Jaume Altimira i Palau*

 

El Victoria es el lago tropical más grande del mundo (68,000 Km2 ) y sus aguas son compartidas por tres países: Tanzania, 51%; Uganda, 43% y Kenia, 6%. Se calcula que en la región, alrededor de tres millones de personas dependen directamente de la pesca. En este medio natural se produjo a lo largo de miles de años un fenómeno excepcional de especialización en los diferentes nichos ecológicos. Se han descrito en el lago Victoria más de 300 especies endémicas de peces de la familia de los cíclidos, incluyendo numerosas especies detritívoras (que se alimentan de materia orgánica en descomposición), de forma que esta diversidad resulta vital para mantener el equilibrio natural y la salud de las aguas de lago.

La perca del Nilo (Lates niloticus) es una especie piscívora que fue introducida en el lago Victoria por los gobiernos de los países ribereños en los años 50 y 60, como experimento para potenciar el desarrollo de la pesca comercial. En la actualidad, Europa es una de las principales regiones importadoras de perca, y España es su principal consumidor, con unos 8 millones de kg el año 2004. En nuestras pescaderías, mercados y supermercados, sin embargo, la perca raramente se etiqueta debidamente, y con frecuencia se vende fraudulentamente bajo el nombre de mero.

Este documento analiza algunos de los efectos que la introducción de este depredador ha provocado sobre el medio lacustre y su entorno, así como algunos de los cambios socioeconómicos asociados a la implantación de la industria exportadora de perca.

EL CAMBIO DE MODELO SOCIAL Y SUS CONSECUENCIAS

Antes de la introducción de la perca, la pesca artesanal se encontraba regulada por las propias comunidades de pescadores; las canoas y redes de pesca eran propiedad de las familias de pescadores y la preparación (secado o ahumado) y comercialización del pescado era responsabilidad de las mujeres de pescadores, que lo vendían a los mercados locales. Con la explosión de la población de perca, la extracción pesquera anual pasó de 100.000 toneladas métricas (Tm) en los años 1970 (con sólo un 1% de perca) a 500.000 Tm en los años 1990, representando la perca el 65% en volumen. Durante los primeros años ochenta las poblaciones locales se beneficiaron de este aumento espectacular, tanto respecto a las oportunidades de trabajo como por una mejora en la calidad de su dieta. Pero esta plétora atraería pronto inversores externos, tanto nacionales (inversores de la capital, funcionarios o empresarios de otros ámbitos) como extranjeros (europeos, israelitas y asiáticos) que, financiados por créditos del Banco Mundial y apoyados por agencias de desarrollo del primer mundo, verían una magnífica oportunidad de negocio basada en la exportación de filetes de pescado a países con mayor poder adquisitivo (Europa, Japón y Estados Unidos). A finales de los años 90 la Unión Europea financió también la puesta en marcha de sistemas de control de calidad alimentaria para la industria exportadora, después de un período de prohibición de las importaciones que había dejado en el paro a decenas de miles de trabajadores del sector.

En el nuevo marco socioeconómico, los pescadores pasaron progresivamente a ser trabajadores de las plantas de procesado o a vender en exclusiva sus capturas a la industria de exportación, que pagaban el kilo de pescado a mejor precio que el mercado local. Durante los años ochenta y noventa este cambio aportó enormes beneficios a la industria exportadora (a razón de unos 300 millones US$ anuales), ofreció miles de puestos de trabajo, pero destruyó por completo el sistema de organización social tradicional alrededor de la pesca, en un claro ejemplo de pérdida de soberanía de las comunidades sobre los recursos pesqueros.

La gran mayoría de las capturas son destinadas al fileteado para la exportación, mientras que en los mercados locales únicamente se encuentran los desechos de la industria (los esqueletos, las cabezas y las colas) o los alevines, alimentos de escaso aporte proteico. Los beneficios económicos de esta potente industria no han repercutido positivamente en la mejora de la alimentación de la población local, y los salarios no alcanzan para proveer la familia de una alimentación adecuada. El resultado es que el número de personas que sufren hambre ha aumentado en los tres países alrededor de un 25% en los últimos 10 años, e irónicamente, las comunidades pescadoras alrededor del lago se encuentran entre las que presentan índices de desnutrición proteica más elevados.

DESTRUCCIÓN DEL ENTORNO Y PÉRDIDA DE RECURSOS

La destrucción medioambiental del lago Victoria es un triste ejemplo de degradación avanzada y permite visualizar hasta qué punto la introducción de especies no-autóctonas y la pesca intensiva pueden llegar a alterar un ecosistema lacustre que durante cientos de años había alimentado de forma equilibrada las poblaciones locales. La perca del Nilo es un feroz depredador, y el aumento espectacular de su población ha sido en detrimento de las demás especies nativas; se calcula que en los últimos 50 años, dos tercios de las 300 especies descritas de cíclidos se han extinguido. La desaparición de especies detritívoras ha llevado a un grado de eutrofización e hipoxia de las aguas incompatible con la existencia de cientos de especies animales y vegetales. A su vez, estos cambios ambientales propician la proliferación de plantas introducidas, como el jacinto de agua, con efectos nefastos en diferentes ámbitos (pesca, transporte, obstrucción de afluentes, disminución de la calidad del agua de consumo, etc.).

Por otra parte, si bien la pérdida de biodiversidad es en si misma una situación grave por lo que comporta de destrucción de riqueza natural, no tenemos que olvidar que la situación actual en la cuenca del lago Victoria supone un riesgo elevado de colapso de un sistema de vida y de una fuente de recursos para unos veinticinco millones de personas.

Los estudios prospectivos más recientes llevados a cabo por diferentes investigadores indican que las reservas de perca actuales son la mitad de las del año 2001. Pruebas realizadas siguiendo una misma técnica extractiva demuestran que mientras a finales de los años sesenta se obtenía por término medio unos 514 kg de pescado por hora (el 83%, cíclidos), con la misma técnica se extraen actualmente 195 kg, la gran mayoría perca, y con un 70% (en volumen) de ejemplares inmaduros. La causa de esta disminución en las capturas es múltiple, pero debe atribuirse en gran medida a la sobreexplotación pesquera desarrollada durante las últimas décadas: si el año 1983 se estimaba que el número de barcos de pesca se encontraba alrededor de los 12.000, en 1990 se aproximaba a los 23.000 y el año 2000 se contabilizaban más de 42.000. Al mismo tiempo, ha habido una tendencia progresiva a usar redes de malla cada vez más pequeña, a medida que iban desapareciendo los ejemplares adultos. Mientras que la trama mínima de red recomendada para permitir una explotación sostenible de la perca es de 124 mm, el año 2002 se registraron 465.048 redes por debajo de esta medida, el 47% del total, y casi el doble de las registradas el año 2000.

En este sentido, resultan elocuentes los datos aportados en agosto del 2006 por Globefish, organismo de la FAO especializado en el sector de la pesca. La información revela que los stocks de perca se encuentran en fuerte regresión, la disminución en las capturas de perca está ya provocando una grave crisis en el sector y los inversores buscan alternativas a la exportación de perca, dirigiendo sus miradas a la acuicultura, al procesado de subproductos o a la comercialización de tilapia. Se estima que un gran número de plantas procesadoras van a tener que cerrar, dejando en la calle a miles de pescadores y trabajadores asalariados. La industria estudia ya alternativas de inversión al agotamiento del «modelo perca», pero de momento nadie propone salidas dignas para los millares de familias que dependen de este comercio, y que en su momento vendieron sus canoas o abandonaron sus aldeas y peque- ñas granjas de subsistencia de otras regiones del país, atraídas por la perspectiva de un sueldo seguro. La industria de exportación de recursos naturales a bajo precio, una vez más, ha pasado como un vendaval por una región africana, dejando tras ella una situación de marginación social, dependencia laboral, agotamiento de recursos y contaminación irreversible.

Para finalizar, una pequeña luz al final del túnel. La sobreexplotación de la población de perca del Nilo en el lago Victoria, así como la escasez de recursos alimentarios para esta voraz especie, ha llevado la perca a una situación límite en la que se encuentra en peligro su propia supervivencia. La biomasa de perca del Nilo ha pasado de un estimado 90% en 1980 a menos de un 50% en 2005. Este nuevo escenario ha facilitado el resurgimiento de especies autóctonas del lago, algunas de las cuales se creían extinguidas, como el bagre, el mudfish y el lungfish, así como cíclidos del género Haplocromis. Hasta el momento, no existe un esfuerzo coordinado y de suficiente alcance que haya podido frenar la progresiva degradación del lago Victoria. Tal vez ésta sea la última oportunidad para evitar la total destrucción de la vida en el lago y permitir compatibilizar la actividad pesquera con la supervivencia de las especies de peces supervivientes al deterioro ambiental que sufren sus aguas.

Para más información:

– www.globefish.org. Organismo de la FAO.

– www.inweh.unu.edu/lfvo/ frame%20survey2000%202002_files/sheet006.htm.

– www.iucn.org (World Conservation Union) Eastern Africa Programme, 1999.

– www.ifpri.org International Food Policy Research Institute.

– http://www.debtwatch.org/documents/enprofunditat/ Deute_ecologic/percacastella.pdf. Documento de la campaña «No te comas el mundo».

REFERENCIAS

ABILA, R. O. (2003), Fish trade and food security: are they reconcilable in lake Victoria? Kenya Marine and Fisheries Research Institute, Kisumu, Kenya.

Balagadde, S. (2002), Fish safety and quality assurance – Uganda’s experience, Ag. Head, Technical Liaison Division, Uganda National Bureau of Standards.

Balirwa, J.S. y otros (2003), Biodiversity and fishery sustainability in the lake Victoria basin: an unexpected marriage? BioScience, Vol. 53 No. 8

* Miembro de Veterinarios Sin Fronteras (jaltimirapalau@gmail.com).

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