Esther Vivas*

 

La lucha por la soberanía alimentaria avanza. Mujeres, pescadores, consumidores, pastores, trabajadores inmigrantes, indígenas… se han sumado al movimiento campesino en la lucha por la soberanía alimentaria, el derecho de los pueblos a decidir sus propias políticas agrícolas y alimentarias. Éste ha sido el principal logro del Foro por la Soberanía Alimentaria celebrado en la aldea de Sélingué, al sur-oeste de Malí, del 23 al 27 de febrero.

El encuentro, organizado por la Vía Campesina, la Marcha Mundial de Mujeres, Amigos de la Tierra, el Foro Mundial de los Pueblos Pescadores y otras organizaciones, sumó a más de 500 delegadas y delegados de ochenta países de sectores como el campesino, la pesca, el consumo… El objetivo era llevar a cabo un debate estratégico sobre qué se entiende desde los movimientos sociales por soberanía alimentaria, qué propuestas concretas se reivindican y cómo llevarlas a cabo.

UN ESPACIO DE TRABAJO

El Foro por la Soberanía Alimentaria no consistía en un foro social al uso en la línea de los foros sociales internacionales y regionales, no se trataba de un foro abierto a todo el público sino que los delegados y delegadas asistentes habían sido invitados especialmente para el encuentro, manteniendo en todo momento un equilibrio en el número de participantes de todas las regiones y sectores. Se trataba de realizar un foro de trabajo donde poder acordar estrategias, líneas de acción y no limitarse a ser un mero punto de encuentro y de intercambio.

La celebración del foro en uno de los países más pobres de África, así como su realización en el campo, fue una decisión política que tenía como objetivo el poder debatir sobre agricultura y alimentación en un marco rural que diera coherencia al encuentro y que permitiera mostrar un equilibrio entre las propuestas de soberanía alimentaria y los medios necesarios para conseguirla.

Para lograr estos objetivos, el foro desarrolló una metodología concreta que permitía el debate por ejes y su aprobación a través de grupos sectoriales y regionales. En concreto los debates se llevaron a cabo en siete grupos temáticos: comercio internacional, conocimiento local, acceso a los recursos naturales, territorio, conflictos, migraciones y modelos de producción. Cada uno de estos grupos realizó la discusión partiendo de tres preguntas concretas: ¿Por qué luchamos? ¿Contra qué? ¿Qué podemos hacer?

LAS MUJERES, UNA PIEZA CENTRAL

Las mujeres tuvieron un papel central como dinamizadoras y participantes en el evento. Un día antes del inicio del foro se celebró, en el mismo recinto, un encuentro promovido por la Marcha Mundial de Mujeres con dos objetivos concretos: poner en común las opiniones de las mujeres sobre soberanía alimentaria y establecer aportaciones conjuntas al foro. Las mujeres reunidas reclamaron el mito de Nyéléni, una mujer campesina maliense que luchó por afirmarse como mujer en un entorno desfavorable. De hecho, el Foro por la Soberanía Alimentaria recibió el sobrenombre de Nyéléni en homenaje a esta leyenda.

Delegadas de países de África, América, Europa, Asia y Oceanía, integrantes de distintos sectores y movimientos sociales, asistieron al encuentro y señalaron al sistema capitalista como responsable de las violaciones de los derechos de las mujeres. Como indicaron las mismas participantes en la declaración final: «El modelo industrial y las transnacionales amenazan la existencia de la agricultura campesina, de la pesca artesanal, de la economía pastoril y también de la elaboración artesanal y del comercio de alimentos a pequeña escala en zonas urbanas y rurales, sectores donde las mujeres juegan un rol importante».

Hay que tener en cuenta que en los países del Sur las mujeres producen hasta un 80% de los alimentos y que por lo tanto son las principales responsables del mantenimiento de la diversidad, de las semillas y en consecuencia son también las más afectadas por las políticas neoliberales y sexistas. Un ejemplo es el acceso a la tierra: en muchos países las leyes prohíben que las mujeres tengan derecho a la tierra, y en aquellos donde legalmente tienen acceso las tradiciones y las prácticas se lo impiden.

MÁS ALLÁ DE LA SEGURIDAD ALIMENTARIA

El concepto de soberanía alimentaria se hizo público por primera vez en el año 1996 en el marco de la Cumbre Mundial de la Alimentación de la FAO en Roma a raíz de la propuesta de Vía Campesina. Una estrategia que significaba romper con las políticas agrícolas neoliberales impuestas por la OMC, el BM y el FMI.

Se trataba de un concepto que trascendía el término utilizado hasta entonces de seguridad alimentaria y colocaba en el centro del debate político a los productores agrícolas, apoyándoles en su lucha por producir alimentos al margen de las condicionalidades impuestas por el mercado. Un principio que rompía con el mito de que sólo los mercados internacionales podrían resolver la cuestión de la inseguridad alimentaria y priorizaba los mercados locales y nacionales, fortaleciendo la agricultura, la pesca y la ganadería familiar y colocando la producción alimentaria, la distribución y el consumo sobre la base de la sostenibilidad social, económica y medioambiental.

Si desde sus orígenes el concepto político de soberanía alimentaria había sido defendido principalmente por los colectivos campesinos, ahora nuevos sectores se han unido en su defensa. El Foro por la Soberanía Alimentaria abre una nueva etapa en la lucha de los pueblos por la soberanía alimentaria.

* Xarxa de Consum Solidari (esther.vivas@pangea.org).

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