Joan Martínez Alier*                                                                             

 

Palabras clave: ecologismo popular, injusticia transicional, el acto de matar, extractivismo

Keywords: Popular Environmentalism, transicional injustice, the act of killing, extractivisim

 

 

Indonesia es un país muy grande y con muchas diferencias entre sus regiones. ¿Puede hablarse de un solo movimiento ambientalista? ¿Cuál es el rol de Walhi? Los conozco por ser miembros de Amigos de la Tierra Internacional desde hace muchos años. El Foro de Indonesia para el Medio Ambiente (Wahana Lingkungan Hidup Indonesia) se fundó en 1980 y se adhirió a Friends of the Earth International (FoEI) en 1989.

Sí, Indonesia es muy grande, pero además es un país muy complejo desde el punto de vista geográfico, político y cultural. Está formado por 13.466 islas (922 no habitadas) con más de doscientos cincuenta millones de personas y trescientos grupos étnicos; más de la mitad de la población se concentra en la isla de Java. Desde 1999 es un país descentralizado, conformado por treinta y cuatro provincias (ocho de ellas creadas en 2000 y una en 2001), cinco de ellas con un «estatus especial». En cuanto a la religión, solo se reconocen seis (islam, cristianismos protestante y católico, hinduismo, budismo y confucianismo) de las 245 existentes. Estas características hacen muy difícil que exista un único movimiento de justicia ambiental. Según lo que vimos durante diversas estancias y en las entrevistas realizadas, hay muchos movimientos por la justicia ambiental repartidos en todas las islas. El rol de Walhi es dar apoyo a estos movimientos y promover una coordinación nacional; por ejemplo; coordinar las luchas en contra de los nuevos proyectos de islas artificiales o conectar las luchas urbanas en contra de la contaminación del aire con las rurales en contra de la extracción y las centrales térmicas de carbón.

Walhi es la organización ecologista más antigua, y además es reconocida y legitimada por los movimientos. Une a más de cuatrocientas cincuenta ONG de Indonesia, con oficinas independientes y de conformación local en veintisiete provincias.

 

 

¿Walhi es un movimiento más bien conservacionista o representa el ecologismo popular e indígena?

Walhi aglutina muchos movimientos ecologistas populares; en ellos se incluyen grupos de indígenas, como los dayaks, que luchan para defender su territorio. Además, es una organización que da apoyo a estos movimientos locales trabajando a diferentes escalas, locales, provinciales y nacionales según cada caso. Existe una coordinadora nacional, pero cada región tiene sus propias oficinas y grupos de trabajo con cierta autonomía.

 

En cuanto al movimiento indígena, Indonesia no ratificó el convenio 169 de la Organización Nacional del Trabajo (OIT), ¿verdad? ¿Es este tema algo políticamente vivo?

Nosotras no entrevistamos a ninguna organización o movimiento puramente indígena. Pero nos hablaron de la Alianza de Pueblos Indígenas del Archipiélago (Aliansi Masyarakat Adat Nusantara, AMAN), que aglutina varias organizaciones, comunidades y activistas indígenas. En su página web,[1] explican las específicas luchas por los derechos indígenas y sus principales demandas, sobre todo en los años 1980-1990. Al parecer no fue hasta 2013 que se reconocieron los derechos de los pueblos indígenas en la Constitución de Indonesia. Según AMAN, el uso del término indígena ya es una forma de resistencia porque si no se los considera despectivamente tribales, habitantes de los bosques, comunidades «primitivas» o simplemente obstáculos al desarrollo.

Además, como hemos dicho, organizaciones ecologistas como Walhi dan apoyo a comunidades indígenas como la de los dayaks, así como la red de abogados sobre minería Jaringan Advokasi Tambang (JATAM) da apoyo directo a los karonsi’e dongi.

 

Cada isla y territorio tiene sus conflictos ambientales propios. ¿Podemos describirlos brevemente? ¿Quiénes son los actores a nivel popular? No siempre Walhi, ¿verdad? Debe haber otros actores, organizados o espontáneos, en conflictos tanto urbanos como rurales.

Sí, cada isla tiene sus propias problemáticas. En términos muy generales y considerando las islas más pobladas, podemos decir que en Java los principales conflictos tienen que ver con las centrales térmicas de carbón;[2] en Borneo y Célebes, con la extracción y el transporte de minerales y tierra y las plantaciones de palma;[3] en Sumatra, con las hidroeléctricas y los monocultivos de palma y celulosa, especialmente violentos.[4] En muchas de las islas pobladas cada vez son más los conflictos relacionados con la expansión de infraestructuras, islas artificiales y nuevos aeropuertos.[5]

No siempre está Walhi presente, pero sí en muchos casos, aunque sea sin el nombre de Walhi, ya que hay alguna organización nacida de Walhi (como JATAM). Por otro lado, cuando Walhi está presente, no es el único actor; en las movilizaciones más grandes se forman plataformas que aglutinan muchas organizaciones y actores (agricultores, pescadores, mujeres). Por ejemplo, en Salvar la Bahía de Yakarta (Save Jakarta Bay) están comprendidas otras redes, como Solidaridad de las Mujeres (Solidaritas Perempuan, SP), Unidad de Pescadores tradicionales de Indonesia (Kesatuan Nelayan Tradisional Indonesia, KNTI) o ForBali, que aglutina grupos de distintos barrios de esta isla. Como en otros sitios del mundo, muchas veces no hay luchas puramente ambientalistas; se encabalgan con otras luchas sociales.

 

¿El debate sobre el extractivismo en América Latina ha llegado a Indonesia? ¿Debería llegar? ¿Cómo?

 

Creemos que el debate sobre el extractivismo sí ha llegado a Indonesia, pero con otros lenguajes. Sobre todo en relación con la economía y la producción energética basada en el carbón. Indonesia es el principal exportador de carbón del mundo y su extracción sigue creciendo exponencialmente desde la década de 1990. A escala nacional, varias organizaciones ecologistas están hablando de decrecimiento, entendido como cambio de modelo energético o búsqueda de alternativas diferentes a la economía basada en el carbón.

Las organizaciones ecologistas han dado la voz de alerta sobre la nueva propuesta de ley de minerales y carbón en la que el actual Gobierno concreta su interés en incrementar el uso de carbón como fuente de energía nacional, promover las actividades de explotación y definir políticas que aumenten el valor agregado del mineral.

 

Hay lugares en Indonesia donde lo ambiental y lo geopolítico están muy relacionados, como en Papúa Occidental, con el movimiento por la independencia y las persistentes protestas contra Free McMoran en Grasberg. La prensa ha vuelto a hablar bastante del tema en 2019. ¿Cuál es la situación actual y cuáles son las perspectivas de futuro?

El tema de Papúa Occidental ocuparía un artículo entero y haría falta una investigación en profundidad. Son casi cincuenta años de un movimiento independentista violentamente reprimido en la región occidental de la isla de Nueva Guinea, territorio muy rico en recursos. Sabemos poco de lo que realmente está ocurriendo. El acceso a periodistas y académicos extranjeros está restringido, está limitada la comunicación y existen bloqueos a Internet.

La prensa ha hablado un poco de las protestas del pasado septiembre (2019) porque hubo al menos treinta muertos, pero siempre se ha puesto el foco en la violencia de las protestas, no en la agresión y la represión diaria que sufren tanto el movimiento independentista como la población más marginal y pobre. ¿Cuánta gente muere, es asesinada, allí cada día? ¿Por qué existe tanta censura? Un activista muy conocido en Indonesia, Dandhy Laksono, fue detenido por difundir imágenes y publicar dos tuits sobre los hechos de septiembre; se lo acusó de fomentar el odio. Dandhy es además el director del famoso documental Sexy Killers[6] sobre los graves impactos de la industria del carbón y su relación con las políticas en Indonesia.

Y sí, la mina de Grasberg es internacionalmente muy conocida por ser la mayor mina de oro y la tercera de cobre en el mundo.[7] Pero ¿qué otros casos habrá de los que no sabemos?

 

Como españolas las dos, seguramente os llama la atención un contexto paralelo: la falta de justicia transicional en Indonesia tras la matanza de 1965 y la llegada de la democracia «olvidadiza» al cabo de los años, con esos documentales que últimamente han circulado sobre esa matanza. ¿Cuál es vuestra impresión al respecto? ¿De qué información dispone la gente en Indonesia? ¿Es el miedo un factor que todavía impide protestas socioambientales más abiertas? ¿Cuál es el grado de libertad y de represión?

¡Uf, sí! Solo de escuchar la pregunta ya nos entra dolor de estómago. Es algo que nos preguntamos nosotras también. Es muy difícil de explicar desde un punto de vista humano, porque realmente supera a la ficción. Sobre todo llama la atención cómo se justifica y se interioriza la «necesidad» de asesinar a más de quinientas mil personas para limpiar de «comunistas» (reales o presuntos) el país por el bien de Indonesia. Los documentales The Act of Killing («El acto de matar», 2012) y The Look of Silence («La mirada del silencio», 2014), ambos dirigidos por Joshua Oppenheimer, son útiles para darse cuenta de que fue real y para ver la magnitud de la impunidad y del miedo y el cinismo que se vive en el país en relación con el tema. Es imposible mantener la mirada en la pantalla el tiempo que duran los vídeos; es imposible no cuestionarte dónde está la dignidad humana. En los documentales se ve cómo se celebran el genocidio y el asesinato; no hay remordimientos y los protagonistas (los asesinos) no se esconden ni se avergüenzan, llevan una vida normal.

Aquellos con quienes mínimamente pudimos hablar de esto nos comentaron que es un tema tabú. En las escuelas no se menciona. Toda la simbología, los libros, etc., relacionados con el comunismo están totalmente prohibidos. Pero, al mismo tiempo, se sigue celebrando el 30 de septiembre (G30S), día que se inició una purga masiva de comunistas, culpados de un intento de golpe de Estado (también fueron asesinados varios militares). Todavía no se tiene una sola versión de lo ocurrido, pero lo que sí se sabe es que fueron las propias fuerzas armadas de Indonesia quienes asesinaron a los militares como paso previo a la gran matanza.

Pareciera que han calculado cuánta memoria histórica borrar y cuánta dejar. Hoy en día se sigue criminalizando y asesinando para «evitar el comunismo». En 2018, el activista ambiental Heri Budiawan, que protestaba en contra de una mina de oro en el este de Java,[8] fue condenado a 10 meses de prisión por «difundir el comunismo». Son numerosos los asesinatos selectivos de líderes ecologistas, el más reciente, en septiembre de este mismo año 2019, fue el de Golfrid Siregar, miembro de Walhi en Sumatra Septentrional que luchaba en contra de una represa.[9] Se ha demostrado que muchos de los asesinatos de luchadores contra las plantaciones de celulosa o palma de aceite en Sumatra estuvieron a cargo de paramilitares.[10]

Se dice que solo en lugares como Bali (con gran influencia turística) ForBali  ha logrado grandes manifestaciones abiertas en contra de proyectos como las islas artificiales.[11] A pesar del miedo y la criminalización, han conseguido buscar estrategias de movilización vinculadas al arte y la cultura para evitar la confrontación. Han logrado transformar las movilizaciones en «atracciones turísticas». Todos comentan que ForBali es una gran excepción en Indonesia; es el primer gran movimiento después de la dictadura de Suharto (1967-1998).

Imagen 1: Manifestación del movimiento ForBali en contra del proyecto de islas artificiales en Bali. Diciembre 2017Autora: Sara Mingorría

Os doy las gracias de corazón por explicar esto. Volvamos al día a día. Kalimantan es una isla que exporta mucho carbón, ¿verdad? ¿También tiene un gran valor su biodiversidad? ¿Hay movimientos de blockadia respecto a los combustibles fósiles en Indonesia?

Sí, sobre todo en Kalimantan, que es donde se extrae la mayor cantidad de carbón. Allí es, además, donde habitan los conocidos orangutanes. Como decíamos, existen movimientos que intentan frenar la extracción de carbón en puntos concretos. JATAM es una de las organizaciones que se encarga de dar apoyo legal a estos movimientos.

 

La quema de bosques y la expansión de la palma de aceite en muchos lugares de Indonesia ha sido un tema de la prensa en 2019 y desde hace años. ¿Cuál es la tendencia y cuáles son las resistencias?

Sí, los incendios en las islas de Sumatra y Borneo fueron noticia por los graves episodios ocurridos en 1997, 2015 y ahora también en 2019. Solo en 2015 se quemaron unos 2,6 millones de hectáreas, que es mucho más que el bosque certificado como sostenible que tenemos en todo el Estado español. En 2019 se detectaron dos mil novecientos focos. Estos incendios han sido noticia porque, a pesar de que hay incendios «naturales», estos cada vez son más intensos y devastadores. Por un lado, está afectando el cambio climático (temperaturas más altas y prolongadas en el tiempo) y, por otro, la expansión cada vez más acelerada de las plantaciones de palma y celulosa.

En la región en la que nosotras estuvimos (al oeste de Kalimantan, en la isla de Borneo), los incendios provocados por las plantaciones son muy graves porque lo que se está quemando son las reservas de carbono en las tierras superficiales. Las turbas son humedales que se desecan para sembrar palma y, al estar secos, se inflaman. Asimismo, organizaciones locales han comprobado que las concesiones de palma otorgadas a empresas transnacionales coinciden con los focos de los incendios. La prensa debería cubrir mejor este tema. El problema para la población no es solo (por si fuera poco) que se quemen sus bosques (sus medios de vida) y sus casas, sino también que esos lugares serán sembrados de palma.

Además están los temas de salud. Los fuegos de las turberas son especialmente peligrosos porque liberan a la atmósfera grandes cantidades de óxidos de carbono, metano y sobre todo pequeñas partículas que pueden llegar a los pulmones y a la corriente sanguínea, incluso al cerebro, y ocasionar muertes prematuras. Un estudio científico demostró que en los incendios de 2015 murieron más de cien mil personas. Cuando estuvimos en Kalimantan, la calidad del aire era de 479 (500 es la peor calidad registrada por este indicador). Si la comparamos con ciudades como Madrid, vemos que hoy el indicador marca 25, y en Barcelona 45. A partir de 100, es peligroso para la salud. Este indicador mide la concentración de gases contaminantes y partículas en suspensión que afectan muy negativamente a la salud.

Hay comunidades y organizaciones ecologistas, conservacionistas y agraristas tanto locales como internacionales que siguen luchando y oponiéndose a la expansión de estos monocultivos. Las principales estrategias y vías de resistencia ahora son el uso de mapeos participativos. Emplean drones para obtener información de la tierra que pueden reclamar como suya a través de los programas de reforma agraria y bosque social del Gobierno. También realizan denuncias legales contra empresas o negociaciones directas. Asimismo en Europa se hacen campañas para que se prohíba la importación de aceite de palma (pues se considera que nunca será sostenible). En marzo de 2019 la Comisión Europea catalogó el aceite de palma como materia prima insostenible, ya que su producción está relacionada con la deforestación. El uso de aceite de palma en el biodiésel se debe reducir a partir de 2023 y debería llegar a cero en 2030. El Estado español es el mayor importador de aceite de palma de la UE; lo destina principalmente a fabricar biocombustibles. Ecologistas en Acción ha organizado la campaña #siEsPalmaNoesBio para exigir al Gobierno español que no espere hasta 2023 y que deje de importar aceite de palma con base en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) y el anteproyecto de ley de cambio climático.

El futuro no es muy alentador en Indonesia, ya que muchos grupos y comunidades están muy cansados de resistir, de ser criminalizados y asesinados, y al mismo tiempo el Gobierno realiza campañas a favor de la palma como la denominada #sawitbaik («buena palma») coincidiendo con los incendios.

Imagen 2: Mapa de Indonesia y países circundantes. Autoras: Sara Mingorría e Irene Iniesta

Referencias

EJAtlas, 2014. Amungme against Freeport-McMoRan, Indonesia. Disponible en: https://ejatlas.org/conflict/amungme-against-freeport-mcmoran-indonesia, consultado el 19 de noviembre.

EJAtlas, 2014. PT PSA Oil Palm Plantation Conflict, Sumatra, Indonesia. Disponible en: https://ejatlas.org/conflict/pt-psa-oil-palm-plantation-conflict-sumatra-indonesia, consultado el 19 de noviembre.

EJAtlas, 2017. Bangun Nusa Mandiri Palm Oil Plantation in Jelai Hulu, Ketapang District, Indonesia. Disponible en: https://ejatlas.org/conflict/establishment-of-pt-bnm-palm-oil-plantation-in-jelai-hulu-ketapang-district, consultado el 19 de noviembre de 2019.

EJAtlas, 2017. Batang Coal Fired Power Plant, Central Java, Indonesia. Disponible en: https://ejatlas.org/conflict/batang-coal-mining-central-java-indonesia, consultado el 19 de noviembre.

EJAtlas, 2017. IndoMet Project, Coal Mining in East and Central Kalimantan, Indonesia. Disponible en: https://ejatlas.org/conflict/the-indomet-project-coal-mining-in-east-and-central-kalimantan-indonesia, consultado el 19 de noviembre.

EJAtlas, 2018. Batang Toru dam, North Sumatra, Indonesia. Disponible en: https://ejatlas.org/conflict/lesten-tampur-dam, consultado el 19 de noviembre.

EJAtlas, 2018. New Yogyakarta International Airport (NYIA), Java, Indonesia. Disponible en: https://ejatlas.org/conflict/international-airport-on-the-kulon-progo-coast-indonesia, consultado el 19 de noviembre.

EJAtlas, 2018. Tolak Reklamasi Movement against Artificial Islands (Reclamation) Project, Bali, Indonesia. Disponible en: https://ejatlas.org/conflict/tolak-reklamasi-bali-indonesia, consultado el 19 de noviembre.

EJAtlas, 2019. Fisherfolk against Reclamations in Jakarta Bay, Indonesia. Disponible en: https://ejatlas.org/conflict/fisherfolk-against-fake-new-islands-in-jakarta-bay-indonesia, consultado el 19 de noviembre.

 

* Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals (ICTA), Universitat Autònoma de Barcelona. E-mail: joanmartinezalier@gmail.com.

[1]. http://www.aman.or.id.

[2]. EJAtlas, 2017. Batang Coal Fired Power Plant, Central Java, Indonesia.

[3]. EJAtlas, 2017. IndoMet Project, Coal Mining in East and Central Kalimantan, Indonesia. EJAtlas, 2017. Bangun Nusa Mandiri Palm Oil Plantation in Jelai Hulu, Ketapang District, Indonesia.

[4]. EJAtlas, 2018. Batang Toru dam, North Sumatra, Indonesia. EJAtlas, 2014. PT PSA Oil Palm Plantation Conflict, Sumatra, Indonesia.

[5]. EJAtlas, 2019. Fisherfolk against Reclamations in Jakarta Bay, Indonesia. EJAtlas, 2018. Tolak Reklamasi Movement against Artificial Islands (Reclamation) Project, Bali, Indonesia. EJAtlas, 2018. New Yogyakarta International Airport (NYIA), Java, Indonesia.

[6]. https://www.youtube.com/watch?v=qlB7vg4I-To.

[7]. EJAtlas, 2014. Amungme against Freeport-McMoRan, Indonesia.

[8]. El caso se está preparando en el EJAtlas.

[9]. EJAtlas, 2018. Batang Toru dam, North Sumatra, Indonesia.

[10]. EJAtlas, 2014. PT PSA Oil Palm Plantation Conflict, Sumatra, Indonesia.

[11]. EJAtlas, 2018. Tolak Reklamasi Movement against Artificial Islands (Reclamation) Project, Bali, Indonesia.

Descargar artículo

La revista Ecología Política se publica gracias al apoyo de sus suscriptores/as. Este es un proyecto sin ánimo de lucro por lo que todos los recursos donados se dedicarán exclusivamente a realizar y mejorar la revista Ecología Política. Puede adquirir la versión en papel de la revista así como suscribirse a ella y contribuir a su creación y difusión.

Compra la revista Suscríbete  Suscríbete al newsletter 

Pasado un año desde su publicación, los contenidos pasan a ser de libre acceso. Puede consultar este contenido de forma gratuita y descargar el pdf.

Descargar artículo

Leave a Reply