José Manuel Arcos
Coordinador del Programa Marino de SEO/BirdLife
jmarcos@seo.org
SEO/BirdLife-Delegació de Catalunya, C/Murcia 2-8, local 13, 08026 Barcelona

 

Alguien podría preguntarse qué pintan las aves en un tema tan trascendental como el de la política pesquera. Para los que alberguen esa duda, es importante empezar por el principio.

En primer lugar, cada vez es más evidente que nos enfrentamos a una grave crisis de biodiversidad[1], una crisis que subyace a la actual coyuntura económica[2]. La búsqueda de soluciones pasa por un cambio de modelo en el que el medio ambiente deje de verse como una molestia y se entienda como parte de la solución[3]. La pesca representa un ejemplo paradigmático de esta situación, especialmente porque es una actividad extractiva que depende directamente de los recursos explotados, los cuales no han recibido la atención que debieran a la hora de regular la actividad. A lo largo del último siglo, la actividad pesquera ha crecido exponencialmente, causando un creciente impacto sobre los recursos marinos hasta llegar a niveles insostenibles. Las constantes mejoras tecnológicas, los numerosos subsidios a la actividad y la expansión hacia nuevos caladeros han eclipsado en parte el problema, pues durante décadas las capturas fueron creciendo pese al deterioro creciente de los recursos; pero hoy en día la crisis del sector es indiscutible a nivel global (Pauly et al., 2005). Y la crisis del sector no sólo afecta a los recursos pesqueros, aunque éstos han sido los únicos a los que se ha tenido en cuenta (bien es cierto que no lo suficiente) a la hora de gestionar la actividad. En efecto, la pesca representa un impacto de primer orden para el ecosistema marino en su conjunto (Jakson et al., 2001), y cada vez existe mayor consciencia de la necesidad de abordar la gestión pesquera desde un punto de vista ecosistémico (Pikitch et al., 2004).

En este contexto, el papel que juegan las aves es múltiple. Por un lado, éstas son unos excelentes indicadores del estado de conservación del medio, y las aves marinas no son una excepción (Furness & Greenwood, 1992). En el caso de la pesca, las aves pueden aportar información muy valiosa sobre el estado de los stocks de peces (Cairns, 1987), así como del grado de presión que la actividad ejerce sobre el ecosistema marino (Piatt et al., 2007). Por otro lado, las aves entran en la ecuación como un componente más del ecosistema marino que se ve afectado por la pesca. Este no es un tema baladí desde el punto de vista de la conservación, ya que las aves marinas son el grupo de aves más amenazado hoy en día (Croxall et al., 2012), y la pesca se encuentra entre sus principales amenazas (Lewison et al., 2012). Más aún, las aves suelen jugar un importante papel como “especies bandera”, capaces de captar la atención del gran público en la lucha por causas medioambientales que van más allá de las propias aves. Un buen ejemplo de ello es el rol que han jugado en diversos vertidos de hidrocarburos, si bien es cierto que en temas pesqueros suelen quedar en un segundo plano.

Gaviotas patianilladas (Larus michaellis) aprovechando los descartes de un arrastrero frente a Barcelona (Autor: José Manuel Arcos)

Gaviotas patianilladas (Larus michaellis) aprovechando los descartes de un arrastrero frente a Barcelona (Autor: José Manuel Arcos)

Durante el proceso de reforma de la Política Pesquera Comunitaria (PPC)[4], que concluye en 2013, BirdLife International y sus socios europeos han trabajado con el resto de ONG ambientalistas en pro de un modelo de pesca ambiental y socioeconómicamente sostenible, y respetuoso con el ecosistema marino en su conjunto. Más allá de este mensaje común, desde BirdLife se ha prestado especial atención a las aves marinas, buscando un modelo de pesca que también las tenga en cuenta. Los siguientes son algunos de los puntos a los que se ha prestado mayor atención desde esta perspectiva singular.

Capturas accidentales

Las aves marinas son organismos longevos (pueden vivir varias décadas) y con tasas de reproducción bajas, por lo que sus poblaciones son muy sensibles a aquellos factores que incrementan sus tasas de mortalidad natural. Las capturas accidentales en artes de pesca (especialmente en palangres y redes de enmalle) son probablemente el más preocupante de estos factores. El problema cobró relevancia hace casi dos décadas en los mares del sur, al asociarse con un fuerte declive de diversas especies de albatros y petreles[5]. Esto llevó a desarrollar medidas de mitigación que minimizaran las capturas, como el uso de “líneas espantapájaros”, con notable éxito en algunas regiones[6].

Radiografia de una gaviota de Audouin (Larus audouinii) muerta por la ingestión de anzuelos de pesca (en este caso deportiva) frente a Barcelona (Autor: José Manuel Arcos y CRF Torreferrussa)

Radiografia de una gaviota de Audouin (Larus audouinii) muerta por la ingestión de anzuelos de pesca (en este caso deportiva) frente a Barcelona (Autor: José Manuel Arcos y CRF Torreferrussa)

Mientras tanto, en Europa el problema ha pasado más desapercibido. Pero cada vez existen más evidencias del impacto de las capturas accidentales de aves en nuestras aguas, que podrían causar la muerte de más de 200.000 individuos cada año en la UE[7]. Por ello, en los últimos años BirdLife ha luchado por conseguir un plan de acción comunitario para minimizar las capturas accidentales de aves, logrando la publicación de éste en 2012[8]. El trabajo continúa ahora para enmarcar dicho plan en la nueva PPC, así como transponerlo a la regulación nacional de cada uno de los Estados Miembros. Hay que decir que en algunas zonas de la UE el problema de las capturas accidentales de aves es tan o más serio en el caso de algunas artes de pesca artesanal, que por norma concuerdan más con un modelo de pesca ambiental y socioeconómicamente sostenible. Pero si apostamos por el principio ecosistémico no podemos olvidar el impacto sobre las aves, sobre todo cuando pone en riesgo la viabilidad de algunas especies. La solución pasa por afrontar de cara el problema y trabajar junto a los pescadores para buscar medidas que minimicen las capturas accidentales o adaptar las ya desarrolladas en otras regiones. Al fin y al cabo, las capturas accidentales no dejan de ser una molestia para los pescadores, por lo que minimizarlas también repercutirá en beneficio del sector.

Descartes de pesca

Los descartes pesqueros son capturas que se devuelven al mar por varias razones, principalmente por exceso de cuota, tallas no legales o especies de escaso o nulo valor comercial. Las aves marinas hacen un uso extensivo de este recurso como fuente de alimento predecible y de fácil acceso. Por ello, a menudo se achaca a las organizaciones conservacionistas de aves el apoyar este tipo de prácticas, que conllevan por otro lado un alto impacto sobre el ecosistema marino. Pero nada más lejos de la realidad. Si bien es cierto que algunas poblaciones de aves han crecido gracias a los descartes, también lo es que las aves estrictamente marinas prefieren capturar presas de forma natural, y solo recurren de forma significativa al consumo de descartes cuando las presas naturales (principalmente pequeños peces pelágicos) escasean (Tew Kai et al., 2013). Además, los descartes favorecen diferencialmente a las especies más oportunistas, causando puntualmente problemas indirectos derivados de la superpoblación de éstas, y en definitiva alterando la composición de las comunidades de aves marinas. Por otro lado, los descartes pueden ser contraproducentes para las aves, al estar compuestos por especies a menudo menos nutritivas y con más contaminantes (Arcos et al., 2008).

Por todo ello, BirdLife ha trabajado en sintonía con el resto de ONGs ambientales a favor del objetivo de reducir o eliminar los descartes, como contemplaba la reforma de la PPC. Sin embargo, dicho objetivo no debe lograrse a cualquier precio. La reducción de descartes debe conseguirse a través de una mejora en la selectividad de las artes y la gestión del sistema de cuotas, a la vez que se establezca un mayor control sobre el impacto de la pesca en especies que no son objetivo. Por el contrario, la simple obligación de desembarcar las capturas que hoy en día se descartan no arreglará el problema por sí sola, y puede traer numerosas complicaciones. En primer lugar, se retira un volumen de biomasa que antes era devuelto al ecosistema, causando un mayor impacto sobre el ecosistema marino (Sardà et al., 2013). Además, el desembarco sistemático de los descartes puede crear nuevos mercados, especialmente de productos derivados del pescado (harinas y piensos), que de ser económicamente rentables podrían conducir a un incremento de la presión pesquera. Esto puede ser beneficioso para la acuicultura, actividad en auge, pero desde luego es un problema para el medio marino. Por todo ello, el establecimiento de unos mínimos de descartes para ciertas pesquerías puede ser aceptable, siempre y cuando se desarrollen los mecanismos de control adecuados y se apueste por la selectividad. Y en cualquier caso, la reducción de los descartes deberá ir acompañada de un buen seguimiento, que permita evaluar y minimizar el impacto de dicha medida sobre las comunidades de aves y el resto del ecosistema marino.

Pesca y Red Natura 2000

Hasta ahora, las políticas pesqueras europeas se han caracterizado por su poca vinculación a las políticas ambientales, como las Directivas Aves y Hábitats. Estas dos directivas forman la base de la red Natura 2000, una red de espacios protegidos cuyo objetivo es compatibilizar las actividades humanas que en ellos se desarrollan con los valores naturales por los que se designan.

Charrán común (Sterna hirundo), Azores. Los charranes se encuentran entre las aves marinas más dependientes de pequeños peces pelágicos, y a menudo son buenos indicadores de la presencia de presas. (Autor: José Manuel Arcos)

Pero la red Natura lleva un notable desfase en el medio marino respecto al terrestre (p.ej. menos de un 0,5% de las aguas españolas están incluidas en la red, contra más de un 25% de la superficie terrestre), y la mayoría de los espacios aún no cuentan con planes de gestión. Por otro lado, la aplicación de medidas de gestión relacionadas con la pesca en estos espacios debía pasar hasta ahora por un proceso complejo, en el que las políticas ambientales estaban totalmente supeditadas a las pesqueras[9]. Con la nueva PPC, y gracias también al papel integrador de la Directiva Marco sobre la Estrategia Marina (2008/56/CE), se espera una mayor integración entre políticas ambientales y pesca (Fock, 2011). En el caso de las aves, esto afectará a las Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA), los espacios de la Red Natura 2000 designados por los valores para este grupo de organismos. Precisamente la entrada en vigor de la nueva PPC coincidirá en el tiempo con la designación de 39 ZEPA marinas en España, que cubrirán más del 5% del territorio marino. Los planes de gestión deberán aprobarse en 2 años, y ya se ha empezado a trabajar con el sector pesquero para hacerlo partícipe[10]. La propuesta de ZEPA se basa en el trabajo de SEO/BirdLife para identificar las Áreas Importantes para la Conservación de las Aves (IBA) marinas[11], y se ha desarrollado en el marco del proyecto LIFE+ INDEMARES.

En definitiva, contamos con una nueva política pesquera que apuesta por un modelo ambiental y socioeconómicamente más sostenible, y que apuesta por una visión del ecosistema marino en su conjunto. Por primera vez las aves tienen la oportunidad de jugar un papel destacado, especialmente en el contexto del plan de acción para minimizar las capturas accidentales y en la gestión de las ZEPA marinas. Ahora toca pasar de la teoría a la práctica, y debemos asegurar que los detalles técnicos están en sintonía con los principios generales estipulados. Como suele decirse, “el Diablo está en los detalles”.

Referencias

Arcos, J.M., Louzao, M., Oro, D., “Fisheries ecosystem impacts and management in the Mediterranean: seabirds point of view”, American Fisheries Society Symposium, 49, 2008,  p. 1471-1479.

Cairns, DK., “Seabirds as indicators of marine food supplies”, Biol Oceanogr 5, 1987, p. 261–271.

Croxall, J.P.,  Butchart, S.H.M.,  Lascelles, B., Stattersfield, A.J., Sullivan, B.,  Symes, A. & Taylor, P., “Seabird conservation status, threats and priority actions: a global assessment”, Bird Conservation International, 22, 2012, p. 1-34.

Fock, H.O., “Natura 2000 and the European Common Fisheries Policy”, Marine Policy 35, 2011, p. 181-188.

Furness, R.W., Greenwood, D.J., (eds), “Birds as monitors of environmental change”, Chapman & Hall, 1993.

Jackson, J.B.C., Kirby, M.X., Berger, W.H., Bjorndal, K.A., Botsford, L.W., Bourque, B.J., Bradbury, R.H., Cooke, R., Erlandson, J., Estes, J.A., Hughes, T.P., Kidwell, S., Lange, C.B., Lenihan, H.S., Pandolfi, J.M., Peterson, C.H., Steneck, R.S., Tegner, M.J. and Warner, R.R., “Historical overfishing and the recent collapse of coastal ecosystems”,  Science 293, 2001, p. 629-638.

Lewison, R., Oro, D., Godley, B., Underhill, L., Bearhop, S.,  Wilson, R.P., Ainley, D.,  Arcos, J.M., Boersma, P.D., Borboroglu, P.G., Boulinier, T., Frederiksen, M.,  Genovart, M., González-Solís, J., Green, J.A., Grémillet, D., Hamer, K.C., Hilton, G.M., Hyrenbach, K.D., Martínez-Abraín, A., Montevecchi, W.A., Phillips, R.A.,  Ryan, P.G., Sagar, P., Sydeman, W.J., Yorio, P., Wanless, S., Watanuki, Y.,  Weimerskirch, H., “Research priorities for seabirds: Improving seabird conservation and management in the 21st century”, Endangered Species Research 17, 2001, p.93-121.

Pauly, D., Watson, R., Alder, J.,”Global trends in world fisheries: impacts on marine ecosystems and food security”, Phil. Trans. R. Scoc. B 360, 2005, p. 5-12.

Piatt, J. F., Sydeman, W.J., Wiese, F., “Introduction: A modern role for seabirds as indicators”, Marine Ecology Progress Series 352, 2007, p. 199-204.

Pikitch, E.K., Santora, E.A., Babcock, A., Bakun, A., Bonfil, R., Conover, D.O., Dayton, P., Doukakis, P., Fluharty, D., Heheman, B., Houde, E.D., Link, J., Livingston, P.A., Mangel, M., McAllister, M.K., Pope, J., Sainsbury, K., “Ecosystem-based fishery management”. Science 305, 2004, p. 346-347.

Sardà, F., Coll, M., Heymans, J.J,  Stergiou, K.I., “Overlooked impacts and challenges of the new European discard ban”, Fish and Fisheries. DOI: 10.1111/faf.12060, 2013.

Tew Kai, E., Benhamou, S., van der Lingen, C.D., Coetzee, J.C., Pichegru, L., Ryan, P.G., Grémillet, D., “Are Cape gannets dependent upon fishery waste? A multi-scale analysis using seabird GPS-tracking, hydro-acoustic surveys of pelagic fish and vessel monitoring systems”, J. Appl. Ecol., 50, 2013, p. 659–670.

[1] http://www.iucn.org/iyb/about/biodiversity_crisis/
[2] http://www.smartplanet.com/blog/science-scope/why-the-biodiversity-crisis-is-worse-than-the-global-economic-crisis-theres-no-bailout-for-this-one/1279
[3] http://www.neweconomics.org/publications/entry/natural-solutions
[4] http://ec.europa.eu/fisheries/cfp/index_es.htm
[5] http://www.birdlife.org/datazone/sowb/casestudy/116
[6] http://www.birdlife.org/datazone/sowb/casestudy/263
[7] http://www.birdlife.org/europe-and-central-asia/preventing-seabird-bycatch-fisheries
[8] http://ec.europa.eu/fisheries/cfp/fishing_rules/seabirds/seabirds_communication_en.pdf
[9] http://ec.europa.eu/environment/nature/natura2000/marine/docs/marine_guidelines_es.pdf
[10] http://www.seo.org/blog/primeros-pasos-para-una-red-natura-2000-marina-de-todos/
[11] http://www.seo.org/2012/04/25/pagina-de-marinas-2/

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