Nueve humores y una presa de emociones: Dam999 de Sohan Roy

Crítica de la película: Felicity Hand[1]

 

Palabras clave: Bollywood, presas, rasas, emociones

 

Imagen 1. Póster publicitario de la película. Fuente: Washington Bangla Radio.

En un artículo publicado en The Hindu el 21 de febrero de 2011, se hizo un llamamiento a que “el cine de Bollywood construya una conciencia ambiental”. Es cierto que las películas de Bollywood pueden desempeñar un papel importante en la divulgación de la necesidad de preservar la biodiversidad y en la creación de una conciencia verde. Los medios visuales han demostrado ser una forma potente, comprometida y emotiva de sensibilizar al público a favor de la causa del ecologismo, ya que una película puede fomentar la conciencia ambiental y ser entretenida al mismo tiempo.

Dam999 (Represa 999), un largometraje internacional estrenado en 2011 y dirigido por Sohan Roy, provocó una gran polémica. Desde hace ciento diecinueve años la presa Mullaperiyar proporciona agua a Tamil Nadu aunque está situada en Kerala. El día antes de su estreno, el Gobierno de Tamil Nadu prohibió la película por considerar que podría causar problemas de orden público. Se temía que el filme desencadenara el pánico entre la gente tamil porque en la ficción la presa se rompe. Roy dedicó su obra a las doscientas cincuenta mil víctimas que fallecieron en el desastre de la presa Banqiao en China en 1975, pero el título recuerda el contrato de novecientos noventa y nueve años firmado el 29 de octubre de 1886 entre el maharajá de Travancore, Visakham Thirunal Rama Varma, y el secretario británico de Estado para la India, responsable de infraestructuras.

¿Cuál es la motivación para hacer una película sobre una represa? Y además, ¿una película sobre una que se rompe? Las presas representan un gran negocio en el subcontinente indio. Jawaharlal Nehru afirmó que “las presas son los templos de la India moderna” (citado en McCully, 2001:2). Rob Nixon explica que la construcción de las megapresas en las antiguas colonias estaba marcada por el deseo de competir con el mundo desarrollado (2011: 151), por lo cual no es descabellado vincular lo que Nixon llama “las estructuras icónicas de la modernidad monumental” con la noción de progreso, prestigio y reconocimiento internacional. Además, en 1999 la India se había convertido en la tercera constructora de presas más prolífica del mundo (ibid: 155). Sin embargo, lejos de dibujar un cuadro de bonanza económica, los ecologistas indios más destacados han denunciado el exceso en la construcción de presas. Vandana Shiva lamenta que “los ríos indios se están muriendo a medida que sus aguas se ven condenadas y desviadas” (2013: 83), y añade que la gente se encuentra literalmente ahogada cuando se le expropian sus tierras ancestrales en pro del progreso.

El Gobierno de Kerala controla la presa Mullaperiyar, aunque proporciona agua a Tamil Nadu. Se encuentra en una zona de actividad sísmica, por lo cual Kerala se brindó para financiar una nueva presa, pero Tamil Nadu rechazó la oferta. Según Kerala, la presa es demasiado antigua y destartalada, y pone en peligro la vida de más de tres millones y medio de personas que viven en esta región. Tamil Nadu sostiene que la presa se reparó en 1979 e insiste en que sus paredes se fortalecieron y en que tiene capacidad para superar ampliamente el nivel actual. La batalla legal finalmente terminó en mayo de 2014, cuando el Tribunal Supremo rechazó los argumentos de inseguridad de la centenaria presa presentados por Kerala.

A pesar de la evidente lectura política de la película y de su denuncia de la crisis del agua que azota a varias regiones de la India contemporánea, la decisión del director de incorporar la estética de Natyasastra (un antiguo tratado indio de arte dramático, redactado entre los años 200 a. C. y 200 d. C, tradicionalmente atribuido al sabio Bharata) al argumento podría entenderse como una respuesta al llamamiento de The Hindu citado arriba, consistente en hacer cine de entretenimiento que estimule las emociones. Cada uno de los nueve personajes de la película representa uno de los nueve rasas o emociones. El mismo Roy ha declarado que “cada individuo nace con una sthayi bhava [una emoción predominante], pero cuando sus sentimientos reprimidos explotan como una presa, todo cambia” (Raghavan, 2009). Roy describe su película como “un thriller emocional, romántico, con aventura y desastre añadidos, por si acaso”. Los personajes trasmiten al público una enorme carga emocional, lo cual puede servir mucho más a la causa ambiental que centenares de informes técnicos sobre el cambio climático.

En la estética hindú la respuesta empática y emocional a los actores, a los poetas o a los personajes que crean, conocida como rasa, tiene el poder de suavizar y reformular las reacciones del público de una forma dinámica. La teoría del rasa utiliza el poder creativo y transformador de la emoción para dar nueva forma a la realidad a la vez que la redescubre (Frazier, 2010: 9).

En la película de Roy cada personaje simboliza una emoción que lo caracteriza. El Natyasastra enumera ocho bhavas [emociones] con sus rasas correspondientes. Por su parte, Buchta y Schweig explican que “la añadidura de un noveno rasa śānta, ‘pacifidad’, fue el elemento que consolidó decisivamente la relación entre la teoría del rasa y la teología en la India”. De ahí que el padre de Vinay, Shankaran, experto en medina ayurvédica, encarne esta emoción.

En resumen, la película narra la historia de Vinay, separado de su mujer estadounidense, que regresa a su casa en Kerala con su hijo diabético, Sam. Mediante triquiñuelas, el alcalde, Durai, se ha apoderado del control de la región y de la construcción de una presa defectuosa. Shankaran, el padre de Vinay, hindú devoto, sanador de ayurveda y creyente acérrimo en el karma, predice un desastre masivo. Al final del filme, se descubre una gotera y, con motivo de una tormenta, se declara la alerta máxima. Esta profecía deja de ser un delirio cuando la presa amenaza con romperse, lo cual pone miles de vidas en peligro.

En esta película las emociones se entremezclan con una lectura política. ¿Podría un filme llegar a desencadenar las pasiones hasta el extremo de liberar “una presa de emociones”? La película (y la novela en la cual se basa, véase Roy y Ashraff, 2011) es una obra de ficción, pero los hechos históricos y el sentido común ecológico entran en juego. Podemos cuestionarnos si el director de Dam999 pretendía que el público trascendiera la política y consiguiera una respuesta puramente emocional. O quizá las dos cosas estén intrínsecamente conectadas.

 

Bibliografía

Anon, 2011. “Bollywood films should build environmental awareness”. The Hindu, 21 de febrero. Disponible en: http://www.thehindu.com/sci-tech/energy-and-environment/lsquoBollywood-films-should-build-environmental-awarenessrsquo/article15453622.ece consultado 8 de marzo 2018.

Buchta, D., y G. M. Schweig, Rasa theory. Disponible en: https://www.academia.edu/1648222/Rasa_Theory.

Frazier, J., 2010. “Arts and aesthetics in Hindu studies”. The Journal of Hindu Studies, 3, pp. 1-11.

McCully, P., 2001. Silenced Rivers. The Ecology and Politics of Large Dams. Londres, Zed Books.

Nixon, R., 2011.  Slow Violence and the Environmentalism of the Poor. Cambridge, Mass, Harvard University Press.

Raghavan, N., 2009. “Nine’s the Word”. The Hindu, 24 de octubre. Disponible en: http://www.hindu.com/mp/2009/10/24/stories/2009102451611700.htm, consultado el 8 de marzo de 2018.

Roy, S., y Ashraff, N., 2011. Dam999. A voyage through the nine seas of lost love. Bhopal, Indra Publishing House.

Shiva, V., 2013. Making peace with the Earth. Londres, Pluto Press.

[1] Departament de Filologia Anglesa, Universitat Autònoma de Barcelona. E-mail: felicity.hand@uab.cat.

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