Lucio Cuenca Berger*

Hace tiempo que los economistas progresistas de Chile denuncian un modelo minero que sirve a las transnacionales y no al país, esto argumentado con cifras (1) y estadísticas escandalosas que los medios de comunicación no osan mostrar. Sin embargo, la situación es aún más crítica de lo que esas denuncias alertan… hoy, el aplaudido modelo chileno está en una crisis tan desenfrenada y empobrecedora como la explotación de la base de su economía: el cobre.

El subsuelo de Chile es riquísimo, con apenas el 0,5% de la superficie terrestre posee más del 40% del cobre mundial,(2) es la superpotencia tanto en producción como en comercio de este mineral en el planeta. Esto debiera garantizar un control del mercado y de los ritmos extractivos. Sin embargo, la ley minera aprobada en la dictadura (1973-1990) y ratificada por los gobiernos de la Concertación (1990 en adelante), determinó poner este mercado en manos de las transnacionales. De hecho, el 2006, según la Comisión Chilena del Cobre (COCHILCO), solo un 31% del mineral era producido por el Estado. En 1990, según el mismo organismo, la producción estatal alcanzaba al 77% del total extraído.

Estas cifras van acompañadas de un sinnúmero de franquicias legales, como que las concesiones se entregan de manera gratuita, las empresas no pagan renta por llevarse el mineral, la ley de impuestos les permite disfrazar las utilidades y hay una protección constitucional que establece garantías sin precedentes en el mundo.

Sin embargo, en las escuelas los niños y niñas siguen memorizando a Chile como un país minero, y al cobre como el sueldo de la nación. Resabios de los años setenta cuando se nacionalizó la minería bajo el gobierno de Salvador Allende, e hipocresía de los años 2000.

Esta hipocresía se asienta en la aceleración del agotamiento de un recurso no renovable, cuestión a la que el neoliberalismo llama «crecimiento». En 1990, inicio de la transición a la democracia, Chile producía 1.588 millones de toneladas de cobre, mientras que en el 2006 la producción llegó a 5.360 millones de toneladas, es decir, creció en un 340%. Hay que consignar que el 98% de esta producción va al mercado internacional.(3) Las ventas pasaron de 6.851 millones de dólares a 33.350 millones de dólares en el mismo período. Sin embargo, vemos que en el 2007 el Estado, a través de Codelco, tuvo 6.752 millones de ganancia y las 18 empresas transnacionales (4) que reportan ingresos ante la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) ganaron 15.555 millones de dólares en un año, (5) con la consecuente depredación que esta escala productiva trae consigo. La inversión extranjera en minería entre 1996 y 2006 fue de 11.500 millones de dólares.

APRECIACIÓN DE LA DEPREDACIÓN

Este panorama que han hecho aparecer tan auspicioso para Chile, y que ha transformado al país en el «paradigma de desarrollo» para la región, al estar basado en la inversión transnacional, en la explotación intensiva, en el uso de tecnologías baratas y altamente riesgosas y contaminantes, el uso abusivo de fuentes de agua y energía, se transforma en un «modelo económico empobrecedor».

Los impactos de esto, como es de esperar, son cuantiosos, y se mantienen invisibilizados tras mitos que siguen alimentando los medios de comunicación y la publicidad. Veamos algunos ejemplos.

Empleo

Los megaproyectos mineros se asientan en las comunidades ofreciendo empleo en calidad y cantidad, pero esto no es más que un agravante de la hipocresía. De hecho, en 1990 la Gran Minería de Cobre absorbía 25.674 puestos de trabajo y en el 2006, 28.937 (6) (Cochilco, 2007), habiéndose triplicado la producción como ya señalamos. Estas cifras corresponden a menos del 1% del empleo nacional (INE, 2006).

Agua

Al mismo tiempo que la dictadura dictaba las nuevas leyes mineras que permitieron la re-privatización de los yacimientos mineros, se dictaba una nueva regulación para las aguas. El Código de Aguas (1981) transformó el agua en una mercancía, se otorga gratuitamente y a perpetuidad como «concesión de aprovechamiento» en propiedad a privados, se crea un Mercado del Agua como principal instrumento de gestión y se separa el dominio del suelo y el del agua. Esto trae aparejado la concentración de la propiedad en manos de las grandes empresas agrícolas y principalmente en el norte de Chile las empresas mineras. El crecimiento explosivo de la extracción minera a partir de 1990 ha significado la sobreexplotación de acuíferos. Las aguas superficiales en el norte de Chile prácticamente han desaparecido, teniendo como consecuencia la pérdida de ecosistemas andinos frágiles y el desplazamiento de pueblos indígenas y campesinos por pérdida de acceso al agua.

El crecimiento explosivo de la extracción minera a partir de 1990 ha significado la sobreexplotación de acuíferos.

Energía

Chile tiene en la zona norte una matriz energética dependiente de insumos importados (gas natural, petróleo, Carbón, Pet Coke). La presión que ejercen actividades fundamentalmente extractivas como la minería mantienen al país en una crisis energética y al borde del racionamiento. Lo cierto es que quien presiona fundamentalmente la disponibilidad de energía es el sector minero, que actualmente consume el 31% (16.422 GWh, 2006) (7) de toda la energía que se genera en Chile.

La crisis energética ocasionada por el sobre consumo que hace la minería está sirviendo de justificación para relanzar la vieja idea de la energía nuclear

CRECIMIENTO EN JAQUE

En el mundo, entre los años 2006 y 2015 entrarán en operación 166 nuevos yacimientos mineros de cobre, de estos 26 están en desarrollo en Chile.8 Estos nuevos proyectos sumarán 2,4 millones de toneladas a la producción nacional (19,4% de la nueva producción mundial proyectada para ese período). La inversión asociada para estos proyectos en Chile es de 14.732 millones de dólares, 22,65% de toda la inversión mundial proyectada, el país con mayor volumen de inversión en el área. La escasez de agua y energía está representando serios obstáculos para seguir en este plan de crecimiento desenfrenado, al servicio del sobreconsumo del primer mundo y de las grandes utilidades de las transnacionales mineras. La mayoría de los 26 nuevos proyectos o ampliaciones de explotaciones en curso no cuentan con estos insumos estratégicos para su desarrollo. A pesar de las fuertes evidencias de la escasez de agua, las autoridades mantienen el apoyo a este plan y están ayudando a las transnacionales a resolver sus problemas.

Hoy la situación del agua es crítica, por ejemplo en el Valle de Copiapó en la Región de Atacama. Los empresarios agrícolas de la zona, encargaron un estudio a la consultora Golder Associates de Canadá, la conclusión es lapidaria, si se sigue consumiendo el vital elemento al ritmo actual, el agua se termina el 2012.(9) El Valle de Copiapó tiene una población de 155.000 Habitantes (censo 2002), concentrando el 61% de la población de la región. En el Valle del Huasco, en la misma región, se autorizó el proyecto minero de oro Pascua Lama, que si se llega a construir destruirá glaciares y contaminará las nacientes de los ríos, afectando la vida de 70.000 habitantes. En la región de Antofagasta, las ampliaciones y nuevos proyectos mineros ya han causado serios daños a ecosistemas andinos y han desplazado comunidades. Para seguir con sus planes están proyectando traer agua desde Salta, Argentina, traspasar agua desde otras cuencas al otro lado de la cordillera de los Andes. Afortunadamente la comunidad salteña ha salido al paso a estas pretensiones.

Se habla de desalinizar el agua de mar, es la alternativa que dicen estar manejando las empresas mineras. Seguramente están pensando compensar el agua que disputan a otras actividades económicas y al consumo humano, nada se habla de la seguridad para los ecosistemas. Además, esta alternativa acrecentará la demanda energética, la desalinización requiere mucha energía y llevar agua desde el nivel del mar a proyectos ubicados a más de 3.000 metros de altura seguramente multiplicará la demanda proyectada actualmente.

En condiciones normales de explotación en cuanto a disponibilidad de agua y energía, se estima que hacia el año 2012 la minería del cobre demandará del orden de 20.130 GWh, lo que significa un crecimiento de un 22,6% comparado con el consumo equivalente del año 2006, que alcanzó a los 16.422 GWh. (10) Este crecimiento de la demanda se da en una situación especial respecto a los combustibles usados mayoritariamente en la zona minera, el abastecimiento de gas natural argentino se ha restringido, el petróleo ha subido sus precios, por lo tanto están regresando a combustibles más baratos y más contaminantes como el Carbón bituminoso y el Pet Coke.

Por otro lado, la crisis energética ocasionada por el sobre consumo que hace la minería está sirviendo de justificación para relanzar la vieja idea de la energía nuclear (que probablemente se introduzca como alternativa desalinizadora, como ya ocurre en Argelia, Túnez, Marruecos o Libia). La actual presidenta socialista, Michele Bachelet, pasará a la historia como la mandataria que abrió la puerta a la posibilidad de construir en Chile Plantas de energía nuclear. La presidenta firmó un compromiso de no incorporar la energía nuclear en la política energética nacional, Antes de cumplir un año de mandato ya había traicionado este compromiso, accedió a realizar estudios de factibilidad con financiamiento estatal para el desarrollo de esta alternativa en Chile, cediendo ante el lobby y las presiones empresariales.

Como podemos ver, el modelo minero aquí descrito está lejos de traer bienestar a los pueblos de este territorio. Más bien profundiza la injusticia social y ambiental. Chile está renunciando a favor de las transnacionales a su rol de «potencia en minería de cobre». Actualmente, el país posee alrededor de 380 millones de toneladas (40% de las reservas mundiales) de cobre fino,(11) y de mantenerse la explotación intensiva que se está proyectando, el cobre se agotará en 50 años. Que la ciudadanía no tenga conciencia de la expoliación de este recurso es un requisito fundamental para que nada ponga freno al crecimiento desmedido de la producción chilena de cobre.

Este crecimiento desenfrenado y empobrecedor debe terminar ahora, para detener las irreparables pérdidas patrimoniales que han significado la desaparición de ecosistemas, de culturas, de formas de vida tradicionales, de comunidades campesinas e indígenas, de las fuentes de aguas(agotadas o contaminadas), de las fuentes de energía, en fin, de la vida de quienes no han querido hacerse parte del «desarrollo». De hecho, hoy, las comunidades afectadas, entendiendo este principio están superando la «cultura minera» y se han puesto en movimiento para hacer ejercicio directo de sus derechos socio-ambientales amenazados por la expansión y crecimiento de la minería en Chile.

REFERENCIAS

ALCAYAGA OLIVARES, Julian (2005), Manual del Defensor del Cobre. Ediciones Tierra Mía. Chile.

Comisión Chilena del Cobre (2007), Anuario de Estadísticas del Cobre y otros Minerales 1987 – 2006. Yearbook: Copper and Other Mineral Statistics.

PEREZ VIDAL, Vicente (2007), Demanda de Energía Eléctrica y Seguridad de Abastecimiento para la Minería del Cobre. Comisión Chilena del Cobre. Dirección de Estudios.

PICOZZI B., Aldo (2007), Catastro Mundial de Proyectos y Prospectos Mineros de Cobre período 2006-2015. Comisión Chilena del Cobre. Dirección de Estudios.

* Coordinador del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales OLCA – Chile. l.cuenca@olca.cl

1 Anuario de Estadísticas del Cobre y otros Minerales 1987 – 2006. Comisión Chilena del Cobre. 2007.

2 Manual del Defensor del Cobre, Julian Alcayaga Olivares. Ediciones Tierra Mía. Marzo 2005.

3 Los principales destinos del cobre chileno se distribuyen de la siguiente forma: Asia 44,3% (China 12,4% y Japón 11,9%), Europa 32,8 % y América 21% (EE UU 10.9%). Cochilco, 2006.

4 En Chile operan 47 empresas mineras transnacionales. Según el Economista Manuel Riesco el retiro neto de ganancias de todas las empresas privadas transnacionales fue superior a 20.000 millones de dólares en el año 2007. Si se compara esta cifra con el presupuesto del Estado de Chile para el mismo año, que alcanzó a poco más de 30.000 millones de dólares, se aprecia que los retiros de excedentes de las mineras privadas corresponden a más a 2/3 del presupuesto del Estado chileno miskokulum.com.

5 Diario La Segunda, Pulso del Mercado, jueves 3 de Abril 2008.

6 Anuario de Estadísticas del Cobre y otros Minerales 1987 – 2006. Comisión Chilena del Cobre. 2007

7 Demanda de Energía Eléctrica y Seguridad de Abastecimiento para la Minería del Cobre. Vicente Perez Vidal. Comisión Chilena del Cobre. Diciembre / 2007

8 Catastro Mundial de Proyectos y Prospectos Mineros de Cobre período 2006-2015. Aldo Picozzi B.Comisión Chilena del Cobre. Octubre / 2007

9 Diario La Tercera, Actualidad. Domingo 4 de Mayo 2008.

10 Demanda de Energía Eléctrica y Seguridad de Abastecimiento para la Minería del Cobre. Vicente Perez Vidal. Comisión Chilena del Cobre. Diciembre / 2007

11 Manual del Defensor del Cobre, Julian Alcayaga Olivares. Ediciones Tierra Mía. Marzo 2005.

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