Sandra Arias*

 

Palabras clave: protestas medioambientales, represión, Maoming, meseta tibetana, Dalián, Jinshan

 

Resumen: Este artículo analiza los factores que pueden desencadenar una respuesta violenta por parte de las autoridades en las protestas medioambientales chinas. Se ha usado un estudio de protesta a nivel internacional (Poulos y Haddad, 2016) para extraer una serie de variables y, con la ayuda de la literatura sobre movilización social en China, adaptarlas y complementarlas al presente estudio. Las variables se han testado en cuatro casos de protesta: dos con respuesta violenta (en la meseta tibetana en 2013 y en Maoming en 2014) y dos en las que no hubo violencia (en Dalián en 2011 y en Jinshan en 2015). Estos casos corresponden a un periodo de continuo aumento tanto del número de protestas como de las medidas represivas para contrarrestarlas. Los resultados muestran que las variables más fiables para predecir la violencia son la participación de grupos marginados y el desorden público.

 

Keywords: environmental protests, repression, Maoming, Tibetan Plateau, Dalian, Jinshan

 

Abstract: This article is set to evaluate the factors that can prompt a violent response from the authorities to environmental protests in China. I have based my study on Poulos and Haddad’s (2016) study of protest at an international level to extract a list of variables, which I have adapted to the Chinese context, and tested on four cases of protest: two involving violence (Tibetan Plateau (2013) and Maoming (2014)) and two where the protesters where not violently repressed (Dalian (2011) and Jinshan (2015)). These cases have taken place in a period where both the number of protests, as well as the repressive responses they face, have continued to increase. The results reveal that the best predictors of violent repression are the participation of marginalized groups and public disorder.

 

Introducción

“El premier Li Keqiang se ha comprometido a iniciar una guerra contra la polución. Sin embargo, cuando los ciudadanos reivindican su preocupación por el medioambiente, parecen estar en peligro”.  Sophie Richardson, directora de Human Right’s Watch en China (Sevastopulo, 2014)

 

El número de protestas en China se ha incrementado un 29 % año tras año desde 1996. En 2011 aumentaron un 120 % (Yang Zhaofei en Duggan, 2015). Este fenómeno lo puede explicar la transición de China de una sociedad materialista a una posmaterialista en la que, gracias al desarrollo económico del país desde 1978, gran parte de la población ya tiene cubiertas las necesidades básicas y espera que el Gobierno satisfaga “una serie de necesidades mucho más complejas, que incluyen una variedad de servicios sociales y condiciones medioambientales” (Conrad, 2012: 439). En vistas de la creciente agitación social, y para proteger la estabilidad y la unidad nacional, así como para continuar promoviendo el crecimiento económico, el Gobierno chino ha decidido recurrir a una campaña de represión de disidentes.

 

¿Qué hace que una protesta medioambiental sea reprimida por parte de las autoridades?

Para poder estudiar qué factores provocan una reacción violenta a las protestas medioambientales en China, primero hay que definir qué puede ser considerado una protesta, y qué se puede categorizar como represión. En este caso, protesta tomará el significado de manifestación, “reunión pública, generalmente al aire libre y en marcha, en la cual los asistentes reclaman algo o expresan su protesta por algo” (Real Academia Española, 2017). Respecto a la definición de represión, recurro a la de un estudio de Poulos y Haddad (2016), que enmarca el mío y que comentaré a continuación. Los autores la definen como “la violencia física contra los protestantes; desde darles una paliza hasta causar su muerte”.

Las variables que prueban Poulos y Haddad (2016) sobre protestas a nivel internacional para determinar el porqué de la represión son: 1) el empoderamiento (CIRI, Index’s New Empowerment Rights Index),[1] 2) el PIB per cápita, 3) la industria contra la que se protesta, 4) la zona geográfica (África, Asia, Europa, etc.), 5) el proyecto financiado con dinero internacional, 6) la duración de la protesta en años, 7) los riesgos para la salud documentados, 8) la gobernanza (libre, parcialmente libre o no libre) y 9) la participación de grupos marginados (personas social, económica o políticamente desfavorecidas). He reformulado estas variables y he añadido la variable del desorden público, considerada relevante en el estudio de protesta en China realizado por Kai y Xiaojun (2014) para un estudio adaptado al contexto chino con un carácter más cualitativo.

  • El empoderamiento: En el contexto de un sistema de partido único, he descartado elecciones, peticiones y afiliación a ONG como fuentes de empoderamiento. Consideraré como empoderamiento:
  1. El uso de Internet para acceder a información sobre el tema de la protesta y difundirla para organizar la acción colectiva.
  2. La habilidad de los manifestantes de provocar la intervención del Gobierno central.[2]
  • El PIB per cápita de la provincia: Con datos del National Bureau of Statistics of China (2014).
  • El proyecto financiado con dinero internacional: La participación de multinacionales o la ayuda internacional.
  • La duración de la protesta en número de días.
  • Los riesgos para la salud documentados: Las protestas están respaldadas por estudios científicos.
  • La industria contra la que se protesta: Química, petróleo, minería, etc.
  • El desorden público:
  1. Interrupciones severas del tráfico, especialmente en núcleos urbanos.
  2. Asaltos, vandalismo, saqueos e incendios provocados.
  3. Ataques a la sede del partido, a agencias gubernamentales, empresas públicas o sectores del servicio público (Kai y Xiaojun, 2014: 11).

Estas variables se probarán sobre cuatro casos de protesta: dos en los cuales los manifestantes fueron reprimidos de manera violenta y dos en los que no hubo represión violenta. Los casos de protesta con represión violenta son el de 2013 en la meseta tibetana (Imagen 1) contra un proyecto minero liderado por el Gobierno chino, y el de 2014 en Maoming (Cantón) (Imagen 2) contra la construcción de una planta de paraxileno. Los otros dos casos son la protesta de 2011 en Dalián (Imagen 3) y la de 2015 en Jinshan (Imagen 4), ambas en oposición a plantas de paraxileno. Los datos para estos casos se extraerán de informes periodísticos redactados en inglés.

Imagen 1. Un grupo de opositores a la actividad minera se congrega para evitar su comienzo en la meseta tibetana. Fuente: Free Tibet, https://www.freetibet.org/news-media/na/thousands-tibetans-protest-mining-sacred-site.

Imagen 2. Un manifestante de Maoming sostiene una pancarta en la que se lee: “Contra el PX (paraxileno), devuélveme mi tierra limpia”. Fuente: https://www.reuters.com/article/us-china-protest/anger-in-china-at-brutality-in-chemical-plant-protests-idUSBREA300LV20140401.

 

Imagen 3. Un manifestante en Dalián con una pancarta en la que se lee: “No al PX, devuélveme Dalián”. Fuente: https://www.theguardian.com/environment/blog/2011/aug/18/chemical-plant-protest-china-middle-class.

 

Imagen 4. Protesta contra la planta de paraxileno en el distrito de Jinshan (Shanghái). Fuente: https://www.rfa.org/english/news/china/plant-06262015133144.html.

 

A partir del estudio de Poulos y Haddad (2016) y de la literatura sobre movilización social en China, planteo la hipótesis de que hay mayor probabilidad de represión cuando se dan los siguientes factores:

  • Menor empoderamiento de los manifestantes.
  • Menor PIB per cápita de la provincia.
  • Proyecto financiado con dinero internacional.
  • Mayor duración de la protesta en número de días.
  • Riesgos para la salud no documentados.
  • Protesta contra industrias extractivas.
  • Participación de grupos marginados.
  • Desorden público.

 

La participación de grupos marginados y el desorden público: factores que incitan a la violencia

Después de testar las variables sobre los casos de protesta seleccionados, obtenemos los siguientes resultados:

Tabla 1. Resultados por variable

Variables

Meseta tibetana

Maoming

Dalián

Jinshan

 

Empoderamiento

 

A.       Uso de Internet para organizar protesta

 

B.       Intervención del Gobierno central

 

 

 

 

 

Sin datos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No

 

 

 

 

 

 

 

 

No

 

 

 

 

Sin datos

 

 

 

 

No

PIB per cápita provincial (RMB)

 

36.510

63.469

61.685,9

90.092

Proyecto financiado con dinero internacional

 

No

No

No

No

Duración de la protesta (días)

 

Al menos 3

 

7

1

6

Riesgos para la salud documentados

 

Industria contra la que se protesta

 

Extracción de minerales

Química

Química

Química

Participación de grupos marginados

 

No

No

Desorden público

 

No

No

 

Según el análisis de estos casos, los predictores de violencia más significativos son la participación de grupos marginados y la presencia de desorden público. En la protesta de la meseta tibetana, los manifestantes eran tibetanos, una minoría étnica con una población de 7 millones de personas en un país de 1,3 mil millones. En este caso, los manifestantes no solo estaban consternados por el impacto negativo de la minería sobre el terreno disponible para el pasto del ganado y el riesgo para la salud de los químicos utilizados en la explotación minera, sino que también estaban indignados porque el Gobierno chino quería explotar un lugar sagrado para ellos. Además de un rechazo a la degradación medioambiental, la protesta parece que fue una expresión de nacionalismo tibetano, fundado en una tradición budista que el Gobierno chino trata de erradicar. Ofrecer una pequeña compensación por la cuestión medioambiental sin abordar las tensiones entre el pueblo tibetano y el Gobierno chino podría agravar el resentimiento.

Asimismo, los manifestantes de Maoming eran personas económica y socialmente desfavorecidas, debido a que la mayor parte de la élite de Maoming, al representar el sector privado incipiente, trabajaba en sectores directamente supervisados por el Gobierno y no se le permitió participar en la protesta (Lee y Ho, 2014: 373-378). Los manifestantes estaban en una posición de desempoderamiento frente a un proyecto que pretendía fomentar el desarrollo económico de la ciudad. Esto debilitó su poder de negociación y los volvió más vulnerables a una respuesta violenta por parte de las autoridades. Por el contrario, en las protestas de Dalián y Jinshan, los participantes eran de clase media. Es posible especular que sus mejores conexiones con las autoridades disminuyeron las probabilidades de enfrentarse a una respuesta violenta.

Con referencia al desorden público, en la meseta tibetana 3.000 tibetanos bloquearon la actividad de tres explotaciones mineras, mientras que en Maoming los informes reportan que los manifestantes lanzaron botellas de agua a las oficinas del Gobierno e incendiaron el coche del alcalde (BBC News China Blog, 2014). En ambos casos, hubo heridos e incluso se habló de muertes.

Respecto al resto de las variables, no parecen significativas, o no tengo los datos suficientes para estimarlas significativas, en el estudio de respuestas violentas contra las protestas medioambientales en China.

 

Conclusión

Después de analizar los resultados de los casos seleccionados para este estudio, concluyo que la participación de grupos marginados y la existencia de desorden público son los mejores indicadores de una respuesta violenta por parte de las autoridades. Es probable que estas protestas, además del descontento con los proyectos industriales, reflejen tensiones entre los ciudadanos marginados y el Gobierno local o central respecto a otras cuestiones, como la cuestión religiosa en la meseta tibetana o el sentimiento de desamparo de las personas social y económicamente desfavorecidas en Maoming. Puede que estas tensiones subyacentes propicien las acciones violentas de los manifestantes y estas, a su vez, sean contenidas con más violencia. En estos casos, las compensaciones no son efectivas, ya que no resuelven el problema de raíz.

Futuras líneas de investigación podrían superar el sesgo de cobertura de este estudio, derivado de su dependencia de informes periodísticos, y complementar esta información con testimonios de los manifestantes y de las autoridades. Esta puede ser una tarea compleja por la sensibilidad del tema y las reprimendas a las que se enfrentan los disidentes del Gobierno chino.

 

Bibliografía

BBC News China Blog Staff, 2014, “Piecing together China’s Maoming plant protest”. China Blog, 2 de abril. Disponible en: http://www.bbc.co.uk/news/blogs-china-blog-26847987, consultado el 17 de noviembre de 2018.

Conrad, B., 2012, “China in Copenhagen: reconciling the ‘Beijing climate revolution’ and the ‘Copenhagen climate obstinacy”’, The China Quarterly, 210, pp. 435-455. Disponible en: http://journals.cambridge.org/action/displayAbstract?fromPage=online&aid=8627001&fileId=S0305741 012000458, consultado el 17 de noviembre de 2018.

Duggan, J., 2015, “Green China: why Beijing fears a nascent environmental protest movement”, TakePart. Disponible en: http://www.takepart.com/feature/2015/10/09/china-environmental-protest, consultado el 17 de noviembre de 2018.

Kai, Z., e Y. Xiaojun, 2014, “The quest for stability: policing popular protest in the People’s Republic of China”. Problems of Post-Communism, 61 (3), pp 3-17.

Lee, K., y M. Ho, 2014, “The Maoming anti-px protest of 2014: an environmental movement in contemporary China”. China Perspectives. Disponible en: https://journals.openedition.org/chinaperspectives/6537.

National Bureau of Statistics of China, 2014, “China Regional Economic Development 2013”. Disponible en:  http://data.stats.gov.cn/english/swf.htm?m=turnto&id=3, consultado el 17 de noviembre de 2018.

Poulos, H. M., y M. A. Haddad, 2016, “Violent repression of environmental protests”, SpringerPlus, diciembre, 5 (230). Disponible en: http://link.springer.com/article/10.1186%2Fs40064-016-1816-2, consultado el 17 de noviembre de 2018.

Real Academia Española, 2017, Diccionario de la lengua española. Disponible en: http://dle.rae.es/?id=ODa74yP, consultado el 17 de noviembre de 2018.

Sevastopulo, D., 2014, “Chinese police detain Guangzhou protesters”, Financial Times, 2 de abril. Disponible en: http://www.ft.com/cms/s/0/fcaf6656-ba24-11e3-8b15-00144feabdc0.html#slide0.

* Graduada en un máster en Estudios Chinos por la Universidad de Glasgow y en Filosofía y Política por la Universidad de Edimburgo. E-mail: sandraariaspuig@outlook.es.

[1] Puntúa el respeto de los Gobiernos de diferentes países por una variedad de derechos humanos internacionalmente reconocidos.

[2] El Gobierno central es menos represivo que el local, ya que sus acciones se rigen por el propósito de mantener la estabilidad y la continuidad del régimen, más que por el objetivo del desarrollo económico.

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