōnía. Revista de Educación Inclusiva/Polyphōnía. Journal of Inclusive Education, 4(2), 304–311.

Páramo, M., & Martínez, G. (2020). Una muerte silenciosa por el extractivismo del agua en la Cuenca de la Independencia. La Jornada del campo. Recuperado de https://www.jornada.com.mx/2020/11/21/delcampo/articulos/muerte-silenciosa.html

 

* Universidad de Guanajuato. E-mail: irais.jg@gmail.com.

** Cooperativa Impulso Verde. E-mail: yolmillanm@gmail.com

*** Universidad de La Salle Bajío A. C. E-mail: mfernandezz@delasalle.edu.mx

 

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