LaDanta LasCanta*

Palabras clave: historia, Abya Yala, teología ecofeminista, extractivismo, patriarcado

 

Resumen

El propósito de este trabajo es contribuir a una historia de los ecofeminismos en y desde Abya Yala, los cuales han surgido como respuesta a la violencia impuesta por el patriarcado occidental sobre todas las formas de vida a partir de la invasión europea. Comenzaremos el recorrido con los diferentes movimientos y propuestas desarrollados en nuestro continente desde finales de la década de 1980 e inicios de la de 1990 hasta la actualidad. Esto lo haremos en dos momentos: el primero, dedicado a la teología ecofeminista, y el segundo, a la lucha de las mujeres contra el extractivismo y en defensa de sus territorios-cuerpos. Esta es apenas una mirada situada y parcial de tres décadas de una lucha que ya lleva cinco siglos y que tiene un horizonte de sentido explícito: sororidad, alteridad, justicia y liberación. La utopía ecofeminista es impostergable. Contra la mercantilización oportunista de la vida, se impone un desplazamiento de bios a zoe.

Introducción

Hablar de Abya Yala, en lugar de América Latina, nos posiciona frente al eurocentrismo y a favor de la visibilización de la viva presencia de los pueblos indígenas que resisten desde la pluriversalidad del mundo. A pesar de su temprana aparición, el ecofeminismo en Abya Yala ha sido poco conocido tanto por las feministas como por las propias ecofeministas. Cuando en esta y otras latitudes se lo menciona, suele hacerse con la percepción reduccionista de la teología ecofeminista. La difusión de este panorama fragmentario se debe a varias razones: 1) el contexto de alta violencia y precariedad que enfrentan gran parte de las investigadoras y activistas de esta región; 2) la gobernabilidad epistémica del Norte global, con su copiosa movilización de recursos financieros, incluso en las corrientes del pensamiento crítico; 3) la tendencia de esa gobernabilidad a clasificar como esencialistas las racionalidades diferentes, sin conocer su complejidad antropológica, cultural y territorial, y 4) la práctica inexistencia de una historia de nuestros ecofeminismos. En este sentido, el propósito de este trabajo es contribuir a la elaboración de una historia de los ecofeminismos en y desde Abya Yala, sustentado en la revisión de fuentes primarias y secundarias. Nos concentraremos en países específicos de la región y comenzaremos el recorrido con los diferentes movimientos y propuestas desarrollados en nuestro continente desde su surgimiento, a finales de la década de 1980 e inicios de la de 1990, hasta la actualidad. Será inevitable evaluar la contribución de determinadas individualidades y grupos. Esto lo haremos en dos momentos: el primero, dedicado a la teología ecofeminista, y el segundo, a la lucha de las mujeres contra el extractivismo, en la defensa del agua y de sus territorios-cuerpos.

 

La teología ecofeminista

La teología ecofeminista de Abya Yala es la fase superior de la teología feminista. Nació a principios de los años noventa del siglo xx. Eran los años del aparente triunfo definitivo del capitalismo neoliberal y de la derrota de los proyectos políticos alternativos: los sandinistas acababan de perder las elecciones, se firmaron los acuerdos de paz que pondrían fin a la guerra civil en El Salvador, se produjo la invasión a Panamá, cayó el Muro de Berlín y se materializó lo impensable: el fin de la URSS. Todo ello constituyó un duro golpe simbólico para los movimientos de izquierda.

En medio de este panorama, y en el contexto de la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro[1] y la emergencia de movimientos indígenas con motivo de los quinientos años de la invasión europea, un grupo de teólogas feministas decidió traspasar los límites del antropocentrismo para construir una nueva cosmovisión y utopía: la teología ecofeminista de nuestra región (Ress, 2006, x). Eran religiosas influenciadas por la teología de la liberación, que no se dedicaban exclusivamente al estudio, sino que contaban con un sostenido trabajo político en comunidades pobres y marginadas en el marco de las Comunidades Eclesiales de Base.

La teología ecofeminista en Abya Yala comparte con las distintas corrientes del ecofeminismo la comprensión de la equivalencia entre la opresión de las mujeres y la explotación de la naturaleza:

El ecofeminismo como pensamiento y movimiento social se refiere básicamente a la conexión ideológica entre la explotación de la naturaleza y la explotación de las mujeres dentro del sistema jerárquico-patriarcal. Desde el punto de vista filosófico y teológico, el ecofeminismo puede ser considerado como una sabiduría que intenta recuperar al ecosistema y a las mujeres. Estas fueron relegadas por el sistema patriarcal, y particularmente por la modernidad, a ser fuerza de reproducción de mano de obra –“vientres benditos”–, en tanto que la naturaleza se tornó objeto de dominación para el crecimiento del capital (Gebara, 2000, 18).

Asimismo, según Mary Judith Ress (2006), el ecofeminismo es el reconocimiento de que la interdependencia de todas las cosas es la realidad constitutiva del universo. Justamente, para Gebara (2000), esta interdependencia es el punto clave de una epistemología ecofeminista.

Tal como destaca Priscila Barredo-Pantí (2016), la teología ecofeminista en Abya Yala evidenció el sesgo androcéntrico y antropocéntrico de la teología de la liberación y la enriqueció al ampliar sus análisis de los mecanismos de opresión e incluir el cuerpo de las mujeres como lugar de reflexión y acción (Ress, 2006, xi). Estas teólogas han deconstruido la imagen del Dios patriarcal, reconstruido el significado de la Trinidad, dilucidado el sentido de lo sagrado, revisado los atributos divinos, criticado los símbolos cristianos y desarrollado una hermenéutica feminista, además de rescatar a las deidades femeninas que subsisten en las vírgenes que han existido en nuestro continente. Sin embargo, lo más importante es la concepción de una teología que transforma el antropocentrismo e incorpora todas las formas de vida como sujetos de ética y atención teológica. Este desplazamiento las lleva a postular una nueva antropología, epistemología, gnoseología, cosmología y ética, que incluyan la experiencia de las mujeres empobrecidas (Ramón Carbonell, 2014, 102).

Entre sus principales exponentes, podemos mencionar a Coca Trillini en Argentina; Fanny Geymonat-Pantelís y Alcira Agreda en Bolivia; Ivone Gebara, Agamedilza Sales de Oliveira, Sandra Duarte y Sandra Raquew en Brasil; Marcia Moya en Ecuador; Rosa Dominga Trapasso en Perú; Mary Judith Ress en Chile; Graciela Pujol en Uruguay, y Gladys Parentelli y Rosa Trujillo en Venezuela. De todas las mencionadas, Gebara no solo es la lideresa indiscutible, sino quien inició el interés de gran parte de ellas por el ecofeminismo. Estas teólogas ecofeministas han sustentado su trabajo político en la experiencia y han construido una metodología que se sostiene en su conocimiento encarnado y situado.

Imagen 1. Ivone Gebara. Fuente: http://blog.cristianismeijusticia.net/

Ellas han articulado una praxis que tiene como horizonte el trabajo colectivo y en red. La necesidad de generar un espacio de articulación de las ideas ecofeministas surgió en el V Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, realizado en Argentina en 1990 (Parentelli, 1992a). Al año siguiente, nació Con-spirando, el colectivo ecofeminista más influyente de Abya Yala y promotor de la revista del mismo nombre.[2] Es una organización horizontal, diversa y multinacional que no depende de la academia ni de ninguna organización religiosa (Gebara, 1999, 14). Está integrada por feministas, “buscadoras de nuevas visiones en los ámbitos de la espiritualidad, la teología feminista y el ecofeminismo”.[3] Cuentan con distintos espacios de formación, una escuela de mujeres, una escuela anual de verano de teología ecofeminista y una propuesta metodológica de transformación cultural. Celebran ritos y mantienen una biblioteca virtual. El colectivo-red Con-spirando es el epicentro de la política ecofeminista en nuestro continente, e Ivone Gebara se ha convertido en su pensadora más importante. Una de sus fundadoras, la teóloga Mary Judith Ress (2006), explica las contribuciones del colectivo: 1) desenmascarar algunos aspectos de la violencia teológica contra las mujeres, 2) renombrar lo sagrado y reconectarse con este ámbito, 3) ofrecer una teología encarnada y 4) llevar una perspectiva ecofeminista a la teología.

Entre 1992 y 2009 Con-spirando publicó su revista, en la que sistematizó los importantes esfuerzos del trabajo colectivo y en red de las ecofeministas, teólogas o no, que dejaron registro de sus aportes e intercambios experienciales sobre las complejas y variadas visiones de la ecología, la espiritualidad y la ética. Desde su primera edición, la revista se planteó establecer una red de trabajo e investigación regional y reivindicó la historia desde la mirada de los pueblos originarios (mapuche, aimara y maya, entre otros). Con-spirando distribuyó sesenta números especiales en los que abordó sin cortapisas espinosas realidades: el aborto, el sida, la prostitución, el cuerpo y la teología, el derecho al placer, las raíces indígenas de nuestras manifestaciones culturales, temas antropológicos e históricos con perspectiva feminista, el arte, la creatividad, la fertilidad y la violencia intrafamiliar. Y muchos otros temas, como las economías de subsistencia, el desarrollo a escala humana, la Cumbre Mundial de Desarrollo Social de Copenhague de 1995, la economía ecológica, los procesos de descapitalización ambiental, la economía de la solidaridad, el fin del armamentismo y del militarismo, la división sexual del trabajo, las fuentes de energía, la producción y la distribución sostenible de alimentos, las ecoaldeas y la agroecología, las actitudes suicidas y los fundamentalismos, además de sus reseñas históricas sobre la IV Conferencia Internacional de la Mujer en Pekín en 1995. Todo ello hace de Con-spirando una referencia obligada en los debates ecofeministas en Abya Yala.[4] Asimismo, existen otros grupos orientados a la teología ecofeminista estrechamente vinculados a Con-spirando, tales como Caleidoscopio y Católicas por el Derecho a Decidir en Uruguay, Gaia en Venezuela y el Núcleo de Mujeres y Teología en Guatemala.

Imagen 2. Portada de la revista Con-spirando, número 50.

Las teólogas ecofeministas han sido calificadas por otras feministas de esencialistas, espiritualistas y hasta new age, una crítica que borra sus diferencias y señala que no pertenecen a la tradición racionalista del movimiento feminista.[5] Aunado a ello, la jerarquía de la Iglesia católica y algunos teólogos de la liberación les han reprochado sus posiciones heterodoxas con respecto a Dios y al lugar que adjudican a lo humano en el mundo (Ress, 2006, 148). Lo cierto es que estas ecofeministas, además de darle un vuelco radical a la teología, sostienen un trabajo político en sus comunidades que, aunque invisibilizado, las expone constantemente a la violencia estructural y coyuntural que define las relaciones de poder en nuestro continente. A diferencia de gran parte de las feministas, las teólogas ecofeministas han militado con las mujeres de los barrios más pobres del continente y han sido las únicas que han logrado trascender la actual cosmovisión androcéntrica del mundo para llevar hasta las últimas consecuencias los principios de justicia, igualdad y empatía. En este sentido, las palabras de Rosa Dominga Trapasso (1993, 3) son diáfanas: “Yo me atrevo a pensar que el feminismo necesariamente tuvo que evolucionar hacia el ecofeminismo al poner en evidencia las vinculaciones de todas las formas de opresión y violencia, desde la opresión en el interior de la familia hasta la destrucción del planeta”.

Mujeres contra el extractivismo y en defensa de sus territorios-cuerpos

El extractivismo se impuso en Abya Yala después de 1492: como en los casos de la extracción de perlas en la Isla de Cubagua (Venezuela), las minas de Potosí (Bolivia) o Minas Gerais (Brasil). Por consiguiente, no es descabellado suponer que las resistencias al extractivismo y a la esclavización son de larga data, y exponer un panorama de tal magnitud sobrepasa los propósitos de este artículo. No obstante, en esta sección ofreceremos un panorama parcial, y contemporáneo, de las organizaciones de mujeres que luchan contra las diversas modalidades del extractivismo en Abya Yala. El objetivo es poner en evidencia los caminos que las han conducido al ecofeminismo, incluso cuando estos no se nombren de manera explícita. (musclemx.com) Esta cuestión nominal y performativa forma parte constitutiva de un debate candente y abierto. Nos parece prudente hablar de “imaginarios ecofeministas” (Finzer, 2015)[6] para poner en diálogo a grupos y lideresas que, sin definirse como ecofeministas, llevan adelante una praxis que corresponde a algunas de sus corrientes. Con este criterio, hemos identificado un conjunto heterogéneo de cincuenta organizaciones ecofeministas o con imaginario ecofeminista en un lapso de tiempo que va desde finales de la década de 1980 hasta nuestros días. No todas las organizaciones están representadas en esta panorámica parcial, y por cuestiones de espacio tampoco podremos detallar cada una. Hemos encontrado grupos en Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay, Perú, Bolivia, Ecuador, Brasil, Colombia, Venezuela, Honduras, Guatemala, México, Puerto Rico y República Dominicana. Algunos son grupos binacionales, otros tienen un rango de acción en tres países y también hay organizaciones de cobertura regional. Entre las explícitamente ecofeministas están: EcoRed Feminista La Lechuza Buza (México); Corporación de Mujeres Ecofeministas Comunitar (Colombia);[7] el mencionado grupo Con-spirando (Chile); Fundación Medio Ambiente y Alternativas al Desarrollo (Bolivia); Colectivo Miradas Críticas del Territorio desde el Feminismo (Ecuador); Comando María Moñito, impulsado por la artista plástica conceptual ecofeminista y antiespecista Argelia Bravo Melet, y LaDanta LasCanta, nuestro colectivo de investigación y acción (Venezuela).

El derecho al territorio, la autonomía, la soberanía alimentaria, el reconocimiento de los derechos de los diversos grupos de mujeres (indígenas, rurales, campesinas, urbanas, negras), los derechos sexuales y reproductivos, el autocuidado y el autoconocimiento, las nuevas visiones en el ámbito de la espiritualidad y la formación de las mujeres para el fortalecimiento de su participación política fueron algunos de los temas de agenda a finales de la década de 1980 y durante la de 1990, y siguen siendo puntos de articulación en la actualidad. Destacan el rol de Comunitar en el acompañamiento psicosocial y jurídico de las víctimas de violencia en el marco de conflictos armados o en el ámbito privado; la rebelión de las mujeres indígenas de Sarayaku (Ecuador) a finales de 1980 contra la explotación petrolera de sus territorios y el patriarcado ancestral en su comunidad; la ya mencionada labor del grupo Con-spirando y el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh), al cual pertenecía Berta Cáceres, con su lucha antipatriarcal, antiimperialista y antineoliberal.

En la primera década del presente siglo encontramos una variedad de perfiles: grupos indígenas, organizaciones no gubernamentales, colectivos académicos, fundaciones, fondos, asociaciones y redes regionales. Estos grupos incorporan a la agenda temas como la defensa del agua y del territorio-cuerpo-tierra, la reivindicación de los conocimientos tradicionales, los derechos de las niñas y las jóvenes, el monitoreo de conflictos, las investigaciones militantes, el activismo internacional y las iniciativas colaborativas. Destacan los esfuerzos de la Red de Mujeres Defensoras de Derechos Ambientales y Sociales, quienes desde 2005 han realizado diversos encuentros regionales con el propósito de exponer los impactos de la minería sobre las mujeres y visibilizar sus luchas; el Fondo de Ayuda Urgente para América Latina y el Caribe, que desde 2009 promueve y defiende los derechos de la diversidad de mujeres del continente, y la Asociación de Mujeres Indígenas de Santa María Xalapán Jalapa Amismaxaj (Guatemala),[8] con su lucha por revitalizar su identidad étnica y defender el territorio-cuerpo-tierra con la sabiduría de sus antepasadas transgresoras.

En los últimos años, y ante el auge de proyectos extractivistas en diferentes lugares de la región, la despatriarcalización, la descolonización, la defensa de los derechos colectivos y la protección de las defensoras y los defensores de la naturaleza-madre y la Tierra-Pachamama se suman a la agenda del ecofeminismo en Abya Yala. Esto supone enfoques transdisciplinarios para los grupos académicos y el respeto hacia todas las formas de vida para las organizaciones de base. En esa dirección, el Colectivo Miradas Críticas del Territorio desde el Feminismo ha desarrollado metodologías de trabajo de campo e investigación-acción participativa dentro y fuera de la academia. Igualmente, la Escuela Mujer y Minería, un proyecto de la organización Censat – Agua Viva (Colombia), ofrece herramientas metodológicas y conceptuales para comprender y transformar la realidad de las mujeres afectadas por la minería. Por último, el Proyecto Tejiendo Redes Latinoamérica, concebido desde la teología feminista, genera sinergias con el propósito de avanzar en el reconocimiento de los derechos de las mujeres de Abya Yala.

Imagen 3. Representación concéntrica del origen de los ecofeminismos en Abya Yala. Elaboración de las autoras.[9]

Por supuesto, así como hay puntos comunes, también existen diferencias. En estos últimos años presenciamos debates sobre desarrollos alternativos o alternativas al desarrollo (no tan presentes en los años anteriores) y sobre desafíos ontológico-políticos (Blaser, 2013) que subyacen a este repensar las relaciones entre los seres humanos y lo que llamamos naturaleza (un aspecto evidente en el protagonismo de las organizaciones de mujeres indígenas). En este sentido, destacan la posición del feminismo comunitario con respecto a los principios de reciprocidad que rigen la comunidad, la noción de Pachamama entendida como un todo y el cuestionamiento de las implicaciones sexistas del concepto de madre Tierra. Asimismo, entienden la depredación de la tierra y el presente cambio climático como efectos de los neocolonialismos, del actual sistema capitalista global y del patriarcado.[10]

El reconocimiento de esta igualdad en la diferencia nos reúne contra los impactos del extractivismo en nuestra vida, más allá de que los vivamos de manera diferenciada. A la par que se precariza nuestra existencia, hay obstáculos que nos dificultan decidir efectivamente cómo vivir y cómo exigir y hacer valer nuestros derechos. Algunos de ellos son la sobrecarga del trabajo de cuidado, la falta de reconocimiento de nuestra participación en organizaciones mixtas, la exclusión, el silenciamiento, la estigmatización y la criminalización de nuestro liderazgo (FAU-ALC, 2016). El problema fundamental al que nos enfrentamos es la violencia patriarcal en sus diversas formas: clasista, racista, gubernamental, corporativa, local, militar, paramilitar, delincuencial y familiar. Las ecofeministas en Abya Yala ponemos en juego nuestra existencia al defender todas las formas de vida desde diferentes frentes, como lo han demostrado el caso de Berta Cáceres y otros más, desconocidos o no registrados en las estadísticas oficiales o de las ONG, lo que evidencia la reacción patriarcal (Cobo, 2011) de extrema violencia y aniquilación contra quienes nos asumimos como sujetos políticos femeninos en defensa de la integridad de nuestros cuerpos y territorios.

Conclusión

Este trabajo es un acto político que saca del olvido los aportes de las ecofeministas de Abya Yala y una invitación a que sigamos tejiendo esta historia quienes, como cantaría Mercedes Sosa, vivimos “en la región más vegetal del tiempo y de la luz”. Nominal y explícitamente, el ecofeminismo en Abya Yala aparece bajo la forma de la teología ecofeminista, y si bien las organizaciones que acá hemos identificado van desde finales de la década de 1980 hasta nuestros días, no debemos obviar que la práctica ya existía para algunos grupos de mujeres desde mucho antes de que se acuñase el término. Tener presente esta consideración supone una interpelación a la gobernabilidad epistémica del Norte global y coloca esta discusión en el marco de la teoría feminista del punto de vista, la geopolítica del conocimiento y la colonialidad del saber. La categoría imaginarios ecofeministas puede permitir los diálogos y las traducciones contextualizadas ontológicamente. Esta es apenas una mirada situada y parcial de tres décadas de una lucha que se remonta a cinco siglos y que tiene un horizonte de sentido explícito: sororidad, alteridad, justicia y liberación. La utopía ecofeminista es impostergable.

Bibliografía

Barredo-Pantí, P., 2016. “Teologías y ecofeminismos desde América Latina. Del soplo de vida a la plenitud de vida”. Temas de Nuestra América, vol. 32, 59, pp. 115-128.

Blaser, M., 2013. “Notes toward a political ontology of ‘environmental’ conflicts”. En L. Green (ed.), Contested ecologies. Dialogues in the South on nature and knowledge. Ciudad del Cabo, HSRC Press.

Cobo, R., 2011. Hacia una nueva política sexual. Las mujeres ante la reacción patriarcal. Madrid, Los Libros de la Catarata.

Finzer, E., 2015, “Trees, seas, and ecofeminist imaginary in the vanguard poetry of Magda Portal (Perú, 1900-1989)”. Hispanófila, vol. 173, pp. 319-332.

Fondo de Acción Urgente para América Latina y el Caribe, FAU-ALC, 2016. Extractivismo en América Latina. Impacto en la vida de las mujeres y propuestas de defensa del territorio. Bogotá, FAU-ALC.

Gebara, I., 1999. Longing for running water: ecofeminism and liberation (Biblical reflections for ministry). Mineápolis, Fortress Press.

Gebara, I., 2000. Intuiciones ecofeministas. Ensayo para repensar el conocimiento y la religión. Madrid, Trotta.

Parentelli, G., 1992a. “La Cumbre de la Tierra”. Con-spirando, 2, pp. 46-47.

Parentelli, G., 1992b. “Teólogas feministas, teólogos de la liberación y hasta las simples mujeres marginales exigen una Iglesia verdaderamente cristiana o las mujeres cristianas acabarán con el autoritarismo papal”. Hojas de Warmi, 3, pp. 1-3.

Ramón Carbonell, L., 2014. “Ecofeminismos y teología de la liberación”. Papeles Relaciones Ecosociales y Cambio Global, 125, pp. 101-109.

Ress, M. J., 2006. Ecofeminism in Latin America. Nueva York, Orbis Books.

Trapasso, R. D., 1993. “Ecofeminismo. Revisitando nuestra conexión con la naturaleza”. Con-spirando, 4, pp. 2-6.

[1] En el marco de este encuentro tuvo lugar un histórico intercambio entre ecofeministas de Abya Yala y Vandana Shiva (Parentelli, 1992a).

[2] La uruguaya-venezolana Gladys Parentelli fue una de las fundadoras de Con-spirando y su corresponsal en Caracas.

[3] “Conspiradoras”, en Con-spirando [página web]. Disponible en: http://conspirando.cl/página-ejemplo

[4] Las colaboraciones de Manfred Max Neef, Maria Mies y Rosemary Radford Ruether fueron habituales en la revista durante los años noventa.

[5] Las teólogas ecofeministas no pueden ser reducidas a una sola posición, pues, incluso individualmente, beben de diferentes fuentes: la teología de la liberación, la teoría feminista, la teoría ecofeminista estadounidense, la ecología profunda, la psicología analítica de Jung y las distintas cosmovisiones indígenas, entre otras.

[6] Bajo este significante, la autora estudia a las escritoras de Abya Yala, especialmente aquellas que desarrollan un pathos conservacionista en su poesía. Aquí lo aplicamos a la praxis de las mujeres organizadas en defensa de las cuencas y contra el extractivismo, la desforestación y la contaminación, con una particular sensibilidad hacia la defensa de todos los seres vivos.

[7] Constituida en 1987 con el nombre de Corporación para el Ecodesarrollo Comunitario. En 2010, al asumir una perspectiva ecofeminista, cambió de nombre.

[8] En esta defensa del territorio-cuerpo-tierra también podemos incluir a otro grupo guatemalteco, Tzk’at, Red de Sanadoras Ancestrales del Feminismo Comunitario (véase su artículo en este número de la revista).

[9] En el centro, los tipos de violencia en Abya Yala como propulsores inamovibles desde la conquista hasta el presente (flechas y conceptos en el círculo central de la imagen). Esta constante promovió en los inicios del siglo pasado escrituras con imaginarios ecofeministas que dieron cuenta de la injusticia socioambiental (segundo círculo). Posteriormente, la lucha en los territorios fue la simiente de la diversa gama de ecofeminismos: desde sus inicios en los años noventa con la teología ecofeminista hasta los ecofeminismos del presente de mujeres en contra del extractivismo y en defensa de sus territorios-cuerpos (tercer círculo).

[10] Pronunciamiento del Feminismo Comunitario en la Conferencia de los Pueblos Sobre Cambio Climático [en línea]. Disponible en: http://perspectives.apps01.yorku.ca/2010/05/08/pronunciamiento-del-feminismo-comunitario-latinoamericano-en-la-conferencia-de-los-pueblos-sobre-cambio-climatico/

* Grupo venezolano ecofeminista de investigación y acción. E-mail: ladantalascanta@gmail.com

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