Colectivo Miradas Críticas del Territorio desde el Feminismo*

Palabras clave: feminismos, territorio, extractivismo, patriarcado, conflictos socioecológicos

 

Resumen

La implementación de proyectos extractivos mineros y petroleros a lo largo de América Latina aumenta de forma exponencial a medida que cada vez más territorios son incorporados a la lógica de la acumulación de capital. La acción múltiple de los Estados y de las empresas que implementan estos proyectos se expresa a distintas escalas en una alianza entre el capital y el patriarcado, y hace avanzar el modelo territorial extractivo a un ritmo desenfrenado. Este proceso de despojo implica una patriarcalización de los territorios que se suma a las violencias machistas ya existentes, lo que explica en gran medida la emergencia de luchas de mujeres diversas contra este modelo territorial en toda América Latina. Abordamos esta (re)patriarcalización desde distintas esferas: política, ecológica, económica, cultural y corporal. Este artículo se enuncia a partir de la praxis colectiva, en diálogo con los ecofeminismos del norte y los feminismos territoriales del sur.

Profundización del extractivismo y emergencia de las organizaciones de mujeres

En América Latina se sustituyó en los últimos años el consenso de Washington, centrado en la aplicación de políticas de ajuste estructural y privatizaciones, por el consenso de los commodities, basado en la exportación de materias primas bajo un nuevo rol mediador de los Estados, que ha sido adoptado tanto por Gobiernos neoliberales como por aquellos denominados progresistas (Svampa, 2013). Por otro lado, en las últimas décadas las organizaciones indígenas y campesinas que hicieron frente al neoliberalismo y al avance de los megaproyectos han dado paso al protagonismo de las organizaciones de mujeres en las luchas por la defensa del territorio. Esto se explica por la incidencia de los Gobiernos progresistas en la desarticulación de la organización social, el papel del Estado en la consolidación de proyectos extractivos y las alianzas patriarcales. Todo ello ha condicionado el lanzamiento de las mujeres de las comunidades que ya tenían una fuerte participación política a la primera línea de visibilidad.

 

Por citar algunos casos, en Centroamérica se han generado movimientos de mujeres contra las megainfraestructuras asociadas al Plan Puebla Panamá, la explotación minera y los megaproyectos hidroeléctricos. En Guatemala fue emblemática la lucha de las mujeres xincas contra la minería en la montaña de Xalapán, mediática desde 2009. En México, las mujeres del Ejército Zapatista de Liberación Nacional tienen un creciente protagonismo político. Ecuador ha vivido desde 2013 manifestaciones de mujeres indígenas de la Amazonía en contra de la explotación petrolera, que lideran la defensa del territorio con articulaciones interétnicas centradas en frenar el avance de estos proyectos. Las mujeres de Cajamarca en Perú unen la lucha contra la minería y el patriarcado. En Bolivia, la Red Nacional de Mujeres en Defensa de la Madre Tierra, creada en 2013, ha alzado su voz contra el extractivismo minero. En Uruguay las organizaciones de mujeres se están levantando contra el modelo soyero.

Imagen 1: Marcha de mujeres amazónicas, Ecuador, 2013. Autora: Miriam García-Torres.

Comprender las raíces de las resistencias de las mujeres en la defensa del territorio nos remite a la siguiente pregunta: ¿cómo se relaciona el ascenso de los megaproyectos extractivos del nuevo ciclo del capital con la profundización del sistema patriarcal?

Caminos colectivos en América Latina

Durante los últimos años han surgido en América Latina numerosos encuentros de mujeres enfrentadas al extractivismo que han dado lugar a un intercambio de saberes interclasistas, interétnicos y urbano-rurales. De estas articulaciones emerge la denuncia de que las actividades extractivas están asociadas a la masculinización del espacio y de la toma de decisiones, al incremento de la violencia machista, a la rearticulación de los roles de género y al refuerzo de los estereotipos sexistas que apuntalan la figura del hombre proveedor y la mujer dependiente (Fundación Rosa Luxemburg, 2013; Colectivo Miradas Críticas del Territorio desde el Feminismo, 2014). Las feministas comunitarias de Guatemala proponen el concepto “territorio cuerpo-tierra” para comprender la relación entre extractivismo y violencias patriarcales (Cabnal, 2010).

Analizar los conflictos socioecológicos con esta perspectiva nos permite no solo visibilizar los impactos diferenciados de los megaproyectos sobre hombres y mujeres, sino también comprender que las actividades extractivas están asociadas a un proceso de (re)patriarcalización de los territorios. Nos referimos aquí a los territorios no solo como espacios biofísicos y geográficos, sino también como espacios de vida sociales y corporales. En otras palabras, el extractivismo conforma en los territorios un nuevo orden patriarcal que confluye y se enraíza en relaciones machistas previas, y profundiza y reactualiza su existencia.

Las cinco dimensiones de la (re)patriarcalización de los territorios

Dimensión política: toma de decisiones masculinizada

Cuando se trata de viabilizar proyectos extractivos, quienes toman las decisiones que afectan a la vida de las comunidades y sus territorios son sujetos “BBVAh”; es decir, el sujeto blanco, burgués, varón y adulto, con una funcionalidad normativa y heterosexual (Pérez Orozco, 2014), en representación de las empresas y los Estados. Pero, además, cuando las empresas o el Estado llegan a los territorios para persuadir o imponer la opción extractiva, establecen estrategias de acercamiento individual para debilitar la negociación colectiva de las comunidades. Las empresas fomentan una interlocución exclusivamente masculina, ya sea con dirigencias locales afines o con los hombres de los hogares en calidad de cabezas de familia. Esto implica que las mujeres sean excluidas de la toma de decisiones respecto a cuestiones que afectan al territorio y a sus vidas (CIAP, 2017).

El extractivismo, por lo tanto, favorece la reconfiguración de espacios de interlocución y toma de decisiones masculinizados, que se superponen a estructuras políticas patriarcales previas. De ahí que uno de los factores que motivan los procesos de movilización y organización política de las mujeres contra los proyectos extractivos sea, precisamente, su exclusión histórica de los espacios de decisión y la cooptación de las dirigencias masculinas favorables a la lógica extractiva (García-Torres, 2017).

Dimensión ecológica: ruptura de los ciclos de reproducción de la vida

Las actividades extractivas suponen un quiebre de los ciclos de reproducción de la vida: los ríos se contaminan, los suelos dejan de producir, la deforestación aleja a los animales, etc. El aprovisionamiento alimentario de las comunidades a través de sus actividades tradicionales como la caza, la pesca y los cultivos se ve gravemente alterado, y las crecientes dificultades para acceder a fuentes de agua o garantizar la alimentación familiar recaen sobre las mujeres. Asimismo, nuestro colectivo ha constatado que el incremento de enfermedades y el deterioro de la salud colectiva como consecuencia de la contaminación provoca una necesidad creciente de cuidados en la población, cuya responsabilidad es atribuida a las mujeres (Colectivo Miradas Críticas del Territorio desde el Feminismo, 2014).

Estas dinámicas implican una sobrecarga de trabajo de cuidados que asumen las mujeres, así como un incremento del estrés y la ansiedad, dada la dificultad creciente para resolver las responsabilidades de reproducción social que recaen sobre ellas de forma invisibilizada (CIAP, 2017). Podemos afirmar entonces que la acumulación extractivista es estructuralmente dependiente de la apropiación del trabajo gratuito, oculto e infravalorado de las mujeres, tanto como de la apropiación de la naturaleza.

Dimensión económica: conformación de estructuras laborales patriarcales

La penetración de las dinámicas extractivas en las comunidades conlleva una reorganización de la economía local por la presencia central de la empresa (Fundación Rosa Luxemburg, 2013). Este hecho, además de generar un profundo reordenamiento de las economías comunitarias de autosuficiencia hacia una economía asalariada, provoca también grandes transformaciones en las relaciones de género. Cuando penetran las empresas y las comunidades son despojadas de los comunes que garantizaban su aprovisionamiento material de forma autónoma –bien porque son desalojadas y desplazadas, o por la contaminación–, el salario de la empresa se convierte en un poderoso instrumento de dependencia.

El empleo que traen las actividades extractivas está fuertemente asociado al trabajo masculino y es portador de nuevas relaciones sociales desiguales. Las mujeres, al quedar excluidas del empleo y de los bienes naturales, pierden autonomía y se sitúan en un lugar de subordinación respecto al salario de sus maridos. En esta nueva estructura laboral se apuntala la figura del varón proveedor y de la mujer económicamente dependiente del salario masculino (Himley, 2011). El extractivismo, mediante una economía asalariada altamente masculinizada, ahonda las diferencias estructurales entre hombres y mujeres en el interior de la comunidad.

Dimensión cultural: profundización de representaciones y estereotipos sexistas

La llegada masiva de trabajadores varones ajenos a las comunidades que precisan los proyectos extractivos, junto con los procesos de militarización del territorio por parte de fuerzas de seguridad públicas y privadas, genera una masculinización del territorio. Para las mujeres esto comporta nuevos sentimientos de miedo e inseguridad, y provoca el cerramiento social (Federici, 2010) y su confinamiento en el espacio privado-doméstico.

Los cambios en las formas de ocio y en la ocupación de los espacios públicos implican la apertura de cantinas. De este modo, se conforman espacios que los hombres monopolizan y que quedan atravesados por nuevas relaciones de poder, que se superponen a jerarquías de género previas. La implantación de las actividades extractivas privilegia así la aparición de sujetos que refuerzan los estereotipos de masculinidad hegemónica; el polo masculino queda ligado a la dominación y el control, mientras que lo femenino se asocia a la idea de mujer dependiente, objeto de control y abuso sexual (Fundación Rosa Luxemburg, 2013). En este contexto, se construye un imaginario de la mala mujer que se aplica a quienes tratan de transgredir la normatividad impuesta, como sucede con las defensoras del territorio y la naturaleza (García-Torres, 2017).

Dimensión corporal: control social y violencia machista

Las dinámicas extractivas imponen un disciplinamiento y control de los cuerpos en los territorios, de unos cuerpos sexuados y racializados, pues los hombres manifiestan un fuerte sentido de apropiación de las mujeres y sus cuerpos. Las nuevas formas de ocio introducidas como consecuencia de las actividades extractivas comporta la aparición de prostíbulos en los territorios de las comunidades, en numerosas ocasiones asociados a procesos de trata de mujeres con fines de explotación sexual. Existe así una fuerte relación entre extractivismo y trabajo sexual –muchas veces forzado–, en tanto la prostitución es vista como una actividad que en los contextos extractivos resulta funcional para la acumulación de capital, ya que sirve de canalización del estrés de la fuerza de trabajo masculina (Laite, 2009).

En definitiva, la violencia, el acoso sexual y el control social del cuerpo de las mujeres forman parte de imaginarios patriarcales que se potencian con la penetración de las actividades extractivas, en las que tanto la naturaleza como los cuerpos –y en particular los femeninos– aparecen como espacios cosificados, apropiables y sacrificables para ser puestos al servicio de la acumulación de capital.

Esta re(patriarcalización) de los territorios explica el porqué las mujeres organizadas han visto un despojo multidimensional en la llegada de las actividades extractivas, así como su capacidad de articulación y visibilidad política en la defensa del territorio.

Bibliografía

Cabnal, L., 2010. “Acercamiento a la construcción de la propuesta de pensamiento epistémico de las mujeres indígenas feministas comunitarias de Abya Yala”. En ACSUR-Las Segovias, Feminismos diversos: el feminismo comunitario, pp. 11-25.

CIAP (Colectivo de Investigación y Acción Psicosocial), 2017. La herida abierta del cóndor. Vulneración de derechos, impactos socioecológicos y afectaciones psicosociales provocados por la empresa minera china EcuaCorriente S. A. y el Estado ecuatoriano en el Proyecto Mirador. Quito. Disponible en: https://investigacionpsicosocial.files.wordpress.com/2017/02/herida-abierta-del-cc3b3ndor.pdf

Colectivo Miradas Críticas del Territorio desde el Feminismo, 2014. La vida en el centro y el crudo bajo tierra. El Yasuní en clave feminista. Quito. Disponible en: https://miradascriticasdelterritoriodesdeelfeminismo.files.wordpress.com/2014/05/yasunienclavefeminista.pdf

Federici, S., 2010. Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria. Buenos Aires, Tinta Limón.

Fundación Rosa Luxemburg. 2013. Memoria del Encuentro Regional de Mujeres y Feminismos Populares. Del 4 al 6 de junio de 2013. Disponible en: www.rosalux.org.ec

García-Torres, M., 2017. Petróleo, ecología política y feminismo. Una lectura sobre la articulación de mujeres amazónicas frente al extractivismo petrolero en la provincia de Pastaza, Ecuador. Quito, FLACSO-Ecuador (tesis de maestría).

Himley, M., 2011. “El género y la edad frente a las reconfiguraciones en los medios de subsistencia originadas por la minería en el Perú”. Apuntes, XXXVIII (68), pp. 7-35.

Laite, J. A., 2009. “Historical perspectives on industrial development, mining, and prostitution”. The Historical Journal 52 (3), pp. 739-761.

Pérez Orozco, A., 2014. Subversión feminista de la economía. Aportes para un debate sobre el conflicto capital-vida. Madrid, Traficantes de Sueños.

Svampa, M., 2013. Consenso de los Commodities y lenguajes de valoración en América Latina. Disponible en: http://nuso.org/articulo/consenso-de-los-commodities-y-lenguajes-de-valoracion-en-america-latina/

* Responsables de este artículo: Miriam García-Torres, Eva Vázquez, Delmy Tania Cruz y Manuel Bayón. E-mail: territorioyfeminismos@gmail.com. Web: www.territorioyfeminismos.org.

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