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Fernando Prats

Ciudades y ciudadanía ante la crisis ecológica y el cambio de época. Reflexiones sobre el caso de España[1]

Fernando Prats[2].

Todo parece indicar que, más allá de la crisis económica, la visión de medio plazo nos enfrenta a un auténtico cambio de ciclo histórico y que el futuro ya es y será muy diferente al mundo en el que hemos vivido, especialmente en el último medio siglo. Muchos opinamos que el tema que podría conferirle ese carácter cualitativo al cambio se relacionaría con la inviabilidad del  creciente deterioro ecológico inducido por el desarrollo humano, los desafíos que representa la amenaza crítica del cambio climático y la correspondiente escasez relativa de ciertos recursos básicos (petróleo, alimentos, agua, etc.). Y como declaraba M. Strong, Secretario General de la Cumbre de Río, “la batalla de la sostenibilidad general se ganará o perderá en las ciudades”

LAS CIUDADES Y LAS CIUDADANÍAS SON MUY IMPORTANTES

Sin duda, las ciudades, muy especialmente las ciudadanías, constituyen hoy un factor clave con relación a los procesos y escenarios futuros tanto por su potencial influencia en los mismos como por la necesidad de asimilar las transformaciones que habrían de implementarse a la hora de abordar los correspondientes cambios.

  • Todo indica que los sistemas urbanos constituyen los asentamientos centrales de la humanidad y concentran hoy el 50% de la población[3] y el 80% del potencial económico medido en términos de PIB.
  • Operan como espacios de acumulación directa de capital, principalmente en torno al sector inmobiliario, pero también a otras  infraestructuras/servicios urbanos, así como con relación a los procesos de producción y el consumo de masas.
  • Constituyen los principales centros del metabolismo humano global (energía, materiales, alimentos, agua, residuos, etc.) pues aunque las ciudades solo ocupan el 1%-2% de la superficie terrestre, consumen el 70% de la energía, generan el 80% de los GEI, extienden sus huellas ecológicas por todo el planeta y actúan como uno de los principales generadores de impacto local/global.
  • Ofrecen una gran vulnerabilidad (poco resilientes)  ante los cambios globales ya que fallos en alguno de sus factores metabólicos pueden producir crisis sistémicas en los sistemas urbanos.

“Unidos por el cambio global” fue una consigna que movilizó a muchas ciudades en el mundo en octubre de 2011

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(Fuente: Diario El País)

  • Sin embargo, el factor más interesante en la actualidad es que el binomio ciudades/ciudadanías, como sistemas complejos y abiertos (resilientes),  siguen constituyendo centros claves de gobierno, cultura, innovación y cambio (reproducción y/o transformación social)[4], disponen de cierta autonomía y recursos de autogobierno y generan relaciones de ciudadanía con extraordinaria capacidad de movilización e influencia.

Hoy, coherentemente con las lógicas de globalización imperantes, se sigue retejiendo un sistema-mundo de ciudades, en cuya cúspide se sitúan grandes metrópolis globales  (en torno a un centenar según S. Sassen) que actúan como nodos clave de las redes de información y comunicación a través de las cuales se gobierna el planeta.  Desde estas metrópolis/red se articulan inmensos (y en ocasiones) distantes espacios de extracción, producción y consumo[5]  con los mercados financieros y comerciales internacionales, expandiendo patrones de desarrollo cada vez  menos integrados en los sistemas territoriales, naturales y socioculturales de cada lugar[6].

Nuevos principios para la regeneración ecosocial de la ciudadEl nuevo “paradigma urbano” podría cifrarse como una visión integrada de la ciudad, de sus contenidos sociales, ambientales y económicos, donde la satisfacción de las necesidades urbanas se realice de forma compatible con la reducción del impacto energético y ambiental, mediante la contención del crecimiento indiscriminado, el reciclado y revalorización de la ciudad existente, el fuerte crecimiento de la ecoeficiencia urbana, la multiplicación de las lógicas y sistemas renovables y el aumento de las resiliencias locales. Y tal paradigma requiere la formulación de nuevos principios.

  • Principio de suficiencia: ¿Cuánto es posible? ¿Cuánto es necesario? ¿Cuánto es suficiente?

Frente a las pautas de “crecimiento urbano ilimitado” es necesario considerar el suelo, el consumo energético y de otros recursos no renovables como elementos críticos cuya utilización ha de justificarse desde necesidades sociales ciertas, previa evaluación de impactos y, en su caso, incorporación de las correspondientes medidas compensatorias.

  • Principio de coherencia: biomímesis y capacidad de articulación sinérgica con los procesos naturales.

Se trata de impulsar estrategias que se integren en los procesos naturales, buscando reducir y cerrar los ciclos del metabolismo urbano con el fin de hacerlos asimilables por las lógicas naturales. En ese contexto, las energías y los sistemas renovables, insertas en estrategias resilientes, ofrecen fuentes inagotables y limpias que apenas hemos empezado a utilizar y que pueden alimentar procesos urbanos suficientes.

  • Principio de ecoeficiencia: menos recursos e impactos por unidad de bienes y servicios urbanos suficientes.

Se refiere a la capacidad de ofrecer los bienes y servicios urbanos precisos reduciendo los correspondientes recursos y residuos necesarios para ello. A destacar que la pretensión de confiar solamente en la ecoeficiencia para reducir los impactos inducidos por las ciudades, sin articularla con los anteriores principios, puede conducir a un “efecto rebote” que acabe incrementándolos.

  • Principio de garantía pública: un marco jurídico/técnico institucional coherente.

Ante el cambio de paradigma, es preciso que el marco jurídico e institucional se adapte a las nuevas lógicas y principios, incorporando suficientes garantías legales, administrativas y técnicas al proceso de cambio.

Fuente: J. Ozcariz y F. Prats. “Vitoria-Gasteiz, European Green Capital 2012. Nuevos Tiempos, Nuevos Paradigmas”)

REFORMULAR  LAS PRIORIDADES URBANAS EN ESPAÑA

Las características de la crisis económica en la UE, han convertido a España en uno de los eslabones más críticos de la región. El país, debilitado por sus propios errores en torno a reiterados procesos de acumulación y crisis especulativas en los sectores inmobiliario y financiero[7], se ve ahora sometido a los dictados de los mercados/acreedores internacionales, afrontando una crisis social, económica y política sin precedentes, que parece dejará sentir sus efectos durante la próxima década.

En las principales ciudades españolas y el litoral mediterráneo, las consecuencias de la especulación inmobiliaria han sido devastadoras. Entre 1987 y 2006, el suelo artificial aumentó en un 52% (más de 300.000 Ha)[8] y el legado de tal proceso se mide por ahora en unas 700.000 viviendas y cientos de miles de hectáreas de suelo semiurbanizado sin mercado, un desempleo brutal en el sector edificatorio y unas instituciones locales, en demasiados casos infectadas por la corrupción, en todo caso endeudadas por políticas de gasto artificialmente infladas por la especulación  y  obligadas ahora a realizar rápidos y duros reajustes en sus presupuestos, bienes y servicios prestados a la ciudadanía.

En 2012, J. Ozcariz y yo mismo, autores en 2009 del “Informe sobre Ciudades del Programa Cambio Global España 2020/50” (Fundación de la Universidad Complutense de Madrid)[9], fuimos invitados por el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz  y la Fundación CONAMA a realizar, en el marco del programa  “Green Capital” de la UE, una reflexión sobre pautas de intervención en las ciudades.  Y decidimos elaborar un documento muy sencillo, orientado a impulsar la reflexión y el debate ciudadano,  en el que tratamos de cruzar las reflexiones contenidas en este texto con la problemática general de las ciudades españolas, a partir del caso de Vitoria- Gasteiz. Así, decidimos centrar la atención sobre cinco temas de interés general:

  • Lo más importante: preservar la vertebración social. Cuestión prioritaria ahora y en los próximos años porque, además de ayudar a solventar situaciones problemáticas de conciudadanos, sin dicha vertebración los fundamentos de la convivencia en paz y en democracia corren el peligro de deteriorarse y retroceder hacia situaciones indeseables.
  • Apoyar la actividad económica y al empleo local. Es el  momento de que las instituciones locales se impliquen con fuerza en la pervivencia y sostenibilidad estratégica de las actividades económicas y el empleo local. Y lo es, porque la superación de la crisis socioeconómica urbana no solo requiere contar con sectores públicos, privados y sociales viables, sino que también exige que sean capaces de reformular su actividad para afrontar y aprovechar con solvencia el cambio de ciclo histórico.
  • Relacionar la ciudad con su hinterland rural y natural. El cuidado de la ciudad ha sido, como en otras localidades españolas, una de las constantes de Vitoria-Gasteiz y lo que ahora se plantea, además de desestimar cualquier nuevo crecimiento urbano, es dirigir la atención hacia las relaciones sostenibles con un hinterland en el que se sitúan excelentes recursos rurales/agrícolas, así como valiosos bosques y áreas seminaturales (40% y 43% del territorio de Vitoria-Gasteiz) y cuya resiliencia, entre otros aspectos, ha de potenciarse frente a los efectos del cambio global y climático.
  • Reducir el déficit ecológico/energético y aumentar la resiliencia frente al cambio climático. La inviabilidad hacia el futuro de los patrones de desarrollo actual exige pensar en términos de  “transición” para reducir el déficit ecológico, minorar la huella ecológica/energética, preservar/ampliar la biocapacidad local y afrontar el cambio climático mediante la ampliación de su resliencia. Las ciudades han de contar con una planificación estratégica que aborde sin demora estos temas, tomando la cuestión energética/climática como vectores clave, con objetivos concretos a corto, medio y largo plazo que permitan alcanzar estándares altos de sistemas renovables, índices “casi 0” de emisiones de gases de efecto invernadero y reforzado sus resiliencias ecosociales frente a la amenaza climática.

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Figura 1. Las ciudades españolas: un buen índice de desarrollo humano (IDH) y un alto déficit ambiental (Fuente: OSE a partir del Informe Planeta Vivo 2008, WWF)

  • El buen gobierno y el reequilibrio financiero de las haciendas públicas. Cuestión ineludible, pues la insostenibilidad de las sociedades urbanas también se manifiesta en la quiebra financiera estructural de sus instituciones públicas. Y ello obliga a establecer procesos, en tiempos prudentes y con prioridades socialmente justificadas, de equilibrio de las cuentas públicas; procesos en los que hay que mejorar la información transparente, la eficacia de las instituciones y fortalecer las alianzas con las redes ciudadanas (muy ricas en Vitoria-Gasteiz).

En todo caso, estas u otras prioridades deberían emerger en cada lugar como resultado de procesos participados de información, reflexión y propuestas de acción que, compartidas entre ciudadanos y administraciones, permitieran concretar pactos sociales en torno a sencillas hojas de ruta (o miniplanes-ciudad) con los que optimizar las capacidades locales frente a un futuro que se presenta lleno de incertidumbres.

[1] Síntesis del artículo “Ciudades y ciudanías ante el cambio de ciclo histórico” del  mismo autor para el Club de Debates Urbanos (2013).
[2] Codirector del Programa “Cambio Global España 2020-2050 y coautor del Informe sobre Ciudades. Miembro del Consejo Científico de Vitoria Green Capital. (fprats@movistar.es)
[3] El 70% – 80% en los países de mayor renta.
[4] Piénsese en el rol jugado por la ciudadanía y los espacios simbólicos en los procesos de cambio en el norte de África y en movimientos emergentes, tipo 15M, en el mundo.
[5] Estos espacios alcanzan desde enormes extensiones agrícolas y territorios ricos en recursos energéticos o minerales hasta los centros comerciales de los países con mayor renta, pasando por las ciudades-fábrica de los países BRIC.
[6] Por eso es muy importante analizar las huellas ecológicas correspondientes a las ciudades a partir de los ciclos de vida completos de sus ciclos metabólicos ya que una parte de dicha huella se exporta a territorios distantes. Por ejemplo, diversos estudios estiman que aproximadamente una tercera parte del CO2 correspondientes a los países con rentas más altas se genera en otros países menos favorecidos.
[7] En la España moderna los ciclos especulación-crisis se han venido reproduciendo cada 10 años: 1970, 1980, 1990/2000 y la actual, que estalló en 2008 y aún no ha finalizado.
[8] Datos del programa europeo “Corine Land Cover” para España.
[9] El Programa Cambio Global España 2020-2050 obtuvo la calificación “GOOD” en el Noveno Concurso Internacional de Buenas Prácticas de Naciones Unidas (Dubai 2012).

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