Claudio Cattaneo y Marc Gavaldà*

El siguiente artículo comparte la experiencia de la autogestión colectiva como herramienta de emancipación y de sustento en una economía de muy baja intensidad, fortalecida a base de ciclos semi cerrados de intercambio de materia, tiempo y energía. En Barcelona, desde 1997 se incorporaron prácticas campesinas en algunos proyectos de okupación, dando a luz a la Okupación Rurbana. Esta combinación de rasgos cosmopolitas con prácticas agroecológicas y visiones políticas antagonistas tiene en los Centros Sociales de Kan Pasqual (desde 1997) y Can Masdeu (desde 2002) sus experiencias más emblemáticas.

APOYO MUTUO

Estas experiencias —a diferencia de los abundantes planteamientos teóricos que pretenden demostrar la inminencia de la crisis económica y ecológica que se avecina, pero sin propuestas para superarlo— apuntan a la puesta en marcha de procesos de autogestión desde la práctica, sin más teoría que el «hazlo tú mismo». En ellas, los principios teóricos, las utopías y las ideas se materializan con militante optimismo (Bloch, 1985) en una práctica que toca la tierra.

La okupación rurbana transita desde la autonomía de pensamiento (wishful thinking) hacia la autonomía política (toma de decisiones asamblearia) y, finalmente, hacia la autonomía económico-ecológica favorecida por el uso de la tierra y los recursos naturales del medio rural.

La base económica se aleja de la generación de dinero —basada en la competitividad de los mercados— para acercarse al apoyo mutuo (Kropotkin, 1915). Desde las comunidades campesinas de Mesoamérica, las cooperativas agrícolas ibéricas hasta los ayllus andinos, el apoyo mutuo ha sido una estrategia ahorrativa de trabajo. La gestión comunitaria de los recursos se distingue como alternativa a los mercados o a la intervención pública. Lejos de dar origen a una tragedia (Hardin, 1968), Olstrom demuestra que los recursos comunes pueden gestionarse con éxito bajo unas condiciones especificas (Ostrom, 1990). Bookchin apela al mutualismo, la auto-organización, la libertad y la subjetividad como componentes de una ecología social orientadora para municipios libres (Bookchin,1999).

La puesta en práctica de la permacultura (cerrar los ciclos de energía y materiales), la agroecología (acceso a la tierra, soberanía y auto-organización) y la organización comunitaria reducen la «evolución exosomática» que, según Georgescu-Roegen, han contribuido al irreversible aumento de entropía en el planeta y al fortalecimiento del conflicto social entre gobernantes y gobernados; entre quien accede a los recursos naturales y quien no.

AUTOGESTIÓN ENERGÉTICA

Desde Kan Pasqual se entendió la autosuficiencia energética como un campo de lucha contra los monopolios estatales y corporativos. Desde las velas hasta el aerogenerador autoconstruido ha sido un recorrido de una década sin gastar un kilovatio de la red. Sólo se utilizan combustibles fósiles en la cocina, para bombear agua o enchufar un generador en los picos de demanda eléctrica durante las actividades del centro social.

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Can Masdeu valoró la importancia de la transmisión y difusión de los conocimientos prácticos, tejiendo así una red que se difumina entre el campo y la ciudad. Destaca el proyecto de huertos comunitarios, de particular valor pú- blico y social. Con una participación estimada de 33.000 horas anuales, equivalentes a un gasto de 16 Gjoules de energía endosomática y un bajo consumo exosomático traducido en un poco de leña eficientemente quemada en braseros y unos pocos litros de gasolina al año para traer abono desde las granjas de Collserola. En total un par de Gigajoules que valen para producir 6.000 Kg. de hortalizas (11 Gjoules), muchas vitaminas, sabor y calidad de vida.

La proporción energética endo-exosomática del transporte es fuertemente economizada con un amplio parque de bicicletas.

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En cuanto a los proyectos de vivienda, se utilizan en gran mayoría energías renovables (92% y 71% en Kan Pasqual y Can Masdeu respectivamente), con una gran aporte de energías endosomáticas (15% y 38%) sobre el total, algunas de ellas auto-producidas en sus huertas.

DECRECIMIENTO ECONÓMICO

El concepto de decrecimiento asume varias connotaciones. Desde una postura eficientista el decrecimiento se limita a la reducción de la carga ecológica y de la intensidad energética (cada vez se necesitan menos materiales y energía para producir un euro). En cambio, un decrecimiento en términos monetarios —más dificultoso a macroescala debido a la rígida estructura del mercado— es el que se practica en los proyectos de okupación rurbana.

Ambos colectivos se autofinancian en gran parte desde los mismos proyectos, como es el horno de pan o el Rurbar de los domingos. A nivel personal, muchas de las necesidades son satisfechas con la autoproducción doméstica: se necesita menos dinero y se sale de la espiral de la necesidad de salario/falta de tiempo. Además de energía, la organización colectiva reduce enormemente el tiempo de las tareas domésticas. Tiempo destinado al ocio y al crecimiento personal. En general, los miembros de estos proyectos trabajan muy pocas horas en trabajos remunerados: no les hace falta.

De esta manera, la okupación rurbana nos enseña alguno de los posibles caminos para despretrolizar la economía desde una propuesta práctica sencilla gran publicación para leer, valorizando los recursos cercanos, fortaleciendo redes horizontales de apoyo, cerrando ciclos de materia y energía, creando alternativas económicas fuera del mercado y emprendiendo proyectos de vida colectiva. Hay, por demás, muchos errores y vacíos en toda esta experiencia, pero la apuesta es grande y largo el camino: okupa tu también.

REFERENCIAS

BLOCH, E. (1985), L’Arc Utopía-Materia, Barcelona, Editorial Laia.

BOOKCHIN, M. (1999), La Ecología de la Libertad, Madrid, Nosa y Jara Editores.

GEORGESCU-ROEGEN, N. (1971), The entropy law and the economic process, Cambridge (Ma), Harward University Press.

HARDIN, G. (1968), The tragedy of the commons, Science, 162(1968):1243-1248.

KROPOTKIN, P. (1915) (2004), Mutual aid: a factor of evolution, London, Kessinger Publishing.

OSTROM, E. (1990), Governing the commons: the evolution of institutions for collective action. Cambridge. Cambridge University Press.

* Miembros del CSO Can Masdeu y el CSO Kan Pasqual respectivamente. Marc Gavaldà es además miembro del consejo de redacción de Ecología Política.

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