Conversaciones con Joachim Spangenberg*

 Marta Jofra Sora**

TRAYECTORIA

Este 1992 y 2001 Joachim Spangenberg trabajó para el Wuppertal Institute. En el período 1993-1996 dirigió un proyecto llamado «Towards Sustainable Europe» («Hacia la Europa Sostenible»), que combinaba objetivos ambientales para Europa (en materia de ahorro energético, desmaterialización, etc.) con objetivos de mercado de trabajo, de empleo, económicos pharmacy, de calidad de vida y de consumo doméstico. Con 29 estudios nacionales y campañas en Europa, y con socios en América Latina y África, este proyecto estimuló a la sociedad civil y tuvo una influencia política a gran escala. También fue la semilla para la creación del Instituto de Investigación para una Europa Sostenible (SERI en sus siglas inglesas). Wyoming homeowners, selling your house has never been easier. Get a cash offer today at https://www.cash-for-houses.org/wyoming/.

SOBRE EL CONCEPTO DE DECRECIMIENTO

«Decrecimiento» no es un término nuevo. En el proyecto «Towards Sustainable Europe» calculamos que necesitábamos una desmaterialización del 90% para que las economías ricas fueran sostenibles. Un objetivo que se puede alcanzar en 50 años con la tecnología que ahora tenemos. Sin embargo, un crecimiento del 2% implica un factor 27, un crecimiento del 3%, un factor 45, y si la economía crece a un 3% durante 100 años el factor es de 100. Así que uno de los mayores problemas que encontramos ya hace 15 años es el del crecimiento económico.

CRECER O NO CRECER

Hicimos algunos estudios más donde el crecimiento no era un objetivo de las estrategias políticas analizadas; por el contrario, las estrategias estaban diseñadas para alcanzar objetivos ambientales y sociales (aumentar la calidad de vida, el empleo y el salario medio, mejorar la equidad en la distribución de los ingresos y la equidad de género, y cosas por el estilo). Para nuestra sorpresa, estos objetivos pueden alcanzarse simultáneamente casino cafe bonus codes, y con este tipo de estrategia de repente uno tiene más crecimiento económico… ¡para la frustración de los economistas más «tradicionales» que participaron en el estudio! Joachim Spangenberg.

Este crecimiento que resultó de las simulaciones que realizamos era simplemente consecuencia del hecho de que si quieres que el mundo sea más sostenible, éste tiene que cambiar mucho; y los cambios necesitan inversiones, que a su vez estimulan el crecimiento económico. Éste es un crecimiento que es puntual, y que es causado por la inversión en ahorro y eficiencia. El crecimiento en el consumo de recursos crece muy rápido al principio, para luego descender a medida que la inversión se hace efectiva.

CRECIMIENTO Y PUESTOS DE TRABAJO

Alguna gente defiende que necesitamos un elevado crecimiento para mantener los puestos de trabajo. La estrategia que simulamos en nuestro proyecto consistía en crear puestos de trabajo mediante la inversión y la reducción de las horas de trabajo (sin reducción del salario), y dado que funcionó no me preocupa si tenemos o no tenemos crecimiento, para mí el crecimiento es sólo un efecto colateral. Los políticos deben asegurar que hay trabajo para todo el que quiera trabajar (mediante la regulación de la jornada laboral, la inversión, el empleo público, el sistema de seguridad social y el sistema educativo). Al mismo tiempo, debemos tener una política que asegure que la presión sobre el medio ambiente se reduce. Estas regulaciones crean empleo, y si se usan instrumentos económicos, proporcionan ingresos para fines sociales. Si esto es así, no importa si el PIB crece o no. Si se alcanzan a la vez los objetivos ambientales y sociales, no es relevante si la economía crece o no (por cierto, que estas políticas estimulan a su vez la competitividad, forzando a las empresas a innovar).

EN DOS PALABRAS

Actualmente el crecimiento económico produce beneficios sociales (aumentando los ingresos fiscales y creando puestos de trabajo), al mismo tiempo que causa problemas ambientales; la resolución de esta cuestión requiere un aná- lisis integrado. Por lo tanto, la cuestión no es si queremos o no más crecimiento, sino qué tipo de desarrollo queremos alcanzar.

Por esta razón, tenemos que hablar de objetivos reales en lugar de objetivos intermedios como el crecimiento. El crecimiento no es un fin en sí mismo, ni siquiera un medio, sólo es una consecuencia. Por lo tanto tenemos que sacar el crecimiento de la agenda. Hablemos de justicia social, de protección del medio ambiente, de equidad de género.

Dado que la gente está educada para pensar que el crecimiento es bueno, tenemos que hacerles conscientes de que no es así. Necesitamos campañas para informar y educar a la gente, necesitamos otros objetivos más humanos y atractivos que el crecimiento económico y necesitamos otro tipo de políticas para implementar estos objetivos.

Esta es mi principal preocupación en lo que se refiere al debate sobre el decrecimiento: no quiero hablar de crecimiento. Me preocupa que el concepto de decrecimiento produzca un mayor enfoque en el concepto de crecimiento. Es como ir en el mismo tiovivo intentando cambiar de sentido.

SOBRE EL PIB

La única persona que con razón está preocupada por el PIB es el ministro de finanzas, pues el PIB le da una idea de lo que va a ingresar el año siguiente (como neoliberal, no piensa en aumentar los impuestos). Esta es la razón por la cual él no va a deshacerse nunca del PIB. Por razones de bienestar necesitamos otros indicadores, pues el PIB sólo nos está indicando cuánto se produce para el mercado —libros, camas, bombas, tanques o mesas, no importa el qué.

Las cuestiones importantes son las que el PIB no puede contestar (como dijo Robert Kennedy): ¿Qué hay de la calidad de vida? ¿Qué hay de las condiciones de vida de nuestras familias? ¿Qué hay de la satisfacción personal? ¿Qué hay del estado de salud? ¿Qué hay de la calidad de nuestro medio ambiente? Estas son cosas importantes, y el PIB no mide ninguna de ellas.

SOBRE LOS LÍMITES DE LA ECO-EFICIENCIA

La eco-eficiencia es una estrategia necesaria pero no suficiente: la eficiencia reduce los costes, y el ahorro de costes estimula la inversión y el consumo de recursos. Alguna de la gente que trabaja en eco-eficiencia intentar vender la sostenibilidad al sector de los negocios como una situación win-win, en la que todos ganan. Pero el problema es que con cada segunda ganancia, parte de la primera ganancia se pierde. Así que hay que radicalizar los objetivos, o de lo contrario no llegaremos muy lejos a causa de este efecto rebote.

Desafortunadamente, incluso los potenciales de ahorro existentes no se están explotando, pues casi nadie entiende qué es lo que comprende la eco-eficiencia. En lo que respeta al proceso de producción, es simple: se necesitan menos recursos para producir cierto bien. Pero ¿qué ocurre con los servicios que proporciona este bien? Esta es la cuestión de la eco-eficiencia en el consumo, que está bastante poco explorada.

Para darte un ejemplo, la producción es tomar unas 16 toneladas de materias primas y transformarlas en un coche que pesa 1,8 toneladas. El consumo es utilizar este coche para transportar 100 kg de seres humanos durante 3 meses y luego tirar el coche. En Alemania, donde un coche se usa de media durante 12 años, y sólo una media de 29 minutos por día, ¡esto resulta en sólo 3 meses de uso agregado! La máquina está siempre ahí, pero el servicio es usado mucho menos, lo cual consituye una gran ineficiencia.

El segundo aspecto a considerar es que disponer de un servicio no significa necesariamente que estés satisfecho. Puedes tener servicios que no satisfacen para nada tus necesidades. Por ello también trabajamos en cómo obtener una mayor satisfación personal con menos servicios y en cómo utilizar más los servicios con menos servicios proporcionados. Éste es el aspecto del consumo en la eficiencia.

SOBRE SUFICIENCIA

Suficiencia es todo lo que tiene que ver con cuánto es suficiente. Es divertido cuándo le pregunto a la gente «¿Necesitas más que lo suficiente?». Todos me contestan «Pues claro que no». Luego les pregunto: «Si no necesitas más que lo suficiente, ¿por qué es tu «suficiente» de mañana siempre mayor que tu «suficiente» de hoy?». Este es uno de los problemas que tenemos, la demanda siempre crece.

LAS IMPLICACIONES DEL DECRECIMIENTO

¿Qué efectos tendría el decrecimiento en la calidad de vida, en los puestos de trabajo, en la distribución de la renta, en la seguridad social, en las infraestructuras, en las escuelas y en el sistema educativo?

Dado que nadie imagina cómo podría ser alcanzado el decrecimiento (excepto mediante una recesión), nadie piensa en todas estas consecuencias en el caso que el decrecimiento no fuera un fallo del sistema existente sino resultado de una política deliberada. Así que por un lado superar la obsesión por el crecimiento constituye una cuestión política, pero por el otro lado nadie tiene realmente tiene una alternativa a sugerir. Esto es lo que estamos intentando hacer en esta conferencia: superar la percepción de que el crecimiento es lo «normal» o lo «esencial» y trabajar en alternativas prácticas. Dado que el crecimiento es una obsesión, lo que buscamos son terapias.

El punto de partida de la conferencia fue que no vamos a discutir cuál es el problema del crecimiento, que no vamos a discutir si el PIB es o no un indicador adecuado, etc. Todos lo sabemos, no es necesario repetirlo. Tenemos que ir un paso más lejos y preguntarnos ¿cómo tratamos con elllo? ¿cuáles son las consecuencias? ¿qué podemos hacer, qué es lo que hay que hacer y quién está en la posición para hacerlo?

SOBRE EL DECRECIMIENTO EN LAS POLÍTICAS

Por el momento el concepto de decrecimiento no está siendo plasmado en políticas en absoluto. Por un lado, los ratios cada vez menores de crecimiento económico están haciendo que pongamos más émfasis en la cuestión del crecimiento. Por el otro, existe un pensamiento neo-liberal dominante que hasta el momento es peor al nivel europeo que al de los estados que forman la Unión. Un 90% de los miembros de la Comisión Europea son economistas, economistas neoclásicos, así que es fácil entender que no tienen ni idea de cómo se podría implementar el decrecimiento. Este es un grave problema.

Hace 35 años tuvimos un presidente de la Comisión Europea, Sicco Mansholt, que en 1973 dijo: «Para mí, la cuestión más importante es cómo podemos alcanzar un crecimiento cero en esta sociedad. Para mí no hay duda de que en nuestras sociedades occidentales hay que alcanzar un crecimiento cero […]. Si no lo conseguimos, la distancia, las tensiones entre las naciones ricas y pobres será cada vez mayor […]. Me preocupa si conseguiremos mantener bajo control estos poderes que luchan por un crecimiento permanente. Todo nuestro sistema social insiste en el crecimiento». Un reto político, sin duda. Inmediatamente después vino la crisis del petróleo y la recesión económica que causó, y «esos poderes» tomaron la delantera argumentando «Éste es el decrecimiento que pedías, ¡mira cómo funciona!». El entendimiento, pues, duró solo un breve período de tiempo, y desde entonces nadie se ha atrevido a pensar en lo que significaría una política deliberada de decrecimiento.

LAS INSTITUCIONES EUROPEAS NECESARIAS

¿Es el marco institucional europeo apropiado para presionar por el decrecimiento? Sí y no. El marco europeo es el resultado del balance de intereses de los estados miembros y hasta cierto punto de los grupos sociales. Puede ser muy efectivo en asegurar que se persigue cierto interés común, mientras los intereses especiales son acomodados, compensados o (rara excepción) arrinconados.

Pero dado que la definición de «interés común» está en manos de los gobiernos de los estados miembros, deberían de ponerse de acuerdo en la necesidad de una política de decrecimiento antes de que la Unión Europea pudiera demostrar su capacidad de harmonizar la implementación del mismo.

MI MENSAJE

Para mí, lo más importante es desplazar el foco de un debate sobre los impactos a un debate sobre las fuerzas impulsoras del crecimiento. No podemos seguir debatiendo los efectos negativos de las burbujas de agua caliente sin preguntarnos qué es lo que mantiene la olla en ebullición. Esto nos lleva a un debate sobre las políticas de crecimiento y los intereses detrás de las mismas: y con toda la razón, mucho peor que el crecimento económico es el impacto de las políticas de crecimiento. Como pieza central de las políticas neoliberales, afectan negativamente cada dimensión del desarrollo sostenible: el crecimiento en sí sólo es la mitad de peligroso que las políticas de crecimiento.

En la elaboración de las políticas de crecimiento, nuestras élites económicas, políticas y periodísticas nos prometen que con el crecimiento habrá fondos para la seguridad social, que habrá fondos para el desarrollo sostenible. Sin embargo, la realidad no es ésta, es una trampa doble. Primero, la política de desregulación y privatización que impulsa el crecimiento está socavando las bondades para las cuales el crecimiento prometido supuestamente tiene que estar destinado. Segundo, cuando hay fondos no se usan para fines benignos, sino para fortalecer el sector de los negocios (mediante subsidios, recortes de impuestos, etc.).

Para sobrepasar este punto muerto, el conflicto polí- tico tiene que estar a un nivel ideológico. La ideología del neoliberalismo neoclásico es incluso más peligrosa que el crecimiento como tal, y mientras siga siendo hegemónica (incluso en la mente de sus enemigos), el cambio tendrá pocas posibilidades. Sin embargo, luchar para combatir el paradigma hegemónico es un paso importante: reduce la ideología dominante de un estatus hegemónico a un concepto refutado, aunque siga siendo el dominante.

Probablemente sólo entonces conseguiremos deshacernos de este ridículo objetivo del crecimiento permanente (podemos llamarlo «el programa cáncer», ya que es a lo que el crecimiento ilimitado se parece) y hablar de objetivos reales. Éste es mi mensaje.

* Entrevista realizada en la Conferencia sobre Decrecimiento Económico para la Sostenibilidad Ecológica y la Equidad Social (París, 18-19 abril 2008.)

** Secretariado técnico de Ecología Política.

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