María Heras* y Sara Mingorría**

 

Resumen: En este artículo reflexionamos sobre las potencialidades de conectar el arte, el activismo y la investigación para entender, analizar y comunicar qué son los conflictos socioambientales, sus causas y consecuencias [1]. En particular, presentamos y evaluamos una experiencia piloto de arte y educación activista con estudiantes universitarios. A lo largo de cinco sesiones prácticas, el alumnado exploró otras formas de conocimiento, participación, aprendizaje y comunicación a través de la música, el teatro y la plataforma en línea de conflictos socioambientales (EJAtlas.org). Sobre la base de la evaluación hecha por el alumnado, el profesorado y las facilitadoras, discutimos cómo el arte, conectado a la educación, la investigación y el activismo, ayuda a superar la preconfiguración hegemónica que separa razón de emoción y cuerpo, a promover la producción colectiva de conocimiento y el análisis de procesos complejos, como las dinámicas de los conflictos ambientales, desde múltiples vértices, así como a motivar una transformación del mundo.

Resumen en forma de vídeo: https://youtu.be/UuQxfHRUXoQ.

Palabras clave: educación basada en las artes, movimiento de justicia ambiental, EJAtlas

 

Abstract: In this article we reflect on the potentialities of connecting art, activism and research to understand, analyze and communicate what socio-environmental conflicts are. In particular, we present and evaluate an art-activist and educational experience with undergraduate students at UAB. Throughout five practical sessions, students explored other forms of knowledge, participation, learning and communication through music, theater and the on-line platform of socio-environmental conflicts (EJAtlas.org). Based on the evaluations made by students, professors and facilitators, we discuss how art connected to education, research and activism, helps to overcome the hegemonic pre-configuration of separating rationality from emotion and body; promotes the co-production of collective knowledge and the analysis of complex processes, such as the dynamics of environmental conflicts, from multiple perspectives; and motivates the students to transform the world.

Keywords: arts-based education, environmental justice movement, EJAtlas

 

Introducción

“Casi siento, por primera vez desde que estoy en la universidad, que esto cobra sentido. Me he sentido útil y con voz”.

Alumna participante

 

La educación formal es clave en las transformaciones socioambientales. Sin embargo, educar y aprender desde la perspectiva de la transdisciplinariedad y la complejidad, integrando lo emocional y lo racional, es un gran reto hoy en día.

En los últimos años, como consecuencia del reconocimiento de formas alternativas de exploración y conocimiento, han surgido distintas formas de investigación y educación basadas en las artes. Estos enfoques reconocen que las expresiones artísticas son formas de conocer, de aproximarse y experimentar la realidad, que pueden aportar elementos diferentes (como lo sensorial, la creatividad, la empatía) al proceso de aprendizaje, indagación y comunicación (Leavy, 2017). En este artículo reflexionamos sobre una experiencia piloto en la que integramos el arte, el activismo y la investigación para analizar críticamente conflictos socioambientales con la óptica de pedagogías participativas, cooperativas y reflexivas dentro del aula de una universidad catalana.

Investigadoras y profesorado [2] diseñamos e implementamos colaborativamente las prácticas de la asignatura Usos humanos del sistema Tierra, del primer curso del grado en Ciencias Ambientales en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Ochenta estudiantes, repartidos en dos grupos, participaron en las prácticas, que se desarrollaron durante el curso académico de 2017-2018. Sus objetivos fueron analizar y entender qué son los conflictos socioambientales desde múltiples vértices, y explorar las expresiones artísticas como herramientas de análisis y de comunicación. Todo ello con el empleo de recursos digitales y artísticos, como el EJAtlas, la música y el teatro participativo. A lo largo de cinco sesiones, el alumnado trabajó en pequeños grupos a partir de un conflicto socioambiental elegido. En cada sesión, analizaron una de sus dimensiones o elementos. (simplyearth.com)

La base de datos EJAtlas,[3] una plataforma que da cuenta de más de dos mil setecientos conflictos socioambientales y movimientos de justicia ambiental alrededor del mundo, se usó como principal fuente de información para caracterizar el conflicto escogido. El alumnado recopiló información de sus fichas sobre la historia y la situación actual del conflicto, los actores involucrados y sus im­pactos, así como sobre las respuestas y formas de resistencia de actores locales, nacionales e internacionales (Temper et al., 2015). Después, cada grupo analizó una canción relacionada con su caso para escuchar las voces de los que protestan, voces que muestran los múltiples lenguajes de valoración que los colectivos locales utilizan para denunciar injusticias ambientales. Finalmente, se recurrió al teatro imagen: una técnica de teatro participativo que consiste en crear imágenes con el cuerpo que pueden dinamizarse (Boal, 2002). Estas dinamizaciones permitieron analizar a los actores implicados y sus relaciones de poder. La última sesión consistió en un simulacro de congreso, celebrado en el Institut de Ciència y Tecnologia Ambientals (ICTA-UAB), en el que cada grupo de alumnos compartió el análisis de su conflicto por medio de expresiones artísticas, como poesía, vídeo, música, teatro o danza.

 

Imagen 1. Un momento de la sesión teatral. Autora: María Heras.

 

En cada sesión se abrió un espacio para la reflexión grupal, donde el equipo docente y el alumnado compartían la experiencia de ese día. De manera individual, se usaban pósits para responder preguntas sobre los retos y oportunidades de la metodología aplicada, y algunas reflexiones se compartían oralmente. Además, al acabar las prácticas, distribuimos un cuestionario en línea y el alumnado reflexionó sobre distintos aspectos de la experiencia educativa y de su impacto en su aprendizaje.

 

El arte y el EJAtlas como herramientas de análisis de los conflictos socioambientales

El uso de estas herramientas permitió analizar y también comunicar lo específico y lo global de los conflictos socioambientales trabajados sin menoscabo de su complejidad. Asimismo, identificamos la dificultad del alumnado para gestionar la incertidumbre y la complejidad en el marco de un enfoque pedagógico innovador que enfatiza su propio pensamiento crítico y usa otros lenguajes expresivos.

Una de las ventajas del enfoque planteado fue la posibilidad de ofrecer herramientas para mirar los conflictos desde múltiples vértices, con el fin de analizar de forma crítica sus causas y consecuencias, establecer relaciones y acercar el conflicto a la realidad del alumnado, a sus propias vivencias. Todo ello se llevó a cabo invitándolos a compartir y promoviendo, a su vez, posicionamientos propios. Esto fue posible gracias a la integración del EJAtlas en el análisis y al uso de expresiones artísticas, así como al acercamiento del activismo y la investigación como elementos del proceso de aprendizaje. Por un lado, el EJAtlas fue la base de información disponible y conectó sus realidades locales con el mundo globalizado. Fue la herramienta que los conectó con la investigación, los datos, la información escrita y sistematizada; les ofreció un primer contacto con el conflicto e hizo posible describirlo con su materialidad. Del EJAtlas, el alumnado destacó su capacidad de visibilizar los problemas a nivel global y ofrecer información estructurada a nivel local, así como su accesibilidad: “Te permite ver la gran cantidad de conflictos ambientales de una forma muy visual. Impactante”.[4] “Es una herramienta muy intuitiva, de fácil uso”.

El análisis de canciones y el uso del teatro imagen como herramienta exploratoria añadieron nuevas capas de comprensión y reflexión. Al permitir observar la interpretación de un mismo conflicto desde diferentes posicionamientos o lugares, integraron la diversidad de lenguajes de valoración y sus dimensiones relacionales y emocionales.

Las canciones, que contienen las voces de quienes protestan o de quienes pierden más (voces marginalizadas), conectaron al alumnado con otras narrativas y emociones para caracterizar el conflicto. Estas se construyen a menudo en primera persona, a partir de la vivencia propia. El alumnado destacó la capacidad de las canciones de facilitar su comprensión del conflicto a través de las emociones, y de hacerlo, además, desde un lugar que invitaba a la reflexión crítica: “Las canciones te acercan a la población afectada; puedes ver su día a día y entender lo que sufren a causa del conflicto”. “Motivan e incentivan la imaginación y la manera de reflexionar sobre el problema”.

El teatro imagen permitió introducir la dimensión relacional y vivencial dentro del abanico de actores y discursos identificados en los conflictos. El alumnado exploró en primera persona el lugar y el poder relacional de algunos de ellos. A través del cuerpo situado en el espacio, el poder se examinó como una relación cambiante que se ejerce sobre uno y que puede interpretarse desde múltiples prismas. De esta técnica, el alumnado enfatizó su capacidad de visibilizar y analizar distintos puntos de vista y perspectivas, al explorar los motivos y las emociones de cada tipo de actor: “El teatro, una vez que lo analizamos, nos permite ver interpretaciones diferentes de un mismo conflicto, puntos de vista diferentes a los que inicialmente habríamos pensado”. “Crea una visión más interna del conflicto, es decir, provoca empatía hacia los otros actores. Te hace entender el porqué de los actos de todos”.

En resumen, los diversos lenguajes del EJAtlas, las canciones y las dinámicas teatrales aportaron distintas capas de entendimiento, necesarias para una compresión y un análisis complejo de qué son y cómo se expresan los conflictos socioambientales. Las múltiples herramientas dieron información sobre lo relacional, lo tácito y lo emocional; rompieron las dicotomías simplificadoras del conflicto (ellos/nosotros, buenos/malos, racional/emocional), e interpelaron directamente al alumnado.

Más allá del análisis, las expresiones artísticas ofrecieron recursos expresivos que evocaron y transmitieron información compleja desde varias aristas, ideas, posiciones, sensaciones y emociones. Pudieron comunicar lo aprendido al resto del grupo de forma accesible y sin perder el enfoque complejo. El alumnado eligió expresiones artísticas como los títeres, la poesía, el vídeo o la danza para comunicar lo aprendido. En sus palabras: “El arte es un medio de difusión de información muy importante dentro de la sociedad. Por eso encuentro coherente que se nos den herramientas artísticas para reivindicar estos conflictos ambientales y sociales”.

 

Imagen 2. Presentación final de trabajos en el simulacro de congreso. Autora: Sara Mingorría.

 

Gestionar la complejidad

El uso de estas herramientas también planteó diversos retos y limitaciones. En primer lugar, para el alumnado supuso romper, en muy poco tiempo, con varias lecciones aprendidas (por ejemplo, la idea de que el conocimiento es patrimonio exclusivo de las personas investigadoras y el profesorado) y abrirse a participar, a argumentar una posición y conocer otras, a vivirlas y no solo oírlas. Romper con la dicotomía teoría/práctica tampoco fue fácil. Aprender experimentando en vez de que una persona explique magistralmente sigue siendo un reto, y parte del alumnado identificó “la falta de un mensaje claro” como un contraste entre nuestro planteamiento y los enfoques habituales en el aula. Asociamos esta sensación de carencia con esa complejidad abierta en un contexto en el que se exigía la implicación activa del alumnado en la elaboración del análisis. Esto puede suponerle una dificultad añadida, pues a veces tenían la sensación de perder de vista la dimensión más conceptual, que algunos identificaban como “objetiva” o “científica”:

  • Nos ha ayudado a enfocar la información recopilada de diferentes maneras para entender mejor lo que estamos estudiando, aunque este aspecto a veces puede resultar un poco confuso más que aclarador, por el hecho de ver las cosas de diferentes maneras.

La pervivencia en parte del alumnado de determinadas asociaciones y dicotomías (arte-emocional frente a ciencia-racional, experiencia-subjetividad frente a análisis-objetividad, etc.) nos invita a pensar de forma humilde sobre el impacto real de esta experiencia en el cambio de percepciones del alumnado y la necesidad de más tiempo que requieren estos enfoques. En este sentido, el tiempo disponible para nuestras prácticas y el elevado número de estudiantes fueron factores limitantes. El propio alumnado reflexionó sobre esta cuestión e identificó necesidades específicas, como la de ampliar el tiempo disponible o de asegurar un seguimiento más exhaustivo del grupo y su evolución.

 

Conclusión

Esta experiencia piloto nos ha permitido intuir el potencial de la integración de herramientas artísticas, como el teatro o la música, y herramientas digitales diseñadas por colectivos investigadores, como el EJAtlas, para abordar los conflictos socioambientales con el alumnado. Valoramos especialmente la respuesta del alumnado y su motivación para explorar nuevas formas de aprendizaje y comunicación científica, más allá de las clases magistrales. Por otro lado, la experiencia nos confirma también que, para que este tipo de proyectos dejen de ser algo excepcional y anecdótico en la educación formal, necesitamos una clara apuesta por la pedagogía crítica a largo plazo. Una apuesta que reconozca el valor de integrar formas diversas de conocimiento y permita un viraje hacia procesos de aprendizaje conjuntos entre estudiantes, profesorado y personas investigadoras.

 

Bibliografía

Boal, A., 2002. Juegos para actores y no actores. Barcelona, Alba.

Leavy, P. (ed.), 2017. Handbook of arts-based research. Nueva York, Guilford.

Temper, L., D. del Bene, L. Argüelles y Y. Çetinkaya, 2015. “EJAtlas, mapeo colaborativo como herramienta para el monitoreo de la (in)justicia ambiental”. Ecología Política, 48, pp. 10-13.

* Internet Interdisciplinary Institute (IN3), Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals (ICTA), Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). E-mail: heraslopez.maria@gmail.com.

** ICTA, UAB; colectivo FRACTAL. E-mail: sara.mingorría@gmail.com.

[1] La lista de los participantes (investigadores, profesorado y talleristas) puede verse en los créditos del documento “Expresiones transculturales del movimiento de justicia ambiental. Plan piloto educativo en la Universidad Autónoma de Barcelona, 2019”. Disponible en: http://docus-ecoeco.net/ficha-didacticas/.

[2] El Ejatlas – https://ejatlas.org – , comenzó en 2012 financiado por el proyecto EJOLT. La base de datos sigue creciendo a día de hoy, al ser co-producida por personas de la academia, el activismo y comunidades locales afectadas. Es dirigida y coordinada por el ICTA-UAB y apoyada por los proyectos EnvJustice (ERC Advanced Grant 2016-2021) y ACKnowl-EJ (2015-2018).

[3] https://ejatlas.org/

[4] Las citas textuales del alumnado aquí incluidas corresponden a las evaluaciones hechas con los pósits durante las sesiones y a las respuestas de las preguntas abiertas del cuestionario de evaluación que se distribuyó al acabar las clases.

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