La ecología política es hoy día uno de los principales abordajes al estudio de las problemáticas socio-ambientales. Así lo evidencian la gran (y creciente) cantidad de publicaciones con este enfoque. No obstante, una de las críticas a la ecología política ha sido su anglocentrismo. Esto ha llevado en años recientes a un intento explícito de visibilizar las distintas vertientes internacionales de la disciplina, así como las diferencias de acercamientos entre el ‘norte’ y el ‘sur’ globales, como por ejemplo muestra el reciente volumen International Handbook of Political Ecology (2015), editado por Raymond Bryant.

La relevancia de la ecología política en Latinoamérica, y las particularidades que tiene este enfoque para entender las especificidades de la región respecto a otras, son incuestionables. La región continúa siendo foco de procesos de extractivismo de recursos naturales que la han caracterizado desde la colonización. No obstante durante las últimas décadas la cantidad de materiales extraídos (metales, petróleo, carbón, soja, madera, etc.) y de proyectos vinculados con la generación de energía (ej. proyectos hidroeléctricos, gasoductos) y de transporte (ej. la IIRSA) han mostrado un crecimiento sin precedentes. La exportación de recursos de América Latina aumentó cuatro veces en tonelaje desde 1970 al 2008, y tras un leve descenso subió otra vez. A la par, se ha observado el surgimiento desde la sociedad (in)civil –y en especial de los pueblos indígenas y campesinos– de resistencias y formas alternativas de vida más justas y sustentables, cada vez más visibles e interconectadas. Por otro lado, la experiencia de la llamada ola rosada de gobiernos de izquierdas, que llegaron al poder en gran parte por estas movilizaciones en distintos puntos de la región, deja mucho que desear en cuanto a las políticas ambientales y la capacidad de dialogo con los movimientos sociales.  El reciente giro a la derecha en distintos países, por medios electorales y golpes blandos, abre nuevas interrogantes y perspectivas para la región. Entender estos procesos y actuar para cambiarlos, es uno de los objetivos centrales de la ecología política. Por último, el pensamiento crítico latinoamericano, del cual la ecología política forma parte, y que surge no solo de la academia sino de movimientos y comunidades, está “más vibrante y dinámico que nunca”, según planteaba el ecólogo político colombiano Arturo Escobar en una columna reciente en el diario español El País [1]. En el contexto de la crisis global, así como en el marco de la ola negra de gobiernos derechistas que  están retomando el poder en la región, es urgente darle mayor visibilidad a este pensamiento, que ofrece a Latinoamérica y al mundo nuevas formas de, como dice Escobar, “sentipensar la tierra”.

Desde sus inicios en el 1991, la revista Ecología Política se ha constituido en una plataforma  en este campo de reflexión y acción. La influencia de activistas y pensadores latinoamericanos ha sido patente desde sus inicios, con el rol articulador clave de varios autores latinoamericanos y el papel de Joan Martínez Alier, co-fundador y por muchos años editor de esta revista, quien desde hace muchas décadas tiene fuertes vínculos con la región.  El primer artículo del primer número fue escrito por el etnoecólogo mexicano Víctor Manuel Toledo, quien planteaba, desde la experiencia de México, reconocer el rol central del campesinado en las luchas ecológicas. Toledo ha sido desde entonces uno de los más asiduos colaboradores de esta revista. En una revisión de todos los números de la revista hasta el presente, encontramos que en todos se ha trabajado algún tema de Latinoamérica. La región ha sido siempre un lugar desde el que poder analizar, entender y discutir, entre otros, los impactos socio-ecológicos de la colonización de América y el desastre demográfico a partir de 1492 (nº 2), las diversas formas de organización indígena y campesina (nº 9), y las implicaciones de la deuda ecológica (nº 14). Destacan además volúmenes con secciones específicas sobre México (nº 18), Cuba (nº 28) y Colombia (nº 30), así como otros con miradas particulares a y desde Latinoamérica a temas como la impunidad ambiental (nº 19), la biopiratería (nº 30), mega-infraestructuras (nº 31), la crisis global de la pesca (nº 32), desplazados ambientales (nº 33), agrocombustibles (nº 34), decrecimiento sostenible (nº 35), y justicia ambiental (nº 41). En el camino se ha contado con contribuciones de reconocidos pensadores como Eduardo Gudynas (Uruguay), Enrique Leff, Gustavo Esteva (México), José Augusto Pádua (Brasil), Fernando Mires y Manfred Max-Neef (Chile), Arturo Escobar (Colombia) : frecuentes colaboradores de la revista. También se han presentado las voces de numerosos activistas y organizaciones, que desde los territorios han ayudado a entender las implicaciones de la extracción petrolera (nº 23) y de nuevas fronteras de extracción de recursos y sumideros de residuos (nº 43), así como de los retos que supone la soberanía local (nº 49). Las contribuciones de activistas como Silvia Ribeiro (de Uruguay y México), Tatiana Roa (CENSAT, Colombia), y de Esperanza Martínez, Ivonne Yánez y otras integrantes de Acción Ecológica y Oilwatch (en Ecuador), han sido decisivas.

Siguiendo esta larga trayectoria, y buscando expandirla, este nº 51 se dedica, por primera vez en la historia de la revista, exclusivamente a la ecología política en América Latina. El objetivo ha sido alimentar, desde una mirada crítica, debates actuales sobre los retos socio-ambientales, políticos y económicos que enfrenta la región, y contribuir a pensar alternativas más justas y sustentables. Para esto se presenta el panorama de las ecologías políticas sobre Latinoamérica, pero también desde Latinoamérica, dando voz a académicos y activistas que trabajan en compromiso desde sus territorios, así como aquellos que utilizan enfoques teóricos latinoamericanos o ajustados a las particularidades de la región. Además, nuestra intención es que este número y los siguientes estén aún más presentes en Latinoamérica y sirvan para seguir amplificando las ideas y propuestas que surgen desde sus luchas socio-ambientales. Para esto hemos buscado fortalecer la distribución de la revista y sus convocatorias en América Latina, mediante nuestra participación en las redes digitales y con nuevos contactos de colaboraciones.

Para esta convocatoria recibimos 86 resúmenes, una cantidad récord para la revista. Esto ha planteado un desafío mayor en la tarea de selección, pero a la vez ha puesto de manifiesto el gran arraigo de la ecología política en América Latina. De las 86 propuestas, hemos seleccionado 22 artículos: 3 de Opinión, 3 en Profundidad, 10 en Breves, 2 en Redes de resistencia, 1 en Referentes ambientales, 1 en Entrevistas, y 2 en Crítica de libros. Además, en la versión digital de este número hemos incluido una lista completa de todos los artículos sobre Latinoamérica publicados en Ecología Política desde 1991.

En la sección de “Opinión”, Adela Parra-Romero comienza con un artículo que reflexiona sobre la necesidad de una ecología política decolonial, basado en el Programa de Investigación Modernidad/Colonialidad, para el análisis de los conflictos socio-ambientales en América Latina. Este giro, plantea la autora, debe ir más allá del asunto distributivo de los conflictos ambientales (colonialidad del poder) para entender sus dinámicas culturales/de identidad (colonialidad del ser) y las prácticas académicas (colonialidad del saber). Los otros dos artículos de esta sección analizan la forma en que la minería se ha establecido como política de estado en el Perú (Raquel Neyra), y las implicaciones socio-ambientales del imaginario construido en la población nicaragüense en relación al proyecto de canal interoceánico de Nicaragua, actual foco de grandes movilizaciones en oposición y fuerte represión gubernamental (Gustavo Fuchs y Grettel Navas).

En la sección de “En Profundidad”, comenzamos con un texto de Héctor Alimonda que nos permite entender las raíces, corrientes y herencias de la ecología política latinoamericana actual, y que podría decirse que de forma indirecta conversa con el texto de Parra-Romero. Alimonda, fundador del grupo de ecología política en la CLACSO, ofrece un recorrido por el pensamiento crítico latinoamericano con particular atención a las reflexiones sobre el poder, las relaciones sociales de vinculación con la naturaleza, y las luchas por salir de perspectivas monoculturales. Le sigue un artículo de Germán Quimbayo y Francisco Vásquez que propone un marco conceptual para entender una ecología política urbana situada en América Latina. Según los autores este marco debe ser de la urbanización como proceso más que de la ciudad como lugar, y debe tomar en consideración la diversidad de particularidades regionales-geográficas de esta región. Por otro lado, Japhy Wilson y Manuel Bayón analizan las fantasías desarrollistas en relación al corredor interoceánico Manta-Manaos en Ecuador, relacionando a dicho proyecto con circuitos trasnacionales de capital y procesos de acumulación y aglomeración en otras partes de Latinoamérica y el  mundo.

En la sección “Breves”, contamos con diez artículos que exploran estudios de caso  con temáticas variadas en distintos países de la región, que incluyen asuntos relacionados con la urbanización, la minería, la infraestructura vinculada a gasoductos, la agro-industria, las plantaciones forestales, y las áreas de conservación. Comenzamos con dos artículos sobre el extractivismo que invitan a reflexionar sobre las contradicciones entre la izquierda latinoamericana y el ecologismo, así como entre el discurso y la práctica de los gobiernos. El primero de Emiliano Terán Mantovani analiza la expansión de las fronteras de extracción de “commodities” en Venezuela, así como las narrativas políticas y los procesos de despojo vinculados. El segundo de Anna Kaijser analiza críticamente las políticas ambientales bajo el gobierno de Evo Morales en Bolivia, mostrando las contradicciones entre el discurso internacional del buen vivir y el anti-capitalismo y la expansión del extractivismo a nivel nacional. Desde México, Jessica Coyote estudia como los espacios de transportación en la economía extractivista de gas natural en el estado de Morelos reconfiguran espacios y relaciones sociales. Carmina Valiente y colegas analizan el despojo social y ecológico causado por la urbanización turística de las playas en una localidad de Baja California. Andrea Cardoso examina los costos ambientales de la minería de carbón en Colombia, mostrando que dichos costos son mucho mayores a lo que aporta la minería a la economía. Mientras, María Laura Isla Raffaele analiza la forma en que la “juridificación” de la Ley de Glaciares en las disputas por la megaminería en Argentina influyó en los discursos y saberes en las pugnas pro- y anti- mineras. De Guatemala incluimos dos artículos sobre la violencia que si bien del mismo país, reflejan contextos distintos. Sara Mingorría nos habla sobre las múltiples formas de violencia y los procesos de visibilización de éstas en relación a la expansión de los agro-combustibles de palma aceitera y caña de azúcar en el Valle del Polochic, mostrando el rol central que han jugado las alianzas de organizaciones campesinas a múltiples niveles en desvelar el conflicto. Mientras, Micha Radher analiza la incertidumbre y urgencia que generan la violencia histórica y actual en el contexto de proyectos de conservación de bosques en ese país, lo cual contradictoriamente lleva a ONGs conservacionistas a apoyar intervenciones militares. Desde Chile, Juan Ignacio Latorre y Nicolás Rojas Pedemonte nos ayudan a entender las claves del conflicto forestal en territorio Mapuche, destacando la represión estatal, clientelismo empresarial y demandas territoriales por coaliciones campesinas e indígenas. Finalmente, José Cláudio Gonçalves y Rosemeire Aparecida Scopinho documentan las tensiones entre agroecología y agroindustria de caña de azúcar en Brasil.

Nuestra sección de “Referentes Ambientales” está dedicada en este número a Berta Cáceres, líder indígena Lenca de Honduras recientemente asesinada por su activismo en pro del medioambiente y los derechos humanos de su pueblo, y contra proyectos mineros e hidroeléctricos en territorio Lenca. En el artículo, Jennifer Homand nos relata la trayectoria organizativa de Berta Cáceres y reflexiona sobre la creciente violencia hacia activistas ambientales y de la tierra ante la expansión de proyectos extractivistas en muchos países del mundo. En la sección de “Redes de Resistencia” Emanuel Bran-Guzmán analiza las formas de organización para la defensa de la tierra en Bachajón, Chiapas, mientras que Patricia Agosto relata cómo se articuló la comunidad de Malvinas Argentinas en Córdoba (Argentina) en la lucha contra Monsanto.

En este número contamos además con una sección de “Entrevistas” en donde presentamos a Manu Chao, músico y activista cultural que ha mostrado su apoyo a diferentes luchas sociales y ambientales en Latinoamérica desde hace más de 20 años. Desde su propia experiencia, Manu Chao muestra formas en las que el arte y la música pueden servir para dar la voz y visibilizar movilizaciones ambientales, así como para denunciar los impactos de los proyectos extractivos en los territorios. Concluimos con dos críticas de libros. En la primera, Eduardo Neves revisa el texto “Memorias Sertanistas”, en que Felipe Milanez recoge impresionantes testimonios de funcionarios estatales que por décadas trabajaron tratando de atenuar los conflictos del contacto de la ‘civilización moderna’ con los  grupos indígenas en Brasil. En la segunda, Martín Crespo presenta un libro infantil con temática ambiental, reflexionando sobre la importancia de  textos pensados desde la accesibilidad y sentidos con el corazón para tratar temas como el impacto de la minería, la expansión de la soja y las plantaciones forestales.

La selección  de artículos para este número deja lamentable de lado muchos de los que recibimos pero pensamos que logra mapear la diversidad de problemáticas y enfoques en los debates latinoamericanos en torno de la ecología política; y da una vibrante y dinámica mirada sobre la región. Frente a la intensificación del extractivismo y el consecuente despojo, la violencia y criminalización de la protesta, y la creciente ola derechista en la región, también aspiramos a que este número muestre cómo desde la ecología política podemos pensar, entender y actuar para garantizar la soberanía de los territorios y sus vidas. En particular, esperamos que este número sirva para generar conversaciones, debates y espacios de conocimiento para la construcción del “mundo nuevo con dignidad, paz y justicia para todos”, como dibuja Beatriz Aurora en la portada. Es por esto que dedicamos este número a la memoria de Berta Cáceres y a todas las personas que luchan día a día por ese mundo nuevo.

Gustavo García López, Marién González Hidalgo, y Mariana Walter

[1]  http://blogs.elpais.com/contrapuntos/2016/01/desde-abajo-por-la-izquierda-y-con-la-tierra.html

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